Jaque en 100 movimientos
Hace más de cien días que estamos dando vueltas con este asunto del conflicto con "el campo" (siempre entrecomillado, como etiqueta auto adjudicada arbitrariamente por cierta elite rural y sus aliados menores). La inusitada prolongación de esta situación de tensión nos agota a todos y se hace difícil pensar con claridad. Visto con la mejor perspectiva posible, se me ocurren las siguientes reflexiones, hasta ahora:
- Que lo extraordinariamente prolongado y extremo de la medida de fuerza no tiene precedentes en la historia argentina post-83. Probablemente esta sea la situación política más compleja después de los alzamientos de carapintadas y los episodios de diciembre de 2001 (hasta ahí nomás). Creo recordar que los docentes lograron sostener una huelga por más tiempo (Carpa Blanca) pero nunca se llegó a afectar a la totalidad de la población con un pico de desabastecimiento y un bombardeo mediático de tal magnitud. Y en intensidad, los piqueteros "negros" (llamémosle así como etiqueta adjudicada arbitrariamente por cierta elite rural y sus aliados menores) jamás pudieron desplegarse en forma coordinada en varios puntos del país ni por tanto tiempo, amén que varios de estos terminaron corridos a los tiros con unos cuantos fiambres en su haber (o en el debe de las fuerzas de seguridad).
- Que sea cual fuere la resolución de este conflicto el peor escenario sería sin duda un enfrentamiento civil y que el segundo peor escenario sería la caída de un gobierno democrático.
- Que no es reductible a un reclamo puramente económico, aunque sí en su fundamentación. También hay un claro componente político-ideológico, toda esa bucólica relación entre "patria" y "campo", la constitución de un "nosotros" en este tono que se diferencia con un "ellos" relacionado con clientelismo, manipulación y fraude. Y por clientelismo y manipulación de gentes, este "nosotros" entiende lo que "ellos" (gobierno) ven como campo popular.
- Que es legítimo que un sector reclame lo que considera un perjuicio a sus intereses y que se manifieste libremente para difundir su visión. Y que no tiene por qué proponer políticas públicas (escuché que la FAA hace un tiempo presentó proyectos para gravar actividad minera por ejemplo, lo cual excede, para bien, la función gremial que debería cumplir, es digno de destacar tener ese tipo de proyección), pero no ya al elevadísimo costo que hizo pagar a todos, absolutamente desproporcionado en relación al presunto perjuicio que dicen sufrir.
- Que aquí hay un proyecto político en búsqueda de canalización institucional (a falta de Partido Militar) que todavía no termina de definirse porque los dirigentes disponibles no están a la altura de las circunstancias, pero mientras tanto la idea parece ser socavar el poder del gobierno elegido democráticamente hace medio año, más allá de las concesiones que pudiera obtener (y que ya obtuvo) de estas negociaciones. En ese sentido, volver al 11 de marzo sea probablemente el tercer peor escenario posible.
- Que de ninguna manera "el campo" está en riesgo de sobrevivencia (salvo honrosas excepciones de los verdaderos productores chicos, que no logran tanta presencia mediática). Aún con la nueva escala de retenciones el margen bruto (lo que queda en la mano sin contar gastos menores) sube entre un 30 y un 40% promedio dependiendo de la productividad de la tierra y cultivo, entre la campaña 2006/2007 y la actual. Y esa diferencia es de casi el 90% en relación a la antepenúltima campaña (¿quién tuvo ese aumento de ingresos en dos años?). Un propietario de un buen campo de 100 ha podría venderla en poco menos que un millón de dólares. Y el margen bruto para ese campo dejaría cerca de doscientos mil pesos anuales para la supervivencia de la familia propietaria (parece suficiente). Más aún, no habría correlación entre la virulencia de los cortes y la precariedad de los productores, sino más bien al contrario, como indica algún estudio digno de atenderse (y su segunda parte). Una variable de complejidad aún mayor es la tendencia a la concentración, dada las exigencias de nivel de inversión en tecnología y productos de siembra elaborados. Es así que este segmento de pequeños/medianos productores tendería a desaparecer, o arrendando la tierra y viviendo de rentas o debería tener una salida más creativa: como ser agruparse en cooperativas o diferenciarse con un tipo de producto orgánico y de alta calidad que se valorice más por el cuidado artesanal que por la producción intensiva.
- Que se confirma cierta regla social en la cual un sector no reacciona en su peor momento, sino cuando empieza a salir de él. El "campo" estaba de rodillas en los noventa, fundieron 100.000 productores y la transferencia de ingresos desfavorable por la sobrevaulación del peso no tiene ni punto de comparación con lo que pagan de retenciones (aún con las móviles). Aún así, saltaron recién ahora.
- Que con el nuevo esquema de retenciones pierden un 25% del margen bruto que podrían ganar es tan cierto como todo lo anterior. Que la timba del mercado de futuros es un dulce demasiado dulce como para dejarlo escapar en beneficio del conjunto de la sociedad (gobernado, dicen, por un grupete de populistas corruptos) también es cierto.
- Que este retorno hacia derecha formaría parte de una "onda" que se está dando en toda la región latinoamericana: separatismos en Bolivia contra el gobierno popular de Morales, el retorno de la cuarta flota estadounidense, la avanzada de Uribe contra las FARC a todo costo (incluso de pelearse con Ecuador y Venezuela al borde de un conflicto de envergadura), etc. Todo indicaría que el capital está marcando un límite para el reparto de riqueza, no está dispuesto a ceder un punto más del producto pese a la prosperidad comercial de toda la región y comienza a pensar en salidas que le permitan acelerar su proceso de acumulación.
- Que no es cierto que "el campo es el que sostiene al país". Tiene una participación menor en el PBI. Es, sí, el principal ingreso de divisas. Por eso allá por el 2002 se resolvió devaluar, entre otras cosas, para potenciar las ventajas comparativas con un tipo de cambio competitivo, generando una de las más fabulosas transferencias de ingresos de los sectores asalariados a ciertos sectores productivos (entre ellos, "el campo") y financieros. En este sentido hubo una alianza entre "el campo" y el Estado donde ambos ganan. Si aceptamos en todo caso que "el campo es el que genera divisas" de todas formas una buena porción del aumento de esas divisas no es porque ellos trabajan el campo (el esfuerzo laboral), sino por la sobrerrenta debido a la ventaja productiva (Ver David Ricardo y su concepto de renta diferencial, aunque hay discusiones al respecto de la validez de este argumento) de los campos argentinos, el tipo de cambio y la disparada de precios internacionales. Sí hubo inversiones e innovaciones, sin duda, pero ese incremento de la productividad no explica el aumento de facturación tanto como las otras variables mencionadas.
- Que no deja de sorprender la pasividad en la aceptación de las condiciones extorsivas impuestas por cierta elite rural y sus aliados menores al resto de la sociedad, cuando no de entusiasta apoyo por parte de ciertos sectores urbanos de alto NES (y no tanto) o al menos de simpatía o simple aceptación de los perjudicados por estas medidas. Las clases medias han sido beneficiadas por la política económica actual (es el sector que más aumentó su participación en la torta de riqueza desde 2002 a esta parte) pero se despegaron ideológicamente de esa situación objetiva. Sus típicas aspiraciones de grandeza, su admiración por la oligarquía y desprecio por los pobres; más el temprano abandono del gobierno de su proyecto de transversalidad, la confirmación de un modelo de desarrollo que se concentra cada vez más en pocos actores, el refugio en el aparato del PJ y el carácter populista del discurso; más unos cuantos etcéteras; terminaron por configurar un estado de disponibilidad que estalló con el conflicto desatado por "el campo", que resultó coincidir en ciertos segmentos del imaginario de esta clase media, potenciando un comportamiento curioso y contradictorio,
- Que es llamativa también la feliz decisión de no reprimir tal nivel de conflictividad, criterio que hubiera sido más feliz aún de haberse aplicado a todos los piquetes "negros" desde la década pasada a esta parte.
- Que la no resolución del conflicto demuestra una incapacidad del gobierno para manejarlo, ya sea por imprevisión o (ya ahora) por falta de muñeca en aplicar las medidas correctivas, ¿por disipación de poder? ¿por desgaste? ¿por bombardeo mediático?, y si de trazos gruesos habláramos, a esta altura ya no se podría esperar siquiera un escape hacia adelante pasando por izquierda (reparto de tierras, manotazo a los pools de siembra y frigoríficos, límites a la renta petrolera y minera, acuerdo federal, shock distributivo de en serio, etc.). Lejos de eso, el gobierno se cierra cada vez más en su mesa chica, tal vez acorralado por las circunstancias, tal vez por no saber/poder abrir el juego.
- Que presentar el conflicto con "el campo" como una contienda entre dos partes es una trampa ideológica (análoga a la de los dos demonios, pero con sentido inverso y de una magnitud mucho más pequeña sin duda). Presentar al Estado como "parte" equivalente en esto, tiene que ver con el equívoco, bastante generalizado, de pensarlo como algo ajeno, de pensarlo con una gramática ultra liberal en el sentido de ser una distorsión a la pureza del mercado y no como un necesario y fundamental regulador de las políticas públicas en general.
- Que, justamente, la intervención del Estado es necesaria y deseable a los fines de contrapesar los desequilibrios que, queda claro a esta altura, se generan con la liberación del pueblo a la deriva de las fuerzas de los mercados (internos y externos). Que el gobierno debe hacer (buen) uso de él, que es soberano en ese uso y que deben aceitarse los mecanismos democráticos para que ese uso no sea abuso, pero sin socavar su soberanía.
- Que esta situación era impensada hace escasos meses, y eso nos agarró a todos por sorpresa, pero ahora que se desató es responsabilidad del gobierno demostrar su pericia en el manejo de la cosa pública. Algo que no ha ocurrido y ahora es justamente penalizado por los años que lleva de hacer la plancha en varios de los temas pendientes importantes (desigualdad, exclusión, pobreza, reconstitución de la presencia del Estado y de sus instituciones, etc) y también injustamente penalizado por las cosas que hizo bien, perdiendo de esta forma legitimidad para resistir el avance de cierta elite rural y sus aliados menores.
- Que mal que mal, esta situación ha despertado de la poltrona a buena parte del ambiente intelectual y ha destapado una saludable discusión política que nos merecemos, cuya expresión podría resumirse en el Espacio Carta Abierta. Que la reducción de las decisiones en materia política (incluyendo la económica y la social) a una única posible salida (la mejor que se le ocurría a algún think tank de tecnócratas bien pagados a tono con el Consenso de Washington) ha venido insultando nuestra inteligencia desde que, justamente se dio por abolida ese tipo de discusión (previamente aniquilada).
Quién sabe cómo terminará esta partida (por ahora va tablas) y si llegará el momento de tomar posiciones definidas o si será posible construir una alternativa que no sea una de dos falsas opciones.
5 Comentarios:
Interesante la analogía con el ajedrez. Sobre todo porque tres jaques idénticos sucesivos fuerzan tablas.
Algo de eso ha pasado.
La persistencia en las posturas ha mantenido esta disputa en un empate formal.
Sun Tzu diría que Cristina y los suyos se equivocaron al no proveer rápidamente una salida del conflicto a los pequeños productores y otros actores de las economías regionales que, sin ser sujetos de la retención, porque no exportan nada de nada, las van a terminar pagando pues quienes le ponen precio a sus trabajos y productos ( ver posts anteriores de este ilustrado blog )se las endosarán como costo hundido.
Acorralados por la presión oligopsónica ¿se dice así? disfrazada de impiedad fiscal la gente corta rutas, tira leche y otras cretinadas.
Me quedo pensando en las conexiones pagedigmáticas entre las palabras: "acorralado", "campo", "corralito"...
Caramba Max, de verdad que entiendo lo que decis... a 50 días de un Referedum Revocatorio, de Prsidente, Vicepresidente y autoridades departamentales,en mi país, no sabés cómo entiendo lo del juego en la tabla.
Un abrazo.
Hmmmmmmmm.... dejame un siglo o dos para pensarlo, aun estoy escribiendo un post que no resuelvo.
Sí, Marcos, se dice oligopsónico y te agerego un nuevo pagedigma: "diálogo".
Vero, creo que la situación en tu bello país es de un ajedrez aún más complejo, he estado leyendo sobre la situación y queda claro que no es reductible solo a una cuestión de resentimiento étnico, aunque aflora por ese lado la furia más notable.
Edwin, te entiendo porque esta nota la venía escribiendo desde que tenía 80 movimientos. Pero valga la discusión, no tiene por qué ser extensiva.
Para desgracia del mundo ya la he terminado. No es larga, es espantosa pero es lo que me sale de este largo juego de ajedrez que ya se parece a una interminable partida de GO.
ps: ya te conteste lo de las lechugas ;)
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