El drama de Sahara Occidental
El mundo está lleno de quilombos, ese parece ser su funcionamiento habitual. Mientras nosotros tratamos de seguir nuestra vida lo más normalmente posible, de golpe nos cruzamos con noticias, dramas de lugares muy lejanos, de gentes que no conocemos ni entendemos, personas que viven situaciones catastróficas que no alcanzamos a comprender y que no creíamos que podían suceder. Tenemos nuestros propios problemas, no podemos meternos en todo, no nos alcanzaría la vida para comprender siquiera las situaciones dramáticas que nos enteramos por casualidad. Ruanda, Sudán, Azerbaiyán, etc. Las tecnologías de la información nos acercan una constelación de tragedias que rodean el globo, las cuales, si nos involucramos e interesamos, seguramente nos generarán una tremenda angustia.
Para canalizar esta angustia hay varios caminos, uno de ellos puede ser el literario. Podemos hacer un pequeño y humilde aporte desde aquí, reseñando, recopilando y pensando sobre uno de esos dramas de la actualidad: El del pueblo de Sahara Occidental.
Cicatrices Cartográficas
Si sobre signos y lenguaje hablamos, esto comprende también otros símbolos aparte de las palabras. Por ejemplo los mapas y, cuando de un conflicto por territorios se trata, es razonable que se vuelva relevante:
El argumento del profesor de Rabat es atendible, pero si tomamos un mapa publicado por ejemplo en Wikipedia, no podemos más que horrorizarnos:
Esas líneas de colores son, en realidad, heridas abiertas dentro de un mismo país, ocupado por otro, son los sucesivos muros, mediante los cuales el gobierno marroquí ha ido empujando a los rebeldes fuera del mapa. Los “rebeldes” son los que pretenden vivir en el territorio que ocupó España hasta 1976, cuando lo dejó en manos de Marruecos y Mauritania. Actualmente, Marruecos ocupa casi la totalidad del territorio, aunque su soberanía no está reconocida por la ONU. La ONU tampoco reconoce a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) proclamada en 1976 por el Frente Polisario. Marruecos logró arrojarlos a la fuerza por detrás del muro, pegaditos a Mauritania. La RASD está reconocida por la Unión Africana y por 47 países en el mundo, la mayoría de los cuales son africanos o latinoamericanos. La RASD no esta reconocida ni por la ONU ni por la Liga Árabe ni por ningún país europeo ni ningún miembro permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental es reconocida por 25 estados. Los gobiernos no hacen nada, dejando librados a la suerte del desierto, de la solidaridad desinteresada y de sus propias fuerzas a la gente que vive detrás del muro.
Pero a mí no me da el piné para escribir algo interesante, sobre todo si ya lo hizo Eduardo Galeano:
”España tenía el deber legal y moral de amparar su independencia”
Durante las décadas del ‘50 y ‘60 tuvo lugar el proceso de descolonización del África. Por acuerdo de las Naciones Unidas, varios países fueron obteniendo paulatinamente sus independencias. Claro, el mundo capitalista estaba transformándose y ya no le servía mantener colonias en el extranjero para aprovisionarse de materias primas. La cuestión del Sahara Español estaba en la agenda de la Asamblea General desde 1965. Desde fines de los ’50 los sahauríes se manifestaban para conseguir su independencia, en 1967 se forma el Movimiento para la Liberación del Sahara. Pero la paciencia sahaurí se terminó en 1973 y decidieron constituir el Frente Polisario y tomar las armas. Luego de ser repelidos por los colonizadores, deben refugiarse en la frontera con Argelia, que los apoya desde entonces.
El mismo día que España abandona la colonia (27 de febrero de 1976), el Frente Polisario proclama la RASD. Sin embargo, España se atiene al Acuerdo Tripartito con Marruecos y Mauritania, en el cual cede a estos el control territorial sobre la ex colonia.
”Este milagro de los saharauis, que son muy pobres y muy pocos”
Los campamentos de refugiados están situados en la parte occidental del desierto argelino, cercanos a la frontera con Argelia. Están divididos en 4 distritos y llevan los nombres de las ciudades ocupadas.
Cada campo está subdividido en 6 ó 7 pueblos, cada pueblo en 4 barrios. La organización de los campamentos, está prácticamente en manos de las mujeres. La mayoría de los hombres no vive en los campamentos, están en el ejército. Hay que pensar que esta gente vive así desde hace más de 20 años, que hay muchachos que no conocen otra cosa que ese campamento.
Gracias a un fuerte avance en la higiene, el pueblo Saharaui fue capaz de evitar las epidemias y controlar la alta tasa de mortalidad infantil. Como resultado de la política adoptada con la alimentación infantil, prácticamente no han habido más casos de desnutrición. La mayor atención está enfocada en la prevención por el Comité de Salud, pero el tratamiento también ha tenido importancia. En los campamentos las mujeres han sido preparadas para ser auxiliares de enfermeras y ayudar en los dispensarios, y un número de estudiantes están siendo preparados en el extranjero para ser enfermeras o doctores.
En el momento de la invasión marroquí, la tasa de analfabetismo entre los Saharauis era del 95%, una herencia de la colonización española. Actualmente, los Saharauis han progresado revirtiendo este dato y así la proporción de personas capaces de leer y escribir es ahora del 90%.
Operación Galeano
Eduardo Galeano es uno de los pocos escritores de la actualidad que, desde la literatura, denuncian las injusticias del mundo. Se pone al pie del cañón, o mejor digamos, de la pluma… y articula literariamente los signos para ordenar los infinitos datos que nos llegan por ahí, desde lejanos lugares, de forma de ofrecernos un sentido, una manera de comprender estos quilombos. La fuerza literaria de frases como “El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes” y “La negativa equivale a una confesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado un país.” son ejemplos de lo que quiero decir.
Tengamos en cuenta también que a nivel geopolítico se mueven hilos a veces no tan invisibles. Probablemente hay países, como España y otros de Europa, que prefieran no pelearse con Marruecos por apoyar a un grupete de perdidos en el desierto; probablemente a Argelia le convenga socavar el poder de su vecino, y otros países de la región y del mundo prefieran el establecimiento de una RASD débil y manipulable para sacarle los fosfatos y otras porquerías que haya en el suelo. Pero, haciendo esta salvedad, estamos acá hablando de personas, del derecho a la autodeterminación y de un maltrato desmedido por parte de un estado que reclama el territorio para sí mismo.
Más datos en la página de ARSO y en Wikipedia.
(…) Responsables de todo un mundo, que poseemos, cognitivamente, en la práctica nos sentimos débiles y cobardes, por más que en cierto modo agentes. La angustia (el sentimiento de la impotencia culpable) es nuestro patrimonio de hombres morales de este siglo (…)Eco, Umberto; “De la responsabilidad moral como producto tecnológico” en Diario mínimo; Barcelona, Península, 1973
El progreso material del mundo ha agudizado, pues, mi sensibilidad moral, ha ampliado mi responsabilidad, ha aumentado mis posibilidades, ha dramatizado mi impotencia.(…)
Para canalizar esta angustia hay varios caminos, uno de ellos puede ser el literario. Podemos hacer un pequeño y humilde aporte desde aquí, reseñando, recopilando y pensando sobre uno de esos dramas de la actualidad: El del pueblo de Sahara Occidental.
Cicatrices Cartográficas
Si sobre signos y lenguaje hablamos, esto comprende también otros símbolos aparte de las palabras. Por ejemplo los mapas y, cuando de un conflicto por territorios se trata, es razonable que se vuelva relevante:
(…) la ONU publicó un grueso y complejo manual que pretende ser exhaustivo; un verdadero catálogo de recomendaciones para la representación cartográfica de los territorios. Allí se especifica, por ejemplo, que el Sahara Occidental (ex español) debe aparecer separado de Marruecos por una línea plena [en concordancia con sus propias resoluciones]. Indignado, un profesor de la Universidad de Rabat nos escribió: “La mejor cartografía del mundo no puede negar con un trazo (ni siquiera de puntos) la lucha del pueblo marroquí para completar su unidad territorial. Un desacuerdo con una parte de la población de un país no significa la separación –con o sin mapa- de su entidad. (…)
Rekacewicz, Philippe; “La cartografía: entre ciencia, arte y manipulación” en Le Monde Diplomatique, Marzo de 2006, p. 20.
El argumento del profesor de Rabat es atendible, pero si tomamos un mapa publicado por ejemplo en Wikipedia, no podemos más que horrorizarnos:
Esas líneas de colores son, en realidad, heridas abiertas dentro de un mismo país, ocupado por otro, son los sucesivos muros, mediante los cuales el gobierno marroquí ha ido empujando a los rebeldes fuera del mapa. Los “rebeldes” son los que pretenden vivir en el territorio que ocupó España hasta 1976, cuando lo dejó en manos de Marruecos y Mauritania. Actualmente, Marruecos ocupa casi la totalidad del territorio, aunque su soberanía no está reconocida por la ONU. La ONU tampoco reconoce a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) proclamada en 1976 por el Frente Polisario. Marruecos logró arrojarlos a la fuerza por detrás del muro, pegaditos a Mauritania. La RASD está reconocida por la Unión Africana y por 47 países en el mundo, la mayoría de los cuales son africanos o latinoamericanos. La RASD no esta reconocida ni por la ONU ni por la Liga Árabe ni por ningún país europeo ni ningún miembro permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental es reconocida por 25 estados. Los gobiernos no hacen nada, dejando librados a la suerte del desierto, de la solidaridad desinteresada y de sus propias fuerzas a la gente que vive detrás del muro.
Pero a mí no me da el piné para escribir algo interesante, sobre todo si ya lo hizo Eduardo Galeano:
(…) Y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que desde hace veinte años perpetúa la ocupación marroquí del Sahara occidental. Este muro, minado de punta a punta y de punta a punta vigilado por miles de soldados, mide sesenta veces más que el Muro de Berlín.
(…)
En octubre de 1975, la misma Corte [de la Haya] había dictaminado: “No se establece la existencia de vínculo alguno de soberanía entre el Sahara Occidental y Marruecos”. Nos quedamos cortos si decimos que Marruecos fue sordo. Fue peor: al día siguiente de esta resolución, desató la invasión, la llamada Marcha verde, y poco después se apoderó a sangre y fuego de esas vastas tierras ajenas y expulsó a la mayoría de la población.
Y ahí sigue.
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Mil y una resoluciones de las Naciones Unidas han confirmado el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.
¿De qué han servido esas resoluciones? Se iba a hacer un plebiscito, para que la población decidiera su destino. Para asegurarse la victoria, el monarca de Marruecos llenó de marroquíes el territorio invadido. Pero al poco tiempo, ni siquiera los marroquíes fueron dignos de su confianza. Y el rey, que había dicho sí, dijo que quién sabe. Y después dijo no, y ahora su hijo, heredero del trono, también dice no. La negativa equivale a una confesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado un país.
¿Lo seguiremos aceptando, como si tal cosa? ¿Aceptando que en la democracia universal los súbditos sólo podemos ejercer el derecho de obediencia?
(…)
El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes. Cuando lo practican las naciones dominadas, el patriotismo se hace sospechoso de populismo o terrorismo, o simplemente no merece la menor atención.
Los patriotas saharauis, que desde hace treinta años luchan por recuperar su lugar en el mundo, han logrado el reconocimiento diplomático de ochenta y dos países. Entre ellos, mi país, el Uruguay, que recientemente se ha sumado a la gran mayoría de los países latinoamericanos y africanos.
Pero Europa, no. Ningún país europeo ha reconocido a la República Saharaui. España, tampoco. Este es un grave caso de irresponsabilidad, o quizá de amnesia, o al menos de desamor. Hasta hace treinta años el Sahara era colonia de España, y España tenía el deber legal y moral de amparar su independencia.
¿Qué dejó allí el dominio imperial? Al cabo de un siglo, ¿a cuántos universitarios formó? En total, tres: un médico, un abogado y un perito mercantil. Eso dejó. Y dejó una traición. España sirvió en bandeja esa tierra y esas gentes para que fueran devoradas por el reino de Marruecos. Desde entonces, el Sahara es la última colonia del Africa. Le han usurpado la independencia.
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¿Por qué será que los ojos se niegan a ver lo que rompe los ojos?
¿Será porque los saharauis han sido una moneda de cambio, ofrecida por empresas y países que compran a Marruecos lo que Marruecos vende aunque no sea suyo?
Hace un par de años, Javier Corcuera entrevistó, en un hospital de Bagdad, a una víctima de los bombardeos contra Irak. Una bomba le había destrozado un brazo. Y ella, que tenía ocho años de edad y había sufrido once operaciones, dijo:
–Ojalá no tuviéramos petróleo.
Quizás el pueblo del Sahara es culpable porque en sus largas costas reside el mayor tesoro pesquero del océano Atlántico y porque bajo las inmensidades de arena, que tan vacías parecen, yace la mayor reserva mundial de fosfatos y quizá también hay petróleo, gas y uranio.
En el Corán podría estar, aunque no esté, esta profecía:
–Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes.
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Los campamentos de refugiados, al sur de Argelia, están en el más desierto de los desiertos. Es una vastísima nada, rodeada de nada, donde sólo crecen las piedras. Y sin embargo, en esas arideces, y en las zonas liberadas, que no son mucho mejores, los saharauis han sido capaces de crear la sociedad más abierta, y la menos machista, de todo el mundo musulmán.
Este milagro de los saharauis, que son muy pobres y muy pocos, no sólo se explica por su porfiada voluntad de ser libres, que eso sí que sobra en esos lugares donde todo falta: también se explica, en gran medida, por la solidaridad internacional.
Y la mayor parte de la ayuda proviene de los pueblos de España. Su energía solidaria, memoria y fuente de dignidad, es mucho más poderosa que los vaivenes de los gobiernos y los mezquinos cálculos de las empresas.
Digo solidaridad, no caridad. La caridad humilla. No se equivoca el proverbio africano que dice:
–La mano que recibe está siempre debajo de la mano que da.
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Los saharauis esperan. Están condenados a pena de angustia perpetua y de perpetua nostalgia. Los campamentos de refugiados llevan los nombres de sus ciudades secuestradas, sus perdidos lugares de encuentro, sus querencias: El Aaiún, Smara...
Ellos se llaman hijos de las nubes, porque desde siempre persiguen la lluvia.
Desde hace más de treinta años persiguen, también, la justicia, que en el mundo de nuestro tiempo parece más esquiva que el agua en el desierto.
(Galeano, Eduardo; “Muros” en Página 12, 23/04/06)
”España tenía el deber legal y moral de amparar su independencia”
Durante las décadas del ‘50 y ‘60 tuvo lugar el proceso de descolonización del África. Por acuerdo de las Naciones Unidas, varios países fueron obteniendo paulatinamente sus independencias. Claro, el mundo capitalista estaba transformándose y ya no le servía mantener colonias en el extranjero para aprovisionarse de materias primas. La cuestión del Sahara Español estaba en la agenda de la Asamblea General desde 1965. Desde fines de los ’50 los sahauríes se manifestaban para conseguir su independencia, en 1967 se forma el Movimiento para la Liberación del Sahara. Pero la paciencia sahaurí se terminó en 1973 y decidieron constituir el Frente Polisario y tomar las armas. Luego de ser repelidos por los colonizadores, deben refugiarse en la frontera con Argelia, que los apoya desde entonces.
El mismo día que España abandona la colonia (27 de febrero de 1976), el Frente Polisario proclama la RASD. Sin embargo, España se atiene al Acuerdo Tripartito con Marruecos y Mauritania, en el cual cede a estos el control territorial sobre la ex colonia.
”Este milagro de los saharauis, que son muy pobres y muy pocos”
Los campamentos de refugiados están situados en la parte occidental del desierto argelino, cercanos a la frontera con Argelia. Están divididos en 4 distritos y llevan los nombres de las ciudades ocupadas.
Cada campo está subdividido en 6 ó 7 pueblos, cada pueblo en 4 barrios. La organización de los campamentos, está prácticamente en manos de las mujeres. La mayoría de los hombres no vive en los campamentos, están en el ejército. Hay que pensar que esta gente vive así desde hace más de 20 años, que hay muchachos que no conocen otra cosa que ese campamento.
Gracias a un fuerte avance en la higiene, el pueblo Saharaui fue capaz de evitar las epidemias y controlar la alta tasa de mortalidad infantil. Como resultado de la política adoptada con la alimentación infantil, prácticamente no han habido más casos de desnutrición. La mayor atención está enfocada en la prevención por el Comité de Salud, pero el tratamiento también ha tenido importancia. En los campamentos las mujeres han sido preparadas para ser auxiliares de enfermeras y ayudar en los dispensarios, y un número de estudiantes están siendo preparados en el extranjero para ser enfermeras o doctores.
En el momento de la invasión marroquí, la tasa de analfabetismo entre los Saharauis era del 95%, una herencia de la colonización española. Actualmente, los Saharauis han progresado revirtiendo este dato y así la proporción de personas capaces de leer y escribir es ahora del 90%.
Operación Galeano
Eduardo Galeano es uno de los pocos escritores de la actualidad que, desde la literatura, denuncian las injusticias del mundo. Se pone al pie del cañón, o mejor digamos, de la pluma… y articula literariamente los signos para ordenar los infinitos datos que nos llegan por ahí, desde lejanos lugares, de forma de ofrecernos un sentido, una manera de comprender estos quilombos. La fuerza literaria de frases como “El patriotismo es, hoy por hoy, un privilegio de las naciones dominantes” y “La negativa equivale a una confesión. Negando el derecho de voto, Marruecos confiesa que ha robado un país.” son ejemplos de lo que quiero decir.
Tengamos en cuenta también que a nivel geopolítico se mueven hilos a veces no tan invisibles. Probablemente hay países, como España y otros de Europa, que prefieran no pelearse con Marruecos por apoyar a un grupete de perdidos en el desierto; probablemente a Argelia le convenga socavar el poder de su vecino, y otros países de la región y del mundo prefieran el establecimiento de una RASD débil y manipulable para sacarle los fosfatos y otras porquerías que haya en el suelo. Pero, haciendo esta salvedad, estamos acá hablando de personas, del derecho a la autodeterminación y de un maltrato desmedido por parte de un estado que reclama el territorio para sí mismo.
Más datos en la página de ARSO y en Wikipedia.
2 Comentarios:
La información sobre el Sahara Occidental que recoge Wikipedia, fuente de la que tomas los datos es falsa. Hemos escrito mil veces para que la corrijan pero no lo hacen. NO HAY NINGUN PAIS (NI SIQUIERA EL MISMO MARRUECOS QUE SE ABSTIENE EN LAS VOTACIONES DE LA ONU, NI TAMPOCO FRANCIA SU PRINCIPAL VALEDOR) QUE RECONOZCAN LA SOBERANIA DE MARRUECOS SOBRE EL SAHARA, NI UNO SOLO. También es falsa la información de que son cuarenta y tantos los estados que reconocen la RASD (República saharaui). Son 81 estados los que han reconocido a la RASD a lo largo de su historia. Tu artículo tiene buena intención pero propaga MENTIRAS pro marroquíes que cuelgan irresponsablemente de Wikipedia.
No entiendo que se tilden de sinpapeles a seres humanos que deciden moverse por el mundo, ese mundo que, por derecho, les pertenece. ¿Acaso se les pide certificado de vacunación a las aves migratorias? ¿Tienen nacionalidad los peces? El sol, ¿es americano o africano? La luna, ¿es árabe o cristiana? El viento, ¿es norteño o sureño? Creo que está más que demostrado que la valía de una persona no la demuestra un papel, sino su corazón, su manera de mirar, sonreír y, sobretodo, abrazar.No hace falta un papel que diga que soy negro porque si aun no siéndolo yo me siento así ¿quién me lo va a impedir? Enésima prueba de que el único papel que tiene valor es el papel moneda y sólo si tienes algo que comprar. Lo malo es que las cosas realmente buenas, las indispensables para vivir en paz, no se compran con dinero. Así que vale más el árbol talado que el papel en el que se convierte.
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