Khmer Rouge
A través de un muy interesante documental, aprendí algo sobre este oscuro periodo de la historia de Camboya. El Khmer Rouge fue el partido (de corte maoísta) que impuso un régimen tiránico en aquel país entre 1975 y 1979, causando uno de los más crueles genocidios del cual se tenga conocimiento.
Más allá del dato histórico, para nada menor, de que exterminaron a la cuarta parte de los habitantes del país, el documental hace un particular trabajo de memoria del cual podríamos aprender. La película se llama "S21, la máquina de matar Khmer Rouge", está protagonizada por sobrevivientes y represores que reconstruyen la vida e historia en el centro de detención S21 por el cual se sabe pasaron unas 17.000 personas.
El testimonio de los sobrevivientes es desgarrador, como el de un capataz textil que, según cuenta entre llantos desconsolados, llegó a denunciar a 74 personas (yo no podría acordarme de esa cantidad de nombres) en las sesiones de torturas, bajo la acusación de traición por haber dirigido el grupo que menor productividad tuvo en la fábrica.
Uno de los sobrevivientes, el pintor Vann Nath, es quien obra de "conductor", acompaña a los otros y confronta con sus represores.
Se encuentran similitudes y diferencias con nuestra experiencia. Algunas de las diferencias son de carácter cultural, como la situación con la que comienza la película donde los padres de uno de los guardias acusan a su hijo de que este comportamiento que tuvo provocará un "mal karma" en la familia. Como en nuestro país, la mayoría de los guardias se refugian detrás de una suerte de "obediencia debida", que si no hacían lo que les ordenaban, los mataban. Decían "obediencia al Angkar", una figura sin nombre que remite al gobernador o comandante nombrado por el partido como máxima autoridad. Bajo las órdenes de este título se justificó la muerte de 3 millones de personas.
Entre los guardias de la película hay una sola excepción, el guardia Houy Him, quien asegura estar avergonzado de sí mismo. Si bien Vann Nath no puede disculparlo, se nota que el hombre hizo un recorrido interno, porque hablando de los mecanismos de tortura e interrogatorio lanza esta frase fulminante:
Más allá del dato histórico, para nada menor, de que exterminaron a la cuarta parte de los habitantes del país, el documental hace un particular trabajo de memoria del cual podríamos aprender. La película se llama "S21, la máquina de matar Khmer Rouge", está protagonizada por sobrevivientes y represores que reconstruyen la vida e historia en el centro de detención S21 por el cual se sabe pasaron unas 17.000 personas.
El testimonio de los sobrevivientes es desgarrador, como el de un capataz textil que, según cuenta entre llantos desconsolados, llegó a denunciar a 74 personas (yo no podría acordarme de esa cantidad de nombres) en las sesiones de torturas, bajo la acusación de traición por haber dirigido el grupo que menor productividad tuvo en la fábrica.
Uno de los sobrevivientes, el pintor Vann Nath, es quien obra de "conductor", acompaña a los otros y confronta con sus represores.
Se encuentran similitudes y diferencias con nuestra experiencia. Algunas de las diferencias son de carácter cultural, como la situación con la que comienza la película donde los padres de uno de los guardias acusan a su hijo de que este comportamiento que tuvo provocará un "mal karma" en la familia. Como en nuestro país, la mayoría de los guardias se refugian detrás de una suerte de "obediencia debida", que si no hacían lo que les ordenaban, los mataban. Decían "obediencia al Angkar", una figura sin nombre que remite al gobernador o comandante nombrado por el partido como máxima autoridad. Bajo las órdenes de este título se justificó la muerte de 3 millones de personas.
Entre los guardias de la película hay una sola excepción, el guardia Houy Him, quien asegura estar avergonzado de sí mismo. Si bien Vann Nath no puede disculparlo, se nota que el hombre hizo un recorrido interno, porque hablando de los mecanismos de tortura e interrogatorio lanza esta frase fulminante:
Cada hombre tiene su memoria, cada uno tiene su historia. Se trataba de documentar toda su memoria y hacer de ella un acto de traición.
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