Uno de los buenos en el campo enemigo
…O el efecto "tampón" invertido, es decir: estar en el peor lugar en el mejor momento.
Orlando Barone es un tipo muy interesante, de pensamiento complejo, de gran facilidad de expresión, con las ideas bastante claras y con pocos pruritos para decirlas esté ante quién esté. Siempre disfruté de sus columnas y sus intervenciones. Esta entrevista que le hizo Aliverti el sábado pasado en Marca de Radio me pareció imperdible. Es un caso particular, porque Barone se ganó un lugar en los medios, un prestigio como pensador y periodista que va más allá de su posición ideológica (que aquí confiesa haber mantenido a un lado durante buena parte de su carrera) pero que no se auto reprime de expresar lo que considera correcto, incluso dentro de un medio de tono ideológico claramente opuesto. Sin ir más lejos hace un par de semanas le paró el carro a los muppets cuando la escalada de boludeces llegaba a un punto insoportable.
Es considerado un referente del periodismo y es buscado por los grandes medios para publicar, probablemente con el objeto de jerarquizar sus contenidos. Así logró posicionarse en medios de gran llegada, como ser La Nación y Radio Continental, opinando desde allí con cierto grado de "impunidad". Finalmente su estómago pudo más y ahora renunció a su columna en el diario de Mitre. En esta entrevista dispara fuerte contra la corporación mediática, con gran altura y certeza, ya incluso admitiendo que "está de vuelta". Van algunas perlitas (subrayados míos):
Me cago en los periodistas puros (…) Esos periodistas que asumen el rol de defensa de la libertad de prensa desde el cautiverio y con la bola de acero colgada que dice "establishment" (…)
Por qué los periodistas, que nacimos en clase media en general, muchos en clases humildes (…) que tenemos nuestras ideologías, contradicciones (…) Pero ¿por qué la mayoría defiende a los poderosos económicos? (…) Siempre hay un desprecio sobre ese nivel [hacia los más humildes], uno nota que le tienen miedo al patrón.
(…)
El patrón ejerce un poder de colonizaje sobre el empleado que se justifica en el proceso normal del trabajo. Porque el empleado se pone a fabricar en la planta de montaje y putea al patrón ("patrón puto, patrón puto") y sigue fabricando como en la película de Chaplin (…) él se descarga en cada pieza que hace. Pero el periodista tiene que hablar bien del patrón, dice todo lo que el patrón quiere que diga, arrienda su inteligencia (…). Te alquilan para que vos empieces a pensar como todo ese proceso de pensamiento, ¿te dejan colar? Minga. Te dejan colar si sos Aliverti y pagás un precio. Te dejan colar si sos Barone y pagás un precio. (…) En el fondo nos condenamos tratando de ser libres. (…) Los que son libres desde la derecha, tienen el patrón a su favor, pero los que son libres desde la izquierda, lo tienen en contra. Entonces yo me cago en los patrones.
(…)
Es muy difícil el riesgo desde un medio con un mensaje que vaya en contra del medio que contrata. (…) Yo creo que el público a veces tiene razón: "¿Para qué trabaja en ese diario si él está en contra de lo que piensa el diario?" Frente a ese argumento práctico yo diría "a mí no me paga el medio, a mí me paga el lector". Es una tribuna que yo uso.
(…)
Una de las cosas interesantes que aprendí en los años, es el sometimiento que los de clase media, humilde, que asciende, le tienen a la clase alta. La idea de participar de una mesa que se supone es de una señora paqueta tienta a cualquiera.
(…)
"El campo" me hinchó las pelotas. Primero: cometés un error y me hacés cometer un error a mí. "El campo" es Martín Fierro, Don Segundo Sombra, el ombú (…) Biolcati es al campo como el General Roca es a la longevidad de los indios (…) Yo hablo desde la derrota, desde el resentimiento. Cuando me di cuenta que habían vencido con el lenguaje me dije "¿Por qué ganaron?" Usaron una palabra fantástica, usaron "campo" para esconder "soja transgénica" y todos la consumimos. Tenés que hacer un esfuerzo intelectual para decir "la mesa de enlace", "los ruralistas", "el sector agrario ganadero", es un esfuerzo porque la palabra "campo" tiene una síntesis, una espectacularidad. Lo segundo es que ganan con esa bandera, le ganaron al gobierno, no le ganaron al país. Ningún medio tradujo que el renunciar el país a esas retenciones implicaba una derrota económica al país. (…) En ese momento creo que la palabra me empezó a disgustar.
(…)
Me cago en la insolencia de cierta clase media argentina que cuando vas en el ascensor o estás en la cola del banco creen que vos pertenecés a la misma ideología, y te dicen "Viste estos Vuitón que usa la Cristina" (…) y te están mirando a la cara y porque te ven blanco y caucásico y supuestamente vas a cobrar un cheque, creen que pertenecés. A mí no se me ocurriría mostrarle mi ideología a un señor que desconocés (…) ¿Por qué me cago? Porque mi viejo, que fue peronista, yo no (…) y es bueno decirlo porque era una herejía para mi viejo. Y resulta que mi viejo sufría porque en el barrio (vivíamos en Núñez) había un sector antiperonista y mis amigos eran todos de clase media, estudiaba en Belgrano, etc… sufría mucho por el desdén que había hacia el peronista. Mi viejo era obrero, era empleado de cierto nivel (…) digamos no era un obrero que podría merecer ese tipo de desdén, no, el desdén era porque era peronista. Y yo lo oía sin querer oírlo para poder ir a la casa de mis amigos. Pasaron tantos años que vi duplicarse como en un espejo, como si los resabios existieran. Subyace en el espíritu humano, sobre todo en la Argentina, esta idea del "anti" que se cree superior.
(…)
Creen que pertenezco solo por la antropometría física que me permite visualizar al igual. Y esto de algún modo me pasó en La Nación, un diario que va en contra de varios de mis principios de vida, no en todo (…) El hecho de que yo tuviera un lenguaje elegante, quiero decir, que supiera escribir, como saber trajearte te permite entrar al palacio pero adentro vos podés llevar la bomba de los fedayines, el día que se dan cuenta que vos podés llevar la bomba de los fedayines, no te dejan entrar más aunque te pongas el mismo saco.
3 Comentarios:
Gran tipo Barone. No tiene vueltas ni dobleces.
Hace algunas noches le pregunté cómo seguía escribiendo en La Nación. Me contestó que tenía cierta libertad, pero que nunca se sabía. Bueno, se supo.
Curiosamente Barone esta en la nación, y en continental (como estuvo Aliverti en la epoca del proceso).
Pero Eliaschev y Victor Hugo ya no estan más en radio Nacional.
Y Pezoa no esta mas en la radio de las madres.
Jorge, qué bueno que lo hayas conocido... Y sí, evidentemente estas cosas terminan así, la soga llega hasta un punto.
Mariano, no entiendo tu punto. Y evidentemente no te enteraste (ni leíste en el post) que Barone acaba de renunciar a La Nación.
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