El día de Bariloche
Hoy se cumplen 105 años de la fundación de la ciudad de Bariloche. Y no, no hubo un héroe que haya clavado acá la bandera y haya dicho: “Acá fundo Bariloche”. La ciudad fue fundada por decreto por el General Roca desde Buenos Aires. Una tal Ley del Hogar daba facultades al gobierno nacional para disponer de las tierras conquistadas a los indígenas. Ese decreto creó la Colonia Agrícola Nahuel Huapi y reservó los lotes 114 y 115 para la creación del pueblo San Carlos. Dentro de esos lotes estaba el antiguo almacén “La Alemana”, de Carlos Wiederholdt, hito primigenio de la ciudad. Justamente la parte del topónimo “San Carlos” proviene de una confusión (¡!) con el nombre de aquel pionero (que le decían Don Carlos), hasta tal punto llegaba la dificultad de comunicación con la capital. Herr Wiederholdt se desvinculó del comercio en 1900 y regresó a Chile. Hacia 1905 estaba en manos de la Compañía Chile-Argentina, que con capitales extranjeros se hizo de las mejores tierras de la zona, formando grandes explotaciones forestales y ganaderas. Ya desde temprano las maravillas naturales de la zona eran apreciadas, el mismo local de Wiederholdt ofició a las veces de alojamiento de los primeros visitantes. Luego llegaron grandes apellidos como Anchorena, Ortiz Basualdo, Lavallol, etc.
La inundación de 1899 en Viedma y Carmen de Patagones, junto con el atractivo intercambio comercial con Chile, coadyuvaron para engrosar la población de la zona, que para aquella época tenía 850 habitantes, creciendo a 1250 diez años después. El crecimiento económico se vio mermado luego de las restricciones aduaneras impuestas en 1914 y la dificultad de comunicación con el resto del país. Al menos hasta la llegada del ferrocarril en 1934. El censo de 1947 registraba 6552 pobladores. Pero el salto demográfico más importante se dio entre 1970 (26799 habs.) y 1980 (51268 habs.). El censo de 2001 arrojó 91101 habitantes. Hoy se estima que somos unos 120.000, acelerando nuevamente el crecimiento poblacional.
Repasando superficialmente la historia de Bariloche puede notarse la matriz sobre la que se creó nuestro querido país, y la forma en que marcó su destino. La aniquilación del aborigen y de todo rastro de su existencia, la exaltación de las bellezas naturales (sin humanos), el reparto discrecional de tierras y poderes, el privilegio de la oligarquía agrícola-ganadera por sobre toda alternativa de desarrollo.
Hoy tenemos una ciudad bella pero esclava de su propio y descontrolado crecimiento. Orientada básicamente al turismo, agresiva con sus propios pobladores (sobre todo los más débiles), por momentos parece auto fagocitarse, ante la ausencia de un estado que no puede o no quiere retomar las decisiones que dejó a manos privadas durante la década pasada, y que siguen haciendo estragos.
Como pintura de la situación, el bochorno de este día de conmemoración fue la suspensión del acto oficial por cuestiones climáticas (la lluvia otoñal barilochense es de lo más típico de por aquí) cuando en realidad no llovió en toda la mañana e incluso asomó el sol en un par de oportunidades. En su reemplazo se realizó un acto improvisado, autoconvocado por diversas organizaciones.
En el escudo que ilustra la nota pueden verse: el lago Nahuel Huapi, emblema de la “Capital de Los Lagos”, donde casi no quedan costas públicas; el emblema turísitico sol+nieve; los colores de las banderas de los inmigrantes; el poncho de Saihueque (el cacique que logró un acuerdo con el gobierno nacional) coronado por una cristiana cruz; y por supuesto el llamado quepis típico de los expedicionarios de la “Conquista del Desierto” en primer plano. Este escudo fue aprobado en 1978 y desde entonces es el oficial de la ciudad.
Como humilde residente, recientemente llegado a estas tierras, saludo con afecto el nuevo aniversario de la joven y hermosa ciudad de Bariloche. A pesar de sus dificultades y limitaciones (que no son patrimonio exclusivo de por aquí), poco a poco me voy apropiando y encariñando… agradeciéndome, y agradeciéndole a Cecilia (la NyC que me atrajo y me trajo) también, la decisión de venir a vivir aquí. Y eso es mucho decir en mayo.
Fuentes:
Historia de Bariloche (en www.bariloche.com.ar)
Wikipedia
Estadísticas (en www.bariloche.gov.ar)
El Escudo de Bariloche (en www.poderlocal.net)
La inundación de 1899 en Viedma y Carmen de Patagones, junto con el atractivo intercambio comercial con Chile, coadyuvaron para engrosar la población de la zona, que para aquella época tenía 850 habitantes, creciendo a 1250 diez años después. El crecimiento económico se vio mermado luego de las restricciones aduaneras impuestas en 1914 y la dificultad de comunicación con el resto del país. Al menos hasta la llegada del ferrocarril en 1934. El censo de 1947 registraba 6552 pobladores. Pero el salto demográfico más importante se dio entre 1970 (26799 habs.) y 1980 (51268 habs.). El censo de 2001 arrojó 91101 habitantes. Hoy se estima que somos unos 120.000, acelerando nuevamente el crecimiento poblacional.
Repasando superficialmente la historia de Bariloche puede notarse la matriz sobre la que se creó nuestro querido país, y la forma en que marcó su destino. La aniquilación del aborigen y de todo rastro de su existencia, la exaltación de las bellezas naturales (sin humanos), el reparto discrecional de tierras y poderes, el privilegio de la oligarquía agrícola-ganadera por sobre toda alternativa de desarrollo.
Hoy tenemos una ciudad bella pero esclava de su propio y descontrolado crecimiento. Orientada básicamente al turismo, agresiva con sus propios pobladores (sobre todo los más débiles), por momentos parece auto fagocitarse, ante la ausencia de un estado que no puede o no quiere retomar las decisiones que dejó a manos privadas durante la década pasada, y que siguen haciendo estragos.
Como pintura de la situación, el bochorno de este día de conmemoración fue la suspensión del acto oficial por cuestiones climáticas (la lluvia otoñal barilochense es de lo más típico de por aquí) cuando en realidad no llovió en toda la mañana e incluso asomó el sol en un par de oportunidades. En su reemplazo se realizó un acto improvisado, autoconvocado por diversas organizaciones.
En el escudo que ilustra la nota pueden verse: el lago Nahuel Huapi, emblema de la “Capital de Los Lagos”, donde casi no quedan costas públicas; el emblema turísitico sol+nieve; los colores de las banderas de los inmigrantes; el poncho de Saihueque (el cacique que logró un acuerdo con el gobierno nacional) coronado por una cristiana cruz; y por supuesto el llamado quepis típico de los expedicionarios de la “Conquista del Desierto” en primer plano. Este escudo fue aprobado en 1978 y desde entonces es el oficial de la ciudad.
Como humilde residente, recientemente llegado a estas tierras, saludo con afecto el nuevo aniversario de la joven y hermosa ciudad de Bariloche. A pesar de sus dificultades y limitaciones (que no son patrimonio exclusivo de por aquí), poco a poco me voy apropiando y encariñando… agradeciéndome, y agradeciéndole a Cecilia (la NyC que me atrajo y me trajo) también, la decisión de venir a vivir aquí. Y eso es mucho decir en mayo.
Fuentes:
Historia de Bariloche (en www.bariloche.com.ar)
Wikipedia
Estadísticas (en www.bariloche.gov.ar)
El Escudo de Bariloche (en www.poderlocal.net)
5 Comentarios:
(Antes de que alguien me acuse de "autoplagio", aclaro que esto ya fue publicado en otro medio, pero se relaciona con las palabras de MAXD....)
¿Por qué no regalarle a nuestra ciudad un motivo para delinear un proyecto de vida que apunte a ser mejor? Además de fotografiar el desfile, presenciar los típicos actos y disfrutar del feriado, tal vez, en la intimidad de nuestra conciencia, logremos quebrantar nuestra rutina creando algo positivo que represente una mejora desde lo habitual. Sólo basta con observar a nuestro alrededor.
Hay quienes te visitan y se van embelezados. Hay quienes te viven, te recorren, te atraviesan con pasión desenfrenada. Hay quienes te observan desde lejos, y te ignoran desde cerca. Hay quienes se centran en tus faltas, tus defectos, tus eternas necesidades. Hay quienes te saben padeciendo tus retorcidos vientos, extrayendo tus silencios únicos y hurgando en tus remotas entrañas.
Hay quienes te usan, te exprimen, perjudicando a la inocente naturaleza. Hay quienes te besan cada vez que nieva, te miman en las alturas, te quieren con o sin pozos, paisajes o carencias. Hay quienes te conocen desde tu mismísima fundación y aún rondan en los libros, en las brisas de puras transparencias, en las aromáticas expresiones de la primavera, en los bosques y en los sepias de la estepa.
Cada tres de mayo, Bariloche recibe a los suyos en la tradicional calle Mitre y acaricia a quienes atraviesan los acostumbrados arcos del Centro Cívico. Cada tres de mayo las organizaciones más conocidas se disponen a caminar por la calle mostrando sus banderas y carteles para ser vistas por quienes ocupan el palco oficial y por todos los curiosos que se acercan a mirar la atracción del colorido desfile.
Cada tres de mayo oímos desde la mayoría de los rincones céntricos, la voz del locutor que repite una y otra vez los nombres de quienes “hacen” e “hicieron” Bariloche, pero lo cierto es que todos “hacemos” Bariloche. Cada uno, tenga la antigüedad que tenga, haga lo que haga, viva donde viva, hace y conforma la variada población que representa, ni más ni menos, la identidad de esta ciudad.
La palabra “Bariloche” deriva de “Vuriloche” que en mapuche significa “gente detrás de la montaña”. Nosotros somos esa gente, somos ese mundo que se asoma al pié del Nahuel Huapi, somos parte del ecosistema que mantiene vivos los mitos, somos los luchadores, los intrusos, los autóctonos, los arrasadores y los constructores de una ciudad conocida por muchos y sabida por pocos, una ciudad que a veces demuestra ser muy vista, fotografiada, recorrida, y sin embargo, poco observada.
Cada cual la vive distinto. Justamente desde esa rica diferencia debemos reflexionar este tres de mayo. Al analizar nuestra vida en Bariloche y meditando sobre el lazo que nos une a ella, seguramente profundicemos sobre la vida de otros. Otros que también viven detrás de la montaña, también la saben, la aman, la sufren y la disfrutan.
Confío en que la subjetividad de cada uno sabrá como festejar el aniversario de nuestra ciudad. Con o sin desfile, con o sin feriado, todos podemos dedicarle una sonrisa simbólica a esta querida ciudad en la soledad de nuestros pensamientos, imaginando un próspero futuro, y esbozando desde nuestro (aparentemente) pequeño presente, algunos puntos concretos de partida para que así sea.
Muy lindas palabras, has hecho honor al lenguaje. Gracias. Pero dejanos el chivo... ¿dónde lo publicaste?
el año que viene me estoy yendo a Bariloche para estudiar en el instituto balseiro, y me puse averiguar sobre la ciudad y asi llegue aqui..es una informacion bien redactada que no habia leido antes!
concuerdo con mariano, me gusto mucho la redaccion! que disfrutes de este gran lugar que es Bariloche
saludos!
como decia mi madre "para entender un lugar, primero tenes que entender su propia historia", es por eso que a mi me da tanto orgullo vivir aqui en Bariloche
saludos!
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