El último exabrupto del año pasado
Mientras hacía la cola en la caja del super, ojeaba el último P12 del año y me sorprendió esto que me encontré en el Pirulo de Tapa.
Sobre todo tratándose de Luis Caram, un dirigente que siempre militó desde el llano, sin adscribir a partidos políticos tradicionales y que, según entendía, tenía las ideas más o menos bien ordenadas. El exabrupto de recomendar "una placa para Videla" ante la exasperación que le causaba las insistencias de sus compañeros convencionales de incluir la prohibición de ex-funcionarios de la dictadura para ocupar cargos públicos, realmente se salió de cuadro.
Quise esperar un poco para chequear lo que reflejaron los medios de la Capital, encontré algún dato más en el Bariloche Digital. Y allí también su descargo, que sonó más a justificación.
Su requerimiento es más que atendible, a vista que no queda claro por qué debería inhibirse a cualquier funcionario que haya trabajado en el Estado durante aquella época nefasta. Es decir, que, por ejemplo, una función técnica no implica necesariamente la adscripción a tal régimen y sus métodos. Afirmarlo tan linealmente es "escupir para arriba", porque en ese caso solo nos salvaríamos del reproche moral los que todavía vestíamos cortos (por decirlo de una manera anacrónica) en aquella época. Sí es cierto que requiere una discusión seria, a las vistas del caso Patti, por decir solo uno, y darle una firmeza discursiva que no se derrumbe ante cualquier contra-argumento.
Un político debe cuidar sus palabras, más aún si está participando en la confección de una Carta Orgánica. Se le puede conceder que sea apasionado en su participación y que, por ello, se le escape tamaña palabrota. No obstante, siempre está el recurso de la retractación y pedido de disculpas a "quien pudiera ofenderse", que en este caso sería el pueblo argentino.
Lamentablemente no leo retractación alguna sobre lo dicho en el descargo de Luis Caram, aunque sí una reafirmación de lo "nefastos" que resultaron los golpes de estado para nuestro país, lo cual lo reposiciona en el lugar democrático al que yo creía que pertenecía. En mi opinión, solo faltaría la mencionada retractación y pedido de disculpas. Espero que su enojo se lo permita porque me parece importante que haya personas de su trayectoria en la vida pública.
Sobre todo tratándose de Luis Caram, un dirigente que siempre militó desde el llano, sin adscribir a partidos políticos tradicionales y que, según entendía, tenía las ideas más o menos bien ordenadas. El exabrupto de recomendar "una placa para Videla" ante la exasperación que le causaba las insistencias de sus compañeros convencionales de incluir la prohibición de ex-funcionarios de la dictadura para ocupar cargos públicos, realmente se salió de cuadro.
Quise esperar un poco para chequear lo que reflejaron los medios de la Capital, encontré algún dato más en el Bariloche Digital. Y allí también su descargo, que sonó más a justificación.
Su requerimiento es más que atendible, a vista que no queda claro por qué debería inhibirse a cualquier funcionario que haya trabajado en el Estado durante aquella época nefasta. Es decir, que, por ejemplo, una función técnica no implica necesariamente la adscripción a tal régimen y sus métodos. Afirmarlo tan linealmente es "escupir para arriba", porque en ese caso solo nos salvaríamos del reproche moral los que todavía vestíamos cortos (por decirlo de una manera anacrónica) en aquella época. Sí es cierto que requiere una discusión seria, a las vistas del caso Patti, por decir solo uno, y darle una firmeza discursiva que no se derrumbe ante cualquier contra-argumento.
Un político debe cuidar sus palabras, más aún si está participando en la confección de una Carta Orgánica. Se le puede conceder que sea apasionado en su participación y que, por ello, se le escape tamaña palabrota. No obstante, siempre está el recurso de la retractación y pedido de disculpas a "quien pudiera ofenderse", que en este caso sería el pueblo argentino.
Lamentablemente no leo retractación alguna sobre lo dicho en el descargo de Luis Caram, aunque sí una reafirmación de lo "nefastos" que resultaron los golpes de estado para nuestro país, lo cual lo reposiciona en el lugar democrático al que yo creía que pertenecía. En mi opinión, solo faltaría la mencionada retractación y pedido de disculpas. Espero que su enojo se lo permita porque me parece importante que haya personas de su trayectoria en la vida pública.
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