Última semana
Si todo sale bien, ésta será mi última semana en Buenos Aires. Estoy hecho bolsa por tener que trabajar tantas horas. Solo el domingo estoy pudiendo descansar y el resto de la semana me resulta durísima. Tengo que levantarme muy temprano y sin poder dormir el tiempo suficiente, realmente se hace muy cuesta arriba. Claro que esto es extensivo a mis compañeros y se nota. Ya estamos en los finales (aunque no podemos relajarnos) y los objetivos parece van a poder cumplirse. Esto me da una gran satisfacción, aunque no tenga una contraparte económica de suma importancia. Más allá del "desafío" que me impusieron, lo que se siente agradable es que el sacrificio que se realiza tiene un buen resultado final sobre el trabajo (que sea usufructuado por otro es una discusión importante pero que no voy a abordar aquí, claro). No siempre ocurre esto, lamentablemente en más de una oportunidad uno se pela el lomo y el resultado es desastroso por dos: porque uno se peló el lomo y porque fue al cuete.
En este caso particular me ayuda a consolidar la relación laboral y "cargar unas fichas más" para este invento que propuse de trabajar a distancia y poder estar donde quiero estar: en Bariloche con Cecilia. Será un caso de importante comparación, dado que desde que me fui a vivir a Bariloche nunca me había tocado volver a trabajar en Buenos Aires por un tiempo considerable (un mes en este caso, pero casi nunca había pasado por más de una semana).
Como decía, si todo sale bien, el sábado que viene estaría viajando de regreso a Bariloche, donde, según ya me dijeron, he sido adoptado y no me van a soltar tan fácil.
No obstante, Buenos Aires sigue funcionando bien para mí. Está mi familia, están mis amigos que siempre están (y que también extraño cuando estoy en Bariloche), hay teatro, hay cine, hay boludeces para comprar, ayer conocí personalmente a mis compañeros de Revista Axolotl, en un rato voy dar una vuelta por el parque (¡al fin voy a verlo de día!) y luego a visitar a unos amigos. El trabajo, aunque agotador, puede compartirse con gente piola (la misma que dejé cuando me fui). Y los cuñados de fierro (no de Fierro) que me bancan acá instalado en mi casa, pero que ahora es su hogar, compartiendo y soportando mis horarios a contrapelo.
En definitiva: cansado pero satisfecho, contento pero triste, reencontrado pero extrañado.
En este caso particular me ayuda a consolidar la relación laboral y "cargar unas fichas más" para este invento que propuse de trabajar a distancia y poder estar donde quiero estar: en Bariloche con Cecilia. Será un caso de importante comparación, dado que desde que me fui a vivir a Bariloche nunca me había tocado volver a trabajar en Buenos Aires por un tiempo considerable (un mes en este caso, pero casi nunca había pasado por más de una semana).
Como decía, si todo sale bien, el sábado que viene estaría viajando de regreso a Bariloche, donde, según ya me dijeron, he sido adoptado y no me van a soltar tan fácil.
No obstante, Buenos Aires sigue funcionando bien para mí. Está mi familia, están mis amigos que siempre están (y que también extraño cuando estoy en Bariloche), hay teatro, hay cine, hay boludeces para comprar, ayer conocí personalmente a mis compañeros de Revista Axolotl, en un rato voy dar una vuelta por el parque (¡al fin voy a verlo de día!) y luego a visitar a unos amigos. El trabajo, aunque agotador, puede compartirse con gente piola (la misma que dejé cuando me fui). Y los cuñados de fierro (no de Fierro) que me bancan acá instalado en mi casa, pero que ahora es su hogar, compartiendo y soportando mis horarios a contrapelo.
En definitiva: cansado pero satisfecho, contento pero triste, reencontrado pero extrañado.
1 Comentarios:
no te extrañes, Max... no te extrañes.
Y seguí trabajando, claro. jeje.
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