Haciendo fila para pegarle a Cleto
A propósito de lo que pasó ayer y como continuación, corolario, nuevo capítulo del apasionante culebrón político mejor conocido como "conflicto con 'el campo'", agrego nuevas reflexiones a las que hiciera semanas atrás.
- De los actores sociales en juego, tal vez el que juega el papel más controvertido sea la clase media urbana. Está probado que sus condiciones materiales objetivas (que mejoraron notablemente, en términos relativos, durante el gobierno de los Kirchner) no justifican tal ensañamiento con la política oficial (más bien debería ser al contrario), es decir que han operado en base a construcciones de alto componente ideológico, encontrando eco y caja de resonancia en los famosos medios de comunicación (otro jugador importante).
- La derrota de anoche en la Cámara de Senadores es una prueba simbólica, casi un ícono, de lo que se manifestaba para quienes lo quisieran ver: que el kirchnerismo está muy lejos de tener "excesivo poder" (lo que grita Carrió cada vez que le dan micrófono y que lleva al siguiente sofisma: ¿se puede hablar de una dictadura teniendo la libertad de decir en absolutamente todos los medios que se vive en una dictadura? Más allá del exabrupto que implica hablar en Argentina de dictadura). Buena parte de las clases medias apoyaron controvertidamente a "el campo" bajo esta ilusión y con la intención de darle una señal, una lección al gobierno ante su poder desenfrenado. En términos reales, el kirchnerismo no es tan poderoso como se lo pinta. El hecho que el propio vicepresidente haya metido tremendo golazo en contra es medida de ello. Los verdaderamente poderosos son los que ganaron ayer la votación, que lograron que nadie se inmutara ante las inusitadas medidas de fuerza y que incluso consiguieron importantes apoyos sin haber competido en elecciones. ¿Ahora quién les pondrá un freno a ellos?
- Cleto dio una buena lección de rosca política, tal como aprendieron los radicales mucho antes de la existencia de los peronistas.
- Sobre los chusmeríos de la Cámara estuvieron a la orden del día los famosos (y mal llamados por la prensa) aprietes a legisladores. Hace unos días Gerardo Morales se quejaba que los senadores justicialistas recibían presiones de Néstor y del gabinete. ¿Y qué esperaba que hicieran? Sin duda él también lo hizo con el radical Rached. Y no está mal, la política es así. Se trata de alinear al propio partido, de negociar, de cambiar favores políticos, de conseguir apoyos, de acercar posiciones. A la vista del ciudadano pedestre puede ser mal visto, pero desde un ideal que no es posible. Si el político fuera siempre virtuoso y obrara por el bien común, no haría falta deliberar, con un monarca bastaría.
- Apriete, lo que se dice apriete es amenazar con volver a cortar las rutas y seguir generando un clima de desestabilización aún durante la deliberación.
- Esta situación prueba también el siguiente corolario: Que las instituciones republicanas por lo general tienden a ser conservadoras. Ya los constitucionalistas se estaban frotando las manos con la Corte Suprema, que la misma debería dictaminar la anticonstitucionalidad de la norma. Digo conservadoras en el sentido de protección de la propiedad privada. En este sentido la República protegió los bienes y rentas de los que tienen bienes y rentas. Bien por ellos y sus instituciones republicanas. El Senado se hereda históricamente de la nobleza, y así fue.
- Se perdió en buena ley, ya fue, habrá que rearmarse, tal vez presentar un nuevo proyecto, aunque dudo que "el campo" acepte algo más progresista como deseamos los progres que sea. Pero entonces ahí es donde opera la polarización que queda marcada, y tal vez haya que empezar a pensar de qué lado nos vamos a parar. El kirchnerismo la tiene bien fea, con los enemigos dentro del propio partido y cuyo único aliado fuerte extrapartidario (radicales K) le hizo tremenda cama. No creo que salga nada bueno de eso. Les haría falta demasiada creatividad para pasar adelante, y ya vemos que no la tienen. Todo tiende a derecha.
- La eventual derogación de la resolución 125 (lo que debería ocurrir, aunque aún no es seguro) redundaría en un automático 20% de aumento de ingresos para "el campo" ($1126 por tonelada mientras el esperado durante la siembra el año pasado era $804). El beneficio es mucho mayor, claro, para los medianos y grandes productores que no estaban alcanzados por los reintegros previstos en la modificatoria de Diputados. Es decir que el voto de Cleto impulsa una gran transferencia de ingresos hacia los sectores concentrados de "el campo". Y aquí me viene una duda cruel: los exportadores (sospechosamente ausentes en todo este conflicto) son los que pagan las retenciones y se las trasladan al productor en el precio pagado, entonces veo muy probable que ellos se apropien de buena parte de este 20% de aumento, dado que pueden cartelizarse y "saben" (esto es obvio, lo sabemos todos) que los costos a los productores les da para asumir un precio menor de hasta $804 por tonelada, que es justamente el precio esperado por el productor al momento de la siembra. Una vez más, los pequeños serían los más perjudicados. ¿Ahí pedirán asistencia al Estado? Te quiero ver.
1 Comentarios:
Excelente post! Gracias por contribuir a la reflexión.
Y de paso: felices 36 y ojalá que no termines de madurar al punto de dejar el blog... un poco está bien pero no tanto.
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