El cuerpo en acto
Como parte de la gira, antes de ayer fuimos a ver a Pinti en Hairspray. La obra está muy bien, gran producción, el sello de Pinti, todo muy lindo. Pero me quedé alucinado con el protagónico de la "gordita" Tracy Tumblad, como reza el programa. Pensaba que el cuerpo de un actor (más aún el de un musical) es una de sus principales herramientas de trabajo y en cómo debe adaptarlo a determinado papel. Son conocidos los casos de actores que tuvieron que subir o bajar de peso en forma notable (me viene a la mente el Robert de Niro en la remake de "Cabo de Miedo"). Pero podríamos decir que en su gran mayoría, los actores consagrados tienen una talla estándar y de ahí se mueven. Cuando digo talla estándar me refiero también a los rasgos corporales socialmente aceptados como bellos para nuestra sociedad occidental.
En este caso, estaba claro que la protagonista estaba corporizada por una actriz que no daba con esa talla. De hecho, durante toda la obra el personaje es mortificado por ello, y parte de la moraleja es, justamente, la aceptación del "distinto".
Ahora bien, venido del interior como estaba, caí del catre y me enteré in situ que esta actriz fue reclutada en un típico reality show de TV. Una situación nada trivial, porque este tipo de concursos tienen como gran atractivo su condición especular con el espectador (tema también abordado en la obra), cuya fascinación reside en verse representado en la ventana a la fama por excelencia: "Ese/a que está allí tranquilamente podría ser yo, que ahora estoy acá planchando las camisas en mi vida de mierda", frase que vela de cierta forma que "Ese/a" que está ahí es producto de un casting de miles de personas, todas menos una inmediatamente olvidadas. Más allá del perverso hecho de producir un programa de TV con laburo gratis de esas miles de personas y la fascinación de los millones que las miran, en este caso particular podría darse un hecho algo más revelador: la actriz ganadora y su reemplazante (segunda en el concurso de marras) tienen estudios sobre actuación, canto, baile suficientes como para no envidiar al resto del elenco, pero una trayectoria actoral totalmente amateur. Me preguntaba si el objeto de este casting era no solo embolsarse lo producido por el programa de TV sino también conseguir una actriz a medida del caso que sería imposible encontrar en el circuito profesional, justamente porque debería portar naturalmente un cuerpo de difícil inserción en la mayoría de los papeles de las obras que se venden.
Porque si hablamos de buenos actores, es muy fácil manejar un cuerpo, por decir, de un Brad Pitt, cuyos rasgos, queda a la vista se venden solos, que con unos retoques y unos kilos de más o de menos puede adaptarse a una infinidad de papeles, y que con la sola mención de su nombre en cartel es garantía de éxito. Pero hay que tener muchos huevos/ovarios para portar un cuerpo de evidente sobrepeso respecto del estándar socialmente aceptado en occidente y hacerlo funcionar en un escenario ante miles de espectadores con naturalidad y gracia. Y lo pensaba con vista a futuro: ese cuerpo es la herramienta que se tiene para trabajar, no es como un auto que cuando a uno le queda chico, va y se compra uno más grande, el cuerpo es de uno y hay que lidiar con lo que se puede hacer con él sin dañarlo. Valga entonces mi admiración por esta nueva actriz que espero poder ver en muchas otras obras más.
En este caso, estaba claro que la protagonista estaba corporizada por una actriz que no daba con esa talla. De hecho, durante toda la obra el personaje es mortificado por ello, y parte de la moraleja es, justamente, la aceptación del "distinto".
Ahora bien, venido del interior como estaba, caí del catre y me enteré in situ que esta actriz fue reclutada en un típico reality show de TV. Una situación nada trivial, porque este tipo de concursos tienen como gran atractivo su condición especular con el espectador (tema también abordado en la obra), cuya fascinación reside en verse representado en la ventana a la fama por excelencia: "Ese/a que está allí tranquilamente podría ser yo, que ahora estoy acá planchando las camisas en mi vida de mierda", frase que vela de cierta forma que "Ese/a" que está ahí es producto de un casting de miles de personas, todas menos una inmediatamente olvidadas. Más allá del perverso hecho de producir un programa de TV con laburo gratis de esas miles de personas y la fascinación de los millones que las miran, en este caso particular podría darse un hecho algo más revelador: la actriz ganadora y su reemplazante (segunda en el concurso de marras) tienen estudios sobre actuación, canto, baile suficientes como para no envidiar al resto del elenco, pero una trayectoria actoral totalmente amateur. Me preguntaba si el objeto de este casting era no solo embolsarse lo producido por el programa de TV sino también conseguir una actriz a medida del caso que sería imposible encontrar en el circuito profesional, justamente porque debería portar naturalmente un cuerpo de difícil inserción en la mayoría de los papeles de las obras que se venden.
Porque si hablamos de buenos actores, es muy fácil manejar un cuerpo, por decir, de un Brad Pitt, cuyos rasgos, queda a la vista se venden solos, que con unos retoques y unos kilos de más o de menos puede adaptarse a una infinidad de papeles, y que con la sola mención de su nombre en cartel es garantía de éxito. Pero hay que tener muchos huevos/ovarios para portar un cuerpo de evidente sobrepeso respecto del estándar socialmente aceptado en occidente y hacerlo funcionar en un escenario ante miles de espectadores con naturalidad y gracia. Y lo pensaba con vista a futuro: ese cuerpo es la herramienta que se tiene para trabajar, no es como un auto que cuando a uno le queda chico, va y se compra uno más grande, el cuerpo es de uno y hay que lidiar con lo que se puede hacer con él sin dañarlo. Valga entonces mi admiración por esta nueva actriz que espero poder ver en muchas otras obras más.
3 Comentarios:
Espero que pronto la convoquen para alguna otra obra para poder verla.
Esta me resulta problemática pues sufro de un odio irreflexivo hacia las comedias musicales.
Estás medio frito entonces, porque parece que a eso se dedica. Yo también estaba en el grupo del odio irreflexivo hacia las comedias musicales, ahora me curé y estoy en el grupo: "A veces me banco una comedia musical"
Habrá que reconsiderar. Después de todo, el doctor en astrofísica, Brian May, en 1978, escribió su oda a las danzantes chicas gorditas: "fat bottomed girls".
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