COLIMBA del primer mundo
Recuerdo el día que me tocó esperar el resultado del sorteo para saber si tenía que hacer la COLIMBA (“corre-limpia-barre”), lo viví con bastante angustia. Finalmente me salvé, por suerte mi clase (72) fue una de las que menos aportaron al servicio militar obligatorio, lamentablemente en detrimento de la clase 71 que tuvo que bancársela unos meses más. Un sorteo definía si ibas a pasarte un año rodeado de milicos que te humillarían con resentimiento en mayor o menor medida dependiendo de la suerte o viveza que tuvieras y de la onda con que le cayeras a tus compañeros. La escandalosa muerte del conscripto Carrasco (como coronación de toda una larga serie de aberraciones) obligó al gobierno de Menem a terminar con esto. Desde entonces, casi no se habla más del tema salvo alguna que otra tímida propuesta. Sin embargo, puede verse que en el primer mundo hay otras opciones que parecen funcionar.
¿A qué viene esto? Resulta que mi vieja es austriaca, y por haber tenido la “mala suerte” de tener un antepasado de origen judío su familia debió exiliarse y vino a caer a Argentina. Muchos años después y a pesar de que allí persisten ciertas ideas pro-nazis, el Estado de Austria asumió parte de la culpa y brinda cierta ayuda a compatriotas sobrevivientes de la segunda guerra que han quedado desparramados por todo el mundo. Esta ayuda es en parte económica pero más que nada institucional (de contención, digamos).
¿Cómo se instrumenta? Aquí viene lo principal: el
servicio militar en Austria es obligatorio y dura 12 meses. Pero para aquellos que no se sienten a gusto con la vida militar o peor aún, para aquellos hijos de víctimas del nazismo, o peor aún para aquellos avergonzados hijos de nazis que no puedan soportar participar en un ejército que estuvo a las órdenes de Hitler, existe una alternativa, el Zivildienst (servicio civil). Existen tres tipos de servicios civiles:
Gedenkdienst (Trabajo por la memoria del holocausto)
Sozialdienst (Trabajo social.)
Friedensdienst (Trabajo por la paz)
Son tres fundaciones financiadas por el gobierno. El “conscripto” puede elegir algunos países de destino de preferencia para realizar este servicio. Una vez allí, comienza a trabajar con los sobrevivientes, por ejemplo aquellos que necesiten ayuda económica o contención o medicamentos, etc. También se realizan trabajos para la sociedad en general, por ejemplo el Sozialdienst generó un Centro de Atención integral para la Niñez y Adolescencia en la Ciudad de Buenos Aires.
Tal vez el_exiliao (desde Salzburgo) tenga algún dato más sobre estas cosas.
En estos días han aparecido documentos fotográficos que confirman ciertas prácticas de entrenamiento poco simpáticas dentro del ejército argentino, más específicamente actividades pedagógicas y formativas relacionadas con la tortura (en principio entre compañeros) como ser picana eléctrica, sendos submarinos (el mojado y el seco) y muchas otras más. Se suele dar a entender (cada vez cuesta más afirmarlo) que estas cosas son para formar comandos eficientes para la actividad bélica, que ello disciplina la personalidad y templa el caracter. Yo pregunto: ¿Quién sería más “macho”: El que se banca que los compañeros lo picanéen o el que se manda a Santa Fe a colaborar con los inundados, por ejemplo?. ¿No sería más constructivo para un joven que acaba de terminar la secundaria aprender algo del mundo exterior experimentando la solidaridad? ¿O es necesario que lo caguen a palos unos meses para que aprenda a cagar a palos (o matar) a otros? Sería ingenuo pensar en prescindir de la formación de soldados para la guerra, pero hoy de hecho no hay servicio militar obligatorio y el que esto sea así es por el desprestigio (bien ganado) que cae sobre el ejército. Si alguna vez vuelve sobre el tapete la idea de instrumentar el servicio militar obligatorio, ¿no estaría bueno complementarlo con una opción de servicio civil? Recuerdo el momento de angustia que viví los días previos al sorteo pensando en tener que pasarme un año en la COLIMBA y creo que hubiera cambiado fácilmente un año de servicio civil solo por evitarme ese momento. Un comentario política y asquerosamente correcto: Tal vez si algunos de los niños ricos que tenían tristeza hubieran optado por un servicio civil solidario hubieran conocido un poco más de cerca la pobreza y la miseria, hoy no tendrían tanta indiferencia ni reclamarían mano dura para ellos.
¿A qué viene esto? Resulta que mi vieja es austriaca, y por haber tenido la “mala suerte” de tener un antepasado de origen judío su familia debió exiliarse y vino a caer a Argentina. Muchos años después y a pesar de que allí persisten ciertas ideas pro-nazis, el Estado de Austria asumió parte de la culpa y brinda cierta ayuda a compatriotas sobrevivientes de la segunda guerra que han quedado desparramados por todo el mundo. Esta ayuda es en parte económica pero más que nada institucional (de contención, digamos).
¿Cómo se instrumenta? Aquí viene lo principal: el
servicio militar en Austria es obligatorio y dura 12 meses. Pero para aquellos que no se sienten a gusto con la vida militar o peor aún, para aquellos hijos de víctimas del nazismo, o peor aún para aquellos avergonzados hijos de nazis que no puedan soportar participar en un ejército que estuvo a las órdenes de Hitler, existe una alternativa, el Zivildienst (servicio civil). Existen tres tipos de servicios civiles:
Gedenkdienst (Trabajo por la memoria del holocausto)
Sozialdienst (Trabajo social.)
Friedensdienst (Trabajo por la paz)
Son tres fundaciones financiadas por el gobierno. El “conscripto” puede elegir algunos países de destino de preferencia para realizar este servicio. Una vez allí, comienza a trabajar con los sobrevivientes, por ejemplo aquellos que necesiten ayuda económica o contención o medicamentos, etc. También se realizan trabajos para la sociedad en general, por ejemplo el Sozialdienst generó un Centro de Atención integral para la Niñez y Adolescencia en la Ciudad de Buenos Aires.
Tal vez el_exiliao (desde Salzburgo) tenga algún dato más sobre estas cosas.
En estos días han aparecido documentos fotográficos que confirman ciertas prácticas de entrenamiento poco simpáticas dentro del ejército argentino, más específicamente actividades pedagógicas y formativas relacionadas con la tortura (en principio entre compañeros) como ser picana eléctrica, sendos submarinos (el mojado y el seco) y muchas otras más. Se suele dar a entender (cada vez cuesta más afirmarlo) que estas cosas son para formar comandos eficientes para la actividad bélica, que ello disciplina la personalidad y templa el caracter. Yo pregunto: ¿Quién sería más “macho”: El que se banca que los compañeros lo picanéen o el que se manda a Santa Fe a colaborar con los inundados, por ejemplo?. ¿No sería más constructivo para un joven que acaba de terminar la secundaria aprender algo del mundo exterior experimentando la solidaridad? ¿O es necesario que lo caguen a palos unos meses para que aprenda a cagar a palos (o matar) a otros? Sería ingenuo pensar en prescindir de la formación de soldados para la guerra, pero hoy de hecho no hay servicio militar obligatorio y el que esto sea así es por el desprestigio (bien ganado) que cae sobre el ejército. Si alguna vez vuelve sobre el tapete la idea de instrumentar el servicio militar obligatorio, ¿no estaría bueno complementarlo con una opción de servicio civil? Recuerdo el momento de angustia que viví los días previos al sorteo pensando en tener que pasarme un año en la COLIMBA y creo que hubiera cambiado fácilmente un año de servicio civil solo por evitarme ese momento. Un comentario política y asquerosamente correcto: Tal vez si algunos de los niños ricos que tenían tristeza hubieran optado por un servicio civil solidario hubieran conocido un poco más de cerca la pobreza y la miseria, hoy no tendrían tanta indiferencia ni reclamarían mano dura para ellos.
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