Armas de fuego II
A propósito del loquito de Virgina y de algunos datos interesantes que había encontrado sobre muertes por armas de fuego en EEUU. Ahora busqué algo más local, como para ver cómo estamos parados por aquí con este tema.
En el sitio de CLAVE (Coalición Latinoamericana para la Prevención de la Violencia Armada), encontré algunos destacados sobre la situación en nuestro subcontinente: en América Latina se produce el 42% de los homicidios por armas del mundo, siendo una de las áreas más violentas, con una tasa de homicidios de 28,4 cada 100.000 habs (1994) que se reparten de manera bastante heterogénea: Los países del cono sur rondan la tasa de 10, los de la región andina van desde 5 (Perú) hasta 15 (Venezuela) y en algunos países de Centroamérica, los problemas que tienen con las pandillas (las más bravas son las llamadas maras) hacen elevar la cifra a 45.
Respecto al tema armas, un caso emblemático es Brasil, que en 2003 tuvo la friolera de 40.000 muertes por armas de fuego (tasa de mortalidad aproximada de 21 cada 100.000 habs.). Por suerte para nosotros, en nuestro país es de menos de 5 cada 100.000 habs. Claro que hay regiones mucho más violentas que otras, subiendo a 11 en el caso de la CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), aunque en este caso particular no es del todo correcto hacer una tasa dado que gran parte de los individuos que circulan por la ciudad no son residentes allí, pero puede servir como dato grueso con la advertencia que estaría sobreestimado (el denominador debería ser la cantidad total de personas que circulan por la ciudad, sean residentes o no, pero está claro que es una cifra imposible de aseverar). Las muertes por armas de fuego en la CABA representaron en 2002 el 23,7% de las muertes violentas. Las víctimas son en su casi totalidad varones (93,2%) y se concentran en el grupo etario de 15 a 29 años de edad.
Un dato sumamente relevante y que se repite en casi todo el mundo es que los homicidios son en su mayoría por causa de conflictos interpersonales (en el caso de la CABA cerca del 60% de los homicidios son por esta causa, el resto pertenece principalmente a lo que se llama “ocasión de robo”). Dentro del grupo de los conflictos interpersonales, en el 50% de los casos se usaron armas de fuego. Es decir que no es por delitos que se cometen la mayoría de los homicidios, y por supuesto que la proliferación de armas de fuego, por su peligrosidad, contribuye aún más a engrosar este número. Definitivamente, tener un arma de fuego cerca es riesgoso, aunque la haya comprado uno mismo para protegerse.
Transcribo a continuación pasajes de las conclusiones de un estudio publicado por el Ministerio de Justicia, que creo que son interesantes:
Actualización 7/05/07: Pasando hoy por "Puto el que lee", veo que publica un cuento (Los Bandidos) de interesante lectura para reflexionar sobre este tema, desde un punto de vista literario, claro.
En el sitio de CLAVE (Coalición Latinoamericana para la Prevención de la Violencia Armada), encontré algunos destacados sobre la situación en nuestro subcontinente: en América Latina se produce el 42% de los homicidios por armas del mundo, siendo una de las áreas más violentas, con una tasa de homicidios de 28,4 cada 100.000 habs (1994) que se reparten de manera bastante heterogénea: Los países del cono sur rondan la tasa de 10, los de la región andina van desde 5 (Perú) hasta 15 (Venezuela) y en algunos países de Centroamérica, los problemas que tienen con las pandillas (las más bravas son las llamadas maras) hacen elevar la cifra a 45.
Respecto al tema armas, un caso emblemático es Brasil, que en 2003 tuvo la friolera de 40.000 muertes por armas de fuego (tasa de mortalidad aproximada de 21 cada 100.000 habs.). Por suerte para nosotros, en nuestro país es de menos de 5 cada 100.000 habs. Claro que hay regiones mucho más violentas que otras, subiendo a 11 en el caso de la CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), aunque en este caso particular no es del todo correcto hacer una tasa dado que gran parte de los individuos que circulan por la ciudad no son residentes allí, pero puede servir como dato grueso con la advertencia que estaría sobreestimado (el denominador debería ser la cantidad total de personas que circulan por la ciudad, sean residentes o no, pero está claro que es una cifra imposible de aseverar). Las muertes por armas de fuego en la CABA representaron en 2002 el 23,7% de las muertes violentas. Las víctimas son en su casi totalidad varones (93,2%) y se concentran en el grupo etario de 15 a 29 años de edad.
Un dato sumamente relevante y que se repite en casi todo el mundo es que los homicidios son en su mayoría por causa de conflictos interpersonales (en el caso de la CABA cerca del 60% de los homicidios son por esta causa, el resto pertenece principalmente a lo que se llama “ocasión de robo”). Dentro del grupo de los conflictos interpersonales, en el 50% de los casos se usaron armas de fuego. Es decir que no es por delitos que se cometen la mayoría de los homicidios, y por supuesto que la proliferación de armas de fuego, por su peligrosidad, contribuye aún más a engrosar este número. Definitivamente, tener un arma de fuego cerca es riesgoso, aunque la haya comprado uno mismo para protegerse.
Transcribo a continuación pasajes de las conclusiones de un estudio publicado por el Ministerio de Justicia, que creo que son interesantes:
Las armas de fuego tienen un enorme poder simbólico como objeto de fuerza y de masculinidad. Investigaciones cualitativas muestran que este poder influencia de manera muy fuerte en su utilización, no solo en la comisión de delitos, sino también, como respuesta a la sensación de inseguridad imperante (…)
El problema de la violencia no se limita al número de muertes y heridos que se producen, la violencia y la inseguridad son fenómenos complejos cuya dimensión simbólica, subjetiva e institucional no puede ser desconocida. La sensación de desprotección y amenaza permanente facilita la proliferación de salidas violentas e individualistas mediante las cuales la población se inclina a tomar justicia en manos propias, retirando al Estado de su función específica. (…) el éxito del monopolio [de la violencia legítima por parte del Estado] recae en la buena aceptación de éste por parte de la sociedad civil, con lo cual, que esto no suceda es un problema del cual el Estado es responsable. (…)
Lógicamente la prohibición de la comercialización de armas, de por sí, no terminará con la violencia (…) [pero] es actuar en un campo pasible de intervención, combatiendo la lógica militarista y autoritaria en la solución de conflictos. (Muertes y Armas de Fuego en wwwpolcrim.jus.gov.ar)
Actualización 7/05/07: Pasando hoy por "Puto el que lee", veo que publica un cuento (Los Bandidos) de interesante lectura para reflexionar sobre este tema, desde un punto de vista literario, claro.
2 Comentarios:
¿Y del 60% de los asesinos por conflictos interpersonales -interesante índice- qué porcentaje tendrá tenencia legal?
Porque supuestamente acá no es como en EEUU que tenés derecho desde la cuna a andar con tu rifle, deberías cumplir una serie de requisitos.
Acá si ese 60% la tiene trucha, ¿cómo podrías controlarlo con leyes?
Evidentemente el control de la venta de armas es un bochorno, como se probó en reiteradas ocasiones.
No encontré estadísticas que crucen ese 60% de muertes por armas de fuego en conflictos interpersonales con tipo de tenencia/registro de las armas involucradas.
Lo que sí encontré, en el mismo informe que cito, que Argentina es el cuarto productor de armas pequeñas (en otra estadística figura tercero) en América Latina. La cuesión es que generalmente las armas salen primero al mercado en forma legal y después pasan a segundos y terceros mercados (ilegales, claro). Se estima que las armas provenientes de los mercados de reventa son responsables de 200.000 muertes por año para toda América Latina. En Argentina, el RENAR estima que las armas no registradas triplican a las existentes en el mercado legal.
Independientemente de la eficacia (limitada, seguramente) de una ley más restrictiva, la idea que creo resalta de todo esto es que evidentemente la utilización de armas genera más daño que el que pretende evitar, incluso para quien la posee. Y que son utilizadas en gran parte para resolver problemas que no están relacionados con la seguridad, y me parece que es aún menos justificado.
En todo caso el Estado tiene gran responsabilidad por su incapacidad de controlar siquiera el mercado legal.
Los medios de comunicación y la comunidad en general tenemos otra gran parte de la responsabilidad al sobredimensionar el trillado tema de la inseguridad y de "comprar" la solución a lo "cowboy".
Sin perjuicio de ello, debe ser atendido con vistas a reducirlo lo más posible. Pero es evidente que la proliferación de armas entre la población civil no es la solución.
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