Noche de los Lápices
El viernes me encontré con esta noticia en Clarín. Se trata de un artículo en Wikipedia cuyo autor niega la existencia de estos hechos. A primera vista indigna tener que soportar este tipo de publicaciones… y uno se rompe la cabeza pensando “¿Cómo hay gente que puede creer que esto no ha ocurrido?”. Una reacción podría ser tratar de demostrar que sí ha ocurrido, pero eso sería tal vez dejar abierta la duda, dar lugar a pensar en esa posibilidad.
Leyendo con un poco más de detenimiento, me detuve en el hecho de que uno de los argumentos para “descalificar” los testimonios de estos acontecimientos es que se trataba de terroristas que se enmascararon detrás de tiernos estudiantes secundarios que pedían por el boleto estudiantil. Este puede ser el reflejo (el tierno) que nos deja en parte la película por casi todos conocida, que nos pasaban en el colegio.
Que Wikipedia sea una enciclopedia abierta, donde el contenido se construye intersubjetivamente, expone el riesgo que ocurran estas cosas. Lo cual no es terrible, es simplemente remarcable. Por otra parte, festejo que la sección de El Ortiba sobre La Noche de los Lápices, aparezca enlazada en esa misma enciclopedia. Para contrarrestar aquella visión solo hace falta seguir el enlace de El Ortiba y sentarse a leer la parva de artículos que allí recolectaron, eso sí, lleva más laburo que quedarse con la primera idea. De todas formas Wikipedia terminó enmendando de esta manera el incidente y actualizó el artículo, saliendo rápidamente del escándalo.
Pero hay algo por ahí que puede escaparse a la primera vista del observador. Este “episodio” se inscribe dentro de la lucha simbólica por la definición de los hechos de violencia del periodo 76/83 y de sus protagonistas. Lograr la definición sobre estos hechos como la entendemos en nuestros días supuso una lucha simbólica para nada sencilla, evidentemente aún no terminada. El despuntar de la democracia, temerosa aún del horror sufrido años antes, solo se permitió abordar el tema montándose sobre la llamada Teoría de los Dos Demonios (T2D) que asignaba una corresponsabilidad (a subversivos y militares) en los actos violentos de ese periodo. Así fue como se abrieron las puertas al histórico Juicio a las Juntas, que junto con el informe de la CONADEP, publicado bajo el título Nunca Más, marcan un hito vital en esta lucha simbólica por la definición de aquellos sucesos. El precio de “pegarse” a la T2D fue aceptar, que si bien el Estado se “excedió inaceptablemente” en la represión de la subversión, ésta última actuó de forma extremadamente violenta y mereció, si no justificó, o en el mejor de los casos dio pie, a una reacción represiva como la que aconteció.
Luego de esto, los esfuerzos debieron dirigirse a “despegarse” de la T2D, es decir dar cuenta de la asimetría de fuerzas a favor del aparato represivo del estado y del estado de indefensión de la sociedad civil. Para que esto sea claro, fue necesario lavar la carga política de la mayoría de las víctimas y subirla sobre los hombros de la dirigencia subversiva (cooptada en algunos casos por el aparato represivo y en otros tantos responsables de errores de evaluación tácticos). En el caso de “La Noche de los Lápices” quedaba en evidencia que era necesario que los estudiantes secuestrados fueran presentados como, en el peor de los casos, militantes del centro de estudiantes reclamando por el boleto estudiantil. Que sin dejar de ser cierto, vela el hecho que varios de ellos pensaban, ya en temprana edad, en un modelo de país distinto y militaban activamente para cambiarlo.
En consonancia con esto, el avance del modelo neoliberal de los ’90 (segunda etapa íntimamente relacionada en lo económico-social con la del 76/83) colaboraba al desprestigio de la participación política.
Estimo que a partir de mediados o fines de esa década empezaron a aflorar otras visiones. Con la agrupación de Madres de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S. a la vanguardia de esta avanzada, empezaba a reivindicarse la actitud militante de muchas de las víctimas. Y creo que esto es valioso, independientemente que hayan participado activamente en hechos de violencia armada o no. Es importante recuperar el carácter de lucha de una generación apagada bajo el flagelo de la tortura y la desaparición forzada. Consecuencias que aún hoy sufrimos, por las pérdidas humanas y por el vaciamiento de contenido político en la sociedad civil. Por el otro lado, es también importante tener una visión crítica sobre esta misma militancia y sopesar traiciones, ingenuidades y deficiencias en la evaluación de la situación, pero ya es un paso más allá al que espero lleguemos en breve.
Entre los estudiantes de “La Noche…” había de todo, pero varios de ellos militaban por un proyecto político más allá del boleto estudiantil y reclaman ser reivindicados por eso también.
Hay ámbitos donde esta discusión está avanzada, donde la lucha simbólica se ha desplazado de la estructura montada sobre la T2D hacia la discusión en torno a la militancia, en otros todavía no, y la aparición de este tipo de situaciones como la aparecida en Wikipedia es un ejemplo que hay incluso resistencia a la memoria. Habrá que hacerse cargo. En eso estamos.
Leyendo con un poco más de detenimiento, me detuve en el hecho de que uno de los argumentos para “descalificar” los testimonios de estos acontecimientos es que se trataba de terroristas que se enmascararon detrás de tiernos estudiantes secundarios que pedían por el boleto estudiantil. Este puede ser el reflejo (el tierno) que nos deja en parte la película por casi todos conocida, que nos pasaban en el colegio.
Que Wikipedia sea una enciclopedia abierta, donde el contenido se construye intersubjetivamente, expone el riesgo que ocurran estas cosas. Lo cual no es terrible, es simplemente remarcable. Por otra parte, festejo que la sección de El Ortiba sobre La Noche de los Lápices, aparezca enlazada en esa misma enciclopedia. Para contrarrestar aquella visión solo hace falta seguir el enlace de El Ortiba y sentarse a leer la parva de artículos que allí recolectaron, eso sí, lleva más laburo que quedarse con la primera idea. De todas formas Wikipedia terminó enmendando de esta manera el incidente y actualizó el artículo, saliendo rápidamente del escándalo.
Pero hay algo por ahí que puede escaparse a la primera vista del observador. Este “episodio” se inscribe dentro de la lucha simbólica por la definición de los hechos de violencia del periodo 76/83 y de sus protagonistas. Lograr la definición sobre estos hechos como la entendemos en nuestros días supuso una lucha simbólica para nada sencilla, evidentemente aún no terminada. El despuntar de la democracia, temerosa aún del horror sufrido años antes, solo se permitió abordar el tema montándose sobre la llamada Teoría de los Dos Demonios (T2D) que asignaba una corresponsabilidad (a subversivos y militares) en los actos violentos de ese periodo. Así fue como se abrieron las puertas al histórico Juicio a las Juntas, que junto con el informe de la CONADEP, publicado bajo el título Nunca Más, marcan un hito vital en esta lucha simbólica por la definición de aquellos sucesos. El precio de “pegarse” a la T2D fue aceptar, que si bien el Estado se “excedió inaceptablemente” en la represión de la subversión, ésta última actuó de forma extremadamente violenta y mereció, si no justificó, o en el mejor de los casos dio pie, a una reacción represiva como la que aconteció.
Luego de esto, los esfuerzos debieron dirigirse a “despegarse” de la T2D, es decir dar cuenta de la asimetría de fuerzas a favor del aparato represivo del estado y del estado de indefensión de la sociedad civil. Para que esto sea claro, fue necesario lavar la carga política de la mayoría de las víctimas y subirla sobre los hombros de la dirigencia subversiva (cooptada en algunos casos por el aparato represivo y en otros tantos responsables de errores de evaluación tácticos). En el caso de “La Noche de los Lápices” quedaba en evidencia que era necesario que los estudiantes secuestrados fueran presentados como, en el peor de los casos, militantes del centro de estudiantes reclamando por el boleto estudiantil. Que sin dejar de ser cierto, vela el hecho que varios de ellos pensaban, ya en temprana edad, en un modelo de país distinto y militaban activamente para cambiarlo.
En consonancia con esto, el avance del modelo neoliberal de los ’90 (segunda etapa íntimamente relacionada en lo económico-social con la del 76/83) colaboraba al desprestigio de la participación política.
Estimo que a partir de mediados o fines de esa década empezaron a aflorar otras visiones. Con la agrupación de Madres de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S. a la vanguardia de esta avanzada, empezaba a reivindicarse la actitud militante de muchas de las víctimas. Y creo que esto es valioso, independientemente que hayan participado activamente en hechos de violencia armada o no. Es importante recuperar el carácter de lucha de una generación apagada bajo el flagelo de la tortura y la desaparición forzada. Consecuencias que aún hoy sufrimos, por las pérdidas humanas y por el vaciamiento de contenido político en la sociedad civil. Por el otro lado, es también importante tener una visión crítica sobre esta misma militancia y sopesar traiciones, ingenuidades y deficiencias en la evaluación de la situación, pero ya es un paso más allá al que espero lleguemos en breve.
Entre los estudiantes de “La Noche…” había de todo, pero varios de ellos militaban por un proyecto político más allá del boleto estudiantil y reclaman ser reivindicados por eso también.
Hay ámbitos donde esta discusión está avanzada, donde la lucha simbólica se ha desplazado de la estructura montada sobre la T2D hacia la discusión en torno a la militancia, en otros todavía no, y la aparición de este tipo de situaciones como la aparecida en Wikipedia es un ejemplo que hay incluso resistencia a la memoria. Habrá que hacerse cargo. En eso estamos.
6 Comentarios:
Iba a comentar mi punto de vista, pero veo que me alcanza con sumarme a lo tuyo y ponerle negritas a:
"Es importante recuperar el carácter de lucha de una generación apagada bajo el flagelo de la tortura y la desaparición forzada. Consecuencias que aún hoy sufrimos, por las pérdidas humanas y por el vaciamiento de contenido político en la sociedad civil. Por el otro lado, es también importante tener una visión crítica sobre esta misma militancia y sopesar traiciones, ingenuidades y deficiencias en la evaluación de la situación, pero ya es un paso más allá al que espero lleguemos en breve."
El problema que veo para que "lleguemos en breve" es que si se demoniza a uno y se canoniza martir al otro es dificil evaluar algo con coherencia. No me veo representado por el discurso destemplado de Hebe, por ejemplo.
Y por otro lado es triste ver que un pibe de secundaria (al que pretenden hacer votar cada vez más en la edad del pavo) a duras penas sabe algo del sistema que lo rige (ni hablar de nombres propios de la política).
Pienso que tal vez es mejor un revolucionario equivocado que un pichon de consumidor compulsivo.
No hay una línea de equilibrio que se pueda seguir, se avanza a los tumbos, pero a medida que se acumulan informaciones, discusiones, debates, análisis, etc. va creciendo el nivel de la definición de las situaciones...
El tema en particular con Hebe y "Las Madres..." es que, por supuesto, para ellas se convirtió en una militancia per se, esto es, en el hecho de haber perdido a sus hijos con la carga de violencia política... y esa lucha (entre personal y política) lleva ya más años que la edad que tenían varios de los chicos que fueron "chupados", es decir que la lucha de las Madres tiene "vida propia", una definición que es empujada por esa fuerza. En mi opinión es importante como punta de lanza y como motor, si bien no adscribamos (por suerte) a todo lo que opinan.
Por último, ¿pondrías en cuestión el adjetivo "equivocado" detrás de "revolucionario"? Por ahora van de la mano, pero ¿y si no es tan así?
Supongo que en la historia los "equivocados" resultan ser los vencidos. Los revolucionarios exitosos tienen estatuas (aunque a decir verdad, la carne de cañón que alimentó revoluciones en general queda en las trincheras y arriba, en el poder, sólo cambian las figuritas).
A veces me resbalo para la centro-derecha, entonces veo con desconfianza que la revolución marxista con pancartas y discursos tremendamente fuera de moda sirva realmente para algo. En ese sentido veo equivocado a un pibe que se siente revolucionario en el contexto actual. Habría que leer al Che antes de comprarse la remera, si vas y quemás un McDonallds después no corrás a ver la última de Disney con tus sobrinos, etc..
Ojalá no fuera tan así.
Coincido contigo y agrego: el "equivocado" perdió en gran parte porque el resto nos callamos la boca (tomándome una licencia cronológica).
...para el próximo onomástico te regalo zapatillas con buen agarre ;)
suelo leer El Ortiba e incluso bajarme material desde alli, me alegra saber que no soy el unico que ha constatado que existe esta pagina.
nobleza obliga, la descubrí gracias a vos...
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