Memoria del Saqueo
La última película de Fernando E. Solanas. Se trata de un documental, pero parece una de terror. Volver a ver las imágenes del "Felices Pascuas" de Alfonsín, el "dejemos de robar dos años" de Barrionuevo, el "para los niños ricos que tienen tristeza" de M., las privatizaciones, Cavallo, María Julia y muchos momentos memorables más, mientras los chicos revuelven la basura, hacen que tengas ganas de que termine la película lo antes posible, pero no porque sea aburrida, sino porque te cuesta sostener la angustia.
F. Solanas se pregunta por qué siendo este un país con capacidad de alimentar a 300 M de habitantes, hay gente que se muere de hambre. La respuesta y tesis central de la película giran en torno de lo que llama Mafiocracia, donde un poder económico nacional y multinacional cada vez más concentrado se enriquece crecientemente gracias a prebendas cedidas por el poder político local y extranjero sin resistencia significativa por parte de la sociedad civil, confortablemente adormecida con ayuda de los mass media. Se estructura así el pensamiento único.
Las imágenes sobre la miseria son estremecedoras. El relato conecta grandes estafas con el sufrimiento de los más pobres. El director del Hospital de Niños de Tucumán es bien claro: "Anuncian un ajuste y ya sabemos que tres o cuatro meses después empiezan a llegar oleadas de niños desnutridos".
En la conclusión se destaca el triple 150:
En el último cuarto de siglo:
- La deuda externa pasó de U$S 8.000M a U$S 150.000M.
- Se fugaron del país otros U$S 150.000M.
- U$S 150.000M es lo que se perdió en exportaciones debido a los subsidios agrícolas que EE.UU. y Europa aplicó en contra de lo convenido en la OMC.
Sobre el final intenta levantar el ánimo del espectador poniendo las esperanzas en los nuevos movimientos sociales surgidos desde mediados de la década pasada y con especial hincapié en la potencia de las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001.
Está claro que la película no es divertida (aunque se te escapan risitas sarcásticas), pero está buena para aquellos que les interesa meterse en estos temas. También la podrían ver quienes opinan que los pobres son pobres porque les queda cómodo y tratar de completar un poco su pensamiento.
Cuando terminó la película pensé: "Guau! Es verdad, y yo viví todo esto!". En efecto, se trata de historia bastante reciente, aunque no parezca.
F. Solanas se pregunta por qué siendo este un país con capacidad de alimentar a 300 M de habitantes, hay gente que se muere de hambre. La respuesta y tesis central de la película giran en torno de lo que llama Mafiocracia, donde un poder económico nacional y multinacional cada vez más concentrado se enriquece crecientemente gracias a prebendas cedidas por el poder político local y extranjero sin resistencia significativa por parte de la sociedad civil, confortablemente adormecida con ayuda de los mass media. Se estructura así el pensamiento único.
Las imágenes sobre la miseria son estremecedoras. El relato conecta grandes estafas con el sufrimiento de los más pobres. El director del Hospital de Niños de Tucumán es bien claro: "Anuncian un ajuste y ya sabemos que tres o cuatro meses después empiezan a llegar oleadas de niños desnutridos".
En la conclusión se destaca el triple 150:
En el último cuarto de siglo:
- La deuda externa pasó de U$S 8.000M a U$S 150.000M.
- Se fugaron del país otros U$S 150.000M.
- U$S 150.000M es lo que se perdió en exportaciones debido a los subsidios agrícolas que EE.UU. y Europa aplicó en contra de lo convenido en la OMC.
Sobre el final intenta levantar el ánimo del espectador poniendo las esperanzas en los nuevos movimientos sociales surgidos desde mediados de la década pasada y con especial hincapié en la potencia de las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001.
Está claro que la película no es divertida (aunque se te escapan risitas sarcásticas), pero está buena para aquellos que les interesa meterse en estos temas. También la podrían ver quienes opinan que los pobres son pobres porque les queda cómodo y tratar de completar un poco su pensamiento.
Cuando terminó la película pensé: "Guau! Es verdad, y yo viví todo esto!". En efecto, se trata de historia bastante reciente, aunque no parezca.
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