Creer o reventar

Una pareja amiga estuvo largo tiempo intentando conseguir un crédito para comprar su primer departamentito. Como varios argentinos en la misma situación, no conseguían aplicar para el dinero necesario. Hasta que un compañero de trabajo de él les pasó un contacto que resultó determinante para hacer realidad el sueño del techo propio.

Pero la cosa no terminó ahí. Cuando se mudaron, lógicamente, el departamento necesitaba reparaciones. Por ejemplo el calefón no funcionaba y los diversos gasistas que desfilaron por allí cobraban pero no arreglaban. El mismo compañero de trabajo le enseñó como hacerlo. Con fotos lo iba guiando hasta lograr que el artefacto saque agua caliente como corresponde. Ayudas similares fueron provistas por ejemplo para cuestiones de electricidad, el bendito depósito del baño y hasta el contacto de un carpintero amigo que les hizo el mueble de cocina.

El compañero en cuestión se llama, claro está, Ángel.