El fetiche y la metáfora del barbijo
Todo el mundo sabe que el uso del barbijo está recomendado solo para algunos casos particulares, no obstante se agotaron en todos lados y aún siguen escaseando.
El fetiche es asignarle una propiedad que en rigor no posee, la de protegernos de la gripe A. Es a la vez una metáfora de una de las derrotas culturales del progresismo: la de la preeminencia de lo individual por encima de lo colectivo. El barbijo debería usarlo principalmente aquel que tiene síntomas y no quiere contagiar a los otros (el cuidado mutuo, colectivo, mitigaría la facilidad de propagación). Sin embargo tiene, en su fetichismo, la fantasiosa propiedad de proteger al sano del resto, separarlo de los otros, de los enfermos. Representa a la barrera sanitaria entre un nosotros y un ellos (social). Ya que la gripe no es un mal propio de los otros (los pobres, los excluidos, los marginados), ese límite pretende ponerlo el barbijo. Es la metáfora del triunfo de la desconfianza en nuestros pares y en la responsabilidad individual hacia la comunidad. Es la tragedia de una sociedad fragmentada, segmentada y atomizada.
Ahí está el fetiche de la mercancía en su versión más perversa, cuyo valor de uso quiere ser la cristalización de esa barrera social que la gripe no pretende respetar. Cuantos más barbijos compre, cuanto más mercancía-dinero gaste en barbijos, más lejos estaré de contagiarme de los otros, el fetiche tiene esa capacidad de trasladar su valor de cambio multiplicado por n barbijos hacia aquel valor de uso, como si esa fuera su propiedad inherente.
El fetiche es asignarle una propiedad que en rigor no posee, la de protegernos de la gripe A. Es a la vez una metáfora de una de las derrotas culturales del progresismo: la de la preeminencia de lo individual por encima de lo colectivo. El barbijo debería usarlo principalmente aquel que tiene síntomas y no quiere contagiar a los otros (el cuidado mutuo, colectivo, mitigaría la facilidad de propagación). Sin embargo tiene, en su fetichismo, la fantasiosa propiedad de proteger al sano del resto, separarlo de los otros, de los enfermos. Representa a la barrera sanitaria entre un nosotros y un ellos (social). Ya que la gripe no es un mal propio de los otros (los pobres, los excluidos, los marginados), ese límite pretende ponerlo el barbijo. Es la metáfora del triunfo de la desconfianza en nuestros pares y en la responsabilidad individual hacia la comunidad. Es la tragedia de una sociedad fragmentada, segmentada y atomizada.
Ahí está el fetiche de la mercancía en su versión más perversa, cuyo valor de uso quiere ser la cristalización de esa barrera social que la gripe no pretende respetar. Cuantos más barbijos compre, cuanto más mercancía-dinero gaste en barbijos, más lejos estaré de contagiarme de los otros, el fetiche tiene esa capacidad de trasladar su valor de cambio multiplicado por n barbijos hacia aquel valor de uso, como si esa fuera su propiedad inherente.
4 Comentarios:
Siiiii, es así. Ayuda el miedo todopoderoso y la ignorancia que llevan a usar barbijos cuando no se necesitan. Yo ando por ahi a veces y me veo rodeada de bocas y narices tapadas, al final me siento más segura porque otros se tapan!!!
Lindo análisis. Si nos faltaba un empujoncito para favorecer el "no te metás" esto de la gripe va a terminar de desbarrancarnos!
Las reservas intelectuales de este país tienen fecha de vencimiento...aprovechemos lo poco q queda e intentemos transmitirla, q se propague más q esta gripe "puerca"
Ojalá se les ocurra implementar, cuando esta gripe aburra, máscaras para desnutridos, indigentes, viejos maltratados y unas especiales para los hartos de estar hartos, (sumamente peligrosos) así los medios los muestran, son merecedores de una cacho de torta en alguna estadística de turno y quizàs algo sucede.
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