martes, mayo 26, 2009

En defensa de la democracia liberal

Sin perjuicio de pensar la expropiación ("confiscación" dijo un zanguango hoy en la radio) de las empresas del sector metalúrgico ocurrida la semana pasada en Venezuela como parte del proyecto del llamado socialismo del siglo XXI, de cómo eso afecta a nuestra industria nacional, del modo en que Chávez sobreactúa con un hiperpersonalismo que ya casi abruma, etc... ¿no es dable pensar que la existencia de monopolios y/u oligopolios atenta contra el carácter democrático de cualquier liberalismo que se precie de tal?

A la vista de el liberalismo del siglo XXI que el G7 sabrá construir no bien se termine la crisis y solo quede el tendal de desempleados y hambrientos que engrosarán los ya existentes al estallar ésta, ¿no sería bueno tomar a consideración que ninguna democracia liberal permita la existencia de posiciones monopólicas y/u oligopólicas en su/s mercado/s? Por supuesto, el instrumento sería, al menos en última instancia, y luego de agotados todos los recursos legislativos y judiciales, la expropiación (por supuesto) por parte del Estado de modo que cumpla su función de evitar las distorsiones que tanto dañan al mercado.

Entonces, si a algunos mandatarios populistas que renuevan los votos de confianza con su pueblo anualmente se los llama livianamente "dictadores" por hacer ciertas cosas que toda democracia liberal debería hacer, aquellas que no garanticen el normal funcionamiento de sus mercados en vistas de la salud de sus consumidores ¿no deberían perder su etiqueta de "democracia" y hasta de "liberal"?