Cama tomada
Los que saben dicen que la buena literatura es esa a la que nunca le terminás de encontrar la vuelta, que se amolda a tu búsqueda dependiendo del momento que estés pasando, y que te da como una urticaria o escalofrío u otra sensación.
Resulta que estoy con los Cuentos Completos de Julio Cortazar y llegué a los de “Bestiario”, donde uno se encuentra con esa enorme obra que es “Casa tomada”. No recuerdo ya cuantas veces lo leí y es bueno a esta altura de mi vida poder decir que uno le perdió la cuenta a las veces que lee un gran texto. Cuestión es que me movilizó cosas, como otras veces. Hace unos años había asistido a un café literario de una amiga donde se realizó un análisis comparativo de Casa tomada con “La caída de la casa Usher” de Edgar Allan Poe. Fue muy esclarecedor y escapa a mi capacidad poder hacer algo igual o mejor que eso (ya me gustaría).
Pero lo que quiero comentar es una sensación que tuve cuando estaba leyéndolo, en el silencio de la cama previo al sueño de descanso diario. Pensaba que en varias oportunidades se catalogó a este texto como una metáfora del peronismo. Queda claro que el texto está muy por encima de eso y en realidad parece que, al crearle esa etiqueta, ocurrió lo que mencioné en el primer párrafo de la nota. Interpretación sobre la interpretación, una metainterpretación ameritaría esta cuestión, es decir ¿Por qué piensan eso los que dicen que este texto es una metáfora del peronismo? Dejándome llevar por el texto, me pareció que éste tiene una gran capacidad de hacer aflorar nuestros miedos y, en un segundo movimiento, nuestra capacidad de negarlos ante el terror que implicaría el tener que enfrentarlos:
No pude parar, así que seguí con “Carta a una señorita en París” y ahí veo la contracara, cuando nuestros temores surgen bien de dentro nuestro y la salida termina siendo… no cuento el final porque no todos lo habrán leído.
Esa noche, la literatura operó sobre mí de esta forma… quién sabe cómo lo hará la próxima.
Resulta que estoy con los Cuentos Completos de Julio Cortazar y llegué a los de “Bestiario”, donde uno se encuentra con esa enorme obra que es “Casa tomada”. No recuerdo ya cuantas veces lo leí y es bueno a esta altura de mi vida poder decir que uno le perdió la cuenta a las veces que lee un gran texto. Cuestión es que me movilizó cosas, como otras veces. Hace unos años había asistido a un café literario de una amiga donde se realizó un análisis comparativo de Casa tomada con “La caída de la casa Usher” de Edgar Allan Poe. Fue muy esclarecedor y escapa a mi capacidad poder hacer algo igual o mejor que eso (ya me gustaría).
Pero lo que quiero comentar es una sensación que tuve cuando estaba leyéndolo, en el silencio de la cama previo al sueño de descanso diario. Pensaba que en varias oportunidades se catalogó a este texto como una metáfora del peronismo. Queda claro que el texto está muy por encima de eso y en realidad parece que, al crearle esa etiqueta, ocurrió lo que mencioné en el primer párrafo de la nota. Interpretación sobre la interpretación, una metainterpretación ameritaría esta cuestión, es decir ¿Por qué piensan eso los que dicen que este texto es una metáfora del peronismo? Dejándome llevar por el texto, me pareció que éste tiene una gran capacidad de hacer aflorar nuestros miedos y, en un segundo movimiento, nuestra capacidad de negarlos ante el terror que implicaría el tener que enfrentarlos:
Me tiré contra la puerta antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.
No pude parar, así que seguí con “Carta a una señorita en París” y ahí veo la contracara, cuando nuestros temores surgen bien de dentro nuestro y la salida termina siendo… no cuento el final porque no todos lo habrán leído.
Esa noche, la literatura operó sobre mí de esta forma… quién sabe cómo lo hará la próxima.
2 Comentarios:
Cada uno interpreta lo que quiere en cada texto. Es fabuloso. Y fabuloso es pensar que quizás el autor escribió con la mente puesta en vaya a saber uno en qué.
Luego otros interpretan sobre lo que interpretan otros y así nuestra personal, intima lectura se pierde en una cadena de interpretaciones que se suman en cada relectura. Más lo que nos significa leerlo en momentos diferentes.
(No dije lo que quería decir)
Pero vos entendés no? já.
Quedó clarísimo. Entiende
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