Resentimiento social
Ayer nos invitaron a participar de un evento musical muy especial. Música de cámara para un selecto grupete de turistas en un lugar de ensueño, junto a un lago patagónico.
Lógicamente éramos sapos de otro pozo, que llegamos a ese prolijo lugar gracias a un contacto comercial que Cecilia supo conseguir por su laburo.
Disfrutamos la música, y eso fue lo más importante, pero también, por nuestra timidez lógica de clase, nos ubicamos a distancia prudente “para no molestar”, lo cual nos dio una perspectiva interesante para destilar risueñamente nuestro veneno.
Gente que evidenciaba que nunca se esforzó para ganarse el pan, que ni sabía qué estaba haciendo allí, que pagó quién sabe cuánto para ir a presenciar algo que era exclusivo pero que ni tenían idea de qué se trataba. Alguno que hasta se durmió descaradamente en la primera fila, que casi le pega un cabezazo al atril del cellista, otros que fueron vestidos en jogging, una afrenta para los músicos, que al menos se habían bañado, perfumado y revestido en sus mejores trajes para estar a la altura del evento. Si alguno se aparecía en pijamas tal vez no hubiera sorprendido.
Eso sí, cuando llegó la hora del té, arrasaron cual malón araucano sobre la mesa de dulces, esa la tenían super clara.
Me causa gracia que siempre se critica a los pobres que piden plata, planes y que no quieren trabajar ni saben cuidar nada de lo que se les “dona”. Por un momento, se me ocurrió que podría decirse casi lo mismo por estos otros tipos ricos.
Pero lo más llamativo era un tipo que estaba por parte del lugar, como organizando, y que hacía caritas de asquete hacia “los colados” (nosotros) y de hecho nos mandó para atrás cuando llegó el contingente de “gente como uno” para que tuvieran un vista plena del lugar… y él, medio como que se ocultó también (no con nosotros) y como hacía un poco de frío se puso una bufanda, solo eso… ¿Cómo puede caerte bien un tipo que se abriga solo con una bufanda?
Todo esto dicho con mi más sincero resentimiento social, lo confieso.
Lógicamente éramos sapos de otro pozo, que llegamos a ese prolijo lugar gracias a un contacto comercial que Cecilia supo conseguir por su laburo.
Disfrutamos la música, y eso fue lo más importante, pero también, por nuestra timidez lógica de clase, nos ubicamos a distancia prudente “para no molestar”, lo cual nos dio una perspectiva interesante para destilar risueñamente nuestro veneno.
Gente que evidenciaba que nunca se esforzó para ganarse el pan, que ni sabía qué estaba haciendo allí, que pagó quién sabe cuánto para ir a presenciar algo que era exclusivo pero que ni tenían idea de qué se trataba. Alguno que hasta se durmió descaradamente en la primera fila, que casi le pega un cabezazo al atril del cellista, otros que fueron vestidos en jogging, una afrenta para los músicos, que al menos se habían bañado, perfumado y revestido en sus mejores trajes para estar a la altura del evento. Si alguno se aparecía en pijamas tal vez no hubiera sorprendido.
Eso sí, cuando llegó la hora del té, arrasaron cual malón araucano sobre la mesa de dulces, esa la tenían super clara.
Me causa gracia que siempre se critica a los pobres que piden plata, planes y que no quieren trabajar ni saben cuidar nada de lo que se les “dona”. Por un momento, se me ocurrió que podría decirse casi lo mismo por estos otros tipos ricos.
Pero lo más llamativo era un tipo que estaba por parte del lugar, como organizando, y que hacía caritas de asquete hacia “los colados” (nosotros) y de hecho nos mandó para atrás cuando llegó el contingente de “gente como uno” para que tuvieran un vista plena del lugar… y él, medio como que se ocultó también (no con nosotros) y como hacía un poco de frío se puso una bufanda, solo eso… ¿Cómo puede caerte bien un tipo que se abriga solo con una bufanda?
Todo esto dicho con mi más sincero resentimiento social, lo confieso.
5 Comentarios:
negro chino lombrosiano, ese es el estereotipo de fines del siglo XIX que las polis del mundo aplicaban para determinar si un tipo era delincuente o no... :D Cuanta bajeza, mezclarse con las clases indigentes estimado MaxD, eso no esta bien, hay que dejarlos a estos "pobres" en su salsa.
Buen punto. También conozco
las teorías del amigo Lombroso... voy a ver si dijo algo de abrigarse con una bufanda...
No me retes... nos tuvimos que mezclar para no perdernos el evento... además, a caballo regalado... Igual pudimos mantener la distancia ... creo que no nos contagiamos nada jodido
vos no ¿pero ellos? No era que habia que cuidar a la fauna y flora?
Nosotros éramos la especie introducida, ellos la re-introducida...
¿Y qué hay de la música? ¿Les gustó? ¿Disfrutaron el concierto?
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