lunes, octubre 22, 2007

Nordeste

El jueves pasado fuimos a ver esta película de Juan Solanas (hijo de Pino). La película se centra en la temática de tráfico de bebés en nuestro país, pero aborda una problemática social mucho más amplia. El apellido Solanas se nota particularmente por la característica de presentarnos una ventana cinematográfica hacia realidades que, lamentablemente, nos son ajenas por otros medios. Luego se presentó un mini debate a propuesta de una doctora local que nos comentó que ella misma vivió la situación de pedido de bebés a cambio de dinero. El tema es complejo y bastante poco discutido en la agenda pública. Ni hablar de los abusos y el tráfico de niños para prostitución. JS nos da un respiro con la protagonista francesa. Carismática y de buenas intenciones, ella “sufre” (si se le puede decir sufrir) la otra cara de la historia, más cercana a nuestras vidas. La de una mujer cautiva de su carrera profesional que no pudo (o no quiso) formar una familia y debe suplir esa necesidad de un modo tal que se presenta como demanda de mercado dentro de esta perversa red. El mini debate pronto se tornó, por cuestiones obvias (extraño sería de otro modo), en auto justificaciones típicas de clase media, del tipo: “ni siquiera nosotros podemos vivir bien con nuestros hijos por exigencias laborales” o “hay que demandarle a las autoridades competentes la atención sobre este tema”. O mi reacción (tampoco soy excepción) de levantarme e irme porque mañana hay que trabajar. La vida sigue y cada minuto que pasa millones de pibes pasan hambre y alguno se muere por desnutrición, sobredosis o balas. Se hace patente la enorme distancia social, esa brecha con la que vengo machacando que nos aleja como comunidad y que por propia autodefensa consideramos ajena.

3 Comentarios:

Blogger elojosinpaz espetó...

a ver cuando llega la peli, por acá. me gusta mucho el cine argentino. la problemática que comentás se plantea en la peli, no le es inidiferente a Bolivia tampoco, la vivimos día a día, sin ningún control. Eso no más quería decir... Che, comiste los canelones el fin de semana? Un abrazo.

22/10/07 16:04  
Blogger F. Fabian S. espetó...

Opinion bipolar es la que tengo sobre esto. Cuando se estreno aca lo escuhce al director hablar de la peli, note su preocupacion y por causas variadas no pude verla.
Me imagino el debate, por un lado se puede condenar a quien por dinero accede a algo que la naturaleza le niega. Pero por otro, cuando esos chicos, que a cambio de dinero, salen de su realidad marginal e ingresan a una familia, sin duda alguien les ha cambiado ese triste destino.
Conozco una historia muy cercana:
Carlitos vivia en Misiones, el menor de muchos hermanitos. Monica es soltera, directora de un colegio, jamas se le conocio marido. Jamas podria tener un hijo del estado. Se fue con su mama a la provincia y volvieron con CArlitos. Hoy feliz, educado, estudiando. Por cierto trabajo que hice alguna vez vi como viven esos niños alli, vi familias enteras compartiendo un par de mandiocas, durmiendo en el suelo, cuidandose de las viboras. Una familia enorme de chicos sin papa vivian en medio de la selva, estuve con ellos y cualquier ayuda fue poca.
De un lugar asi salio Carlitos. Hoy feliz y con futuro.
Y gracias a unos pesos...
Pero ya te dije, la bipolaridad me asalta.

22/10/07 23:25  
Blogger MaxD espetó...

Fabián,
La dicotomía que mencionás está planteada en la película y allí se toma una postura clara que resumo en dos argumentos: 1) Es derecho de los niños y sus padres que no se los separe ni se los aleje de su entorno pese a las penurias económico sociales que pasan (hacerlo sería simplemente confirmar la injusticia que viven) y 2) Hay toda una red intermedia de tráfico, mafiosa y muy peligrosa. Es decir que por más que, en tu desesperación, tengas la buena intención de facilitarle una mejor vida a tu hijo, nada garantiza que no vaya a parar a un prostíbulo o ser moneda de cambio para quien sabe qué cosa. Aunque alguien tenga la loable intención de brindarle a un niño pobre una mejor vida adquiriéndolo de esta forma, y de hecho se lo lleve, lo cuide, lo quiera y lo críe... en el mejor de los casos se está alimentando esta red de tráfico.

Claro que siendo pragmático y viéndolo desde el punto de vista del chico que zafó de una vida miserable y seguramente muy corta, es mejor. Pero eso no es solución, solo un paliativo en medio de la injusticia.

Una gran incógnita para mí es la dificultad que existe para los trámites de adopciones legales. Sé muy poco del tema, pero si realmente hay tantos niños para ser adoptados no se justifica la demora de varios años en conseguir la tenencia de uno. En este momento parece que hay más parejas que desean adoptar que niños disponibles para ser adoptados (al menos en el circuito legal).

23/10/07 13:07  

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