I care, again
Un juego de palabras que se te puede ocurrir con el reelecto intendente de Bariloche. Resultado que siquiera mereció figurar en los periódicos de circulación nacional, opacado hasta por las internas abiertas kirchneristas de Santa Fe. Justificado, dado el bajo aporte de caudal electoral que tiene este distrito, peor aún si se tiene en cuenta la baja asistencia a urnas (apenas cerca de un 60%).
En lo personal me sorprendió el aplastante triunfo del intendente Alberto Icare (Frente para la Victoria), de salud bastante deteriorada, con la bronca fresca (por no decir helada) de la gente de los barrios necesitados por la demora en la asistencia y normalización de las calles luego de la última nevada, por el desgaste lógico de una gestión compleja (Bariloche es un ejido demasiado extenso), por su negativa a prestarse al debate público con los otros candidatos. Tradicionalmente el viernes anterior se hace un programa especial en la televisión local donde se encuentran y debaten todos los candidatos, me parece una muy buena costumbre. Pero Icare se excusó aparentemente ofendido por dichos de su contrincante (Hugo Castañón, UCR-Concertación, acá somos todos amigos de Kirchner) acerca de su estado de salud (¡!).
A diferencia de otros distritos, aquí la distribución de mesas no tiene un criterio geográfico sino alfabético y la mayoría de ellas están en el centro (hay muy pocos establecimientos educacionales en los kilómetros). Uno de los miedos para esta fecha era la condición climática, que finalmente no resultó desfavorable para un día de elecciones.
Mientras en el centro y en los kilómetros casi no quedan rastros de nieve, en los barrios altos (más pobres) siguen con varios centímetros que se van derritiendo poco a poco empantanando las calles. Es habitual en fechas de elecciones el “acarreo” de votantes de los barrios más humildes hacia sus correspondientes mesas, esta vez parece que incluso hubo 4x4 afectadas a esta práctica. Por otra parte, hay oligarcas de los kilómetros que no se dignaron a moverse de sus cómodas casas aduciendo que el centro queda demasiado lejos e incluso leí comentarios de alguno que, creyéndose más revolucionario que el Che, aseguró que no lo hará hasta que le lleven las mesas más cerca. Como si fuera un favor que se le hace a alguien, como si votar fuera más una obligación que un derecho. En coincidencia con esta aparente desideologización que plantean Macri y los nuevos garcas nacionales, todo se reduce a una relación de empresa-cliente: si yo pago, que me den servicio y punto. El cómo, para quién, a qué costo y con qué prioridades no importa, solo importa que si yo pago me den servicio a mí. ¿Comunidad? ¿Lo público? ¿Qué es eso? Con ese criterio es que el garca no baja a votar, no le importa quién gobierne sino que le den servicio cuando paga. Porque la gente de bajos recursos apenas puede saltear los barriales para moverse un día que podría descansar, y tal vez decida quedarse o no dejarse acarrear, pero el garca que tiene su 4x4 para pavear no quiere perder 15 minutos (lo que puede llevarle ir hasta el centro) para ir a elegir a sus gobernantes. En realidad me parece que no quiere juntarse con la chusma, porque el problema es que los apellidos de los garcas todavía usan el mismo alfabeto que los de los pobres.
En lo personal me sorprendió el aplastante triunfo del intendente Alberto Icare (Frente para la Victoria), de salud bastante deteriorada, con la bronca fresca (por no decir helada) de la gente de los barrios necesitados por la demora en la asistencia y normalización de las calles luego de la última nevada, por el desgaste lógico de una gestión compleja (Bariloche es un ejido demasiado extenso), por su negativa a prestarse al debate público con los otros candidatos. Tradicionalmente el viernes anterior se hace un programa especial en la televisión local donde se encuentran y debaten todos los candidatos, me parece una muy buena costumbre. Pero Icare se excusó aparentemente ofendido por dichos de su contrincante (Hugo Castañón, UCR-Concertación, acá somos todos amigos de Kirchner) acerca de su estado de salud (¡!).
A diferencia de otros distritos, aquí la distribución de mesas no tiene un criterio geográfico sino alfabético y la mayoría de ellas están en el centro (hay muy pocos establecimientos educacionales en los kilómetros). Uno de los miedos para esta fecha era la condición climática, que finalmente no resultó desfavorable para un día de elecciones.
Mientras en el centro y en los kilómetros casi no quedan rastros de nieve, en los barrios altos (más pobres) siguen con varios centímetros que se van derritiendo poco a poco empantanando las calles. Es habitual en fechas de elecciones el “acarreo” de votantes de los barrios más humildes hacia sus correspondientes mesas, esta vez parece que incluso hubo 4x4 afectadas a esta práctica. Por otra parte, hay oligarcas de los kilómetros que no se dignaron a moverse de sus cómodas casas aduciendo que el centro queda demasiado lejos e incluso leí comentarios de alguno que, creyéndose más revolucionario que el Che, aseguró que no lo hará hasta que le lleven las mesas más cerca. Como si fuera un favor que se le hace a alguien, como si votar fuera más una obligación que un derecho. En coincidencia con esta aparente desideologización que plantean Macri y los nuevos garcas nacionales, todo se reduce a una relación de empresa-cliente: si yo pago, que me den servicio y punto. El cómo, para quién, a qué costo y con qué prioridades no importa, solo importa que si yo pago me den servicio a mí. ¿Comunidad? ¿Lo público? ¿Qué es eso? Con ese criterio es que el garca no baja a votar, no le importa quién gobierne sino que le den servicio cuando paga. Porque la gente de bajos recursos apenas puede saltear los barriales para moverse un día que podría descansar, y tal vez decida quedarse o no dejarse acarrear, pero el garca que tiene su 4x4 para pavear no quiere perder 15 minutos (lo que puede llevarle ir hasta el centro) para ir a elegir a sus gobernantes. En realidad me parece que no quiere juntarse con la chusma, porque el problema es que los apellidos de los garcas todavía usan el mismo alfabeto que los de los pobres.
7 Comentarios:
Es lamentable lo que sucedió ayer. Más allá de los resultados, la baja participación fue indignante. Lo peor es que después el que no votó (y se jacta de ello) es el mismo que critica al gobierno. Los próximos 4 años yo voy a poder quejarme y decir "yo a él no lo voté" (a Fourés y cia).
El acarreo es histórico acá, una costumbre eterna y por lo general una buen negocio para transportistas en baja temporada. Una de las razones por la que no se hacen elecciones en alta temporada. Y temo mucho que para la próxima, cuando se vote por distrito y podamos saber qué zona (y por lo tanto qué grupo social) votó por quién, se dispare la disociación de clases que viene avanzando a marchas forzadas.
Tengo muchas ganas de que pase algo FEO.
Bariloche no funciona, no hay decisiones que ayuden a nadie, va más allá de la verguenza. La ciudad es desprolija, improvisada, no está preparada para el clima donde está inmersa y no se hace nada para solucionarlo. Mirá, empiezo a escribir y me caliento, engrano y me acuerdo de todo lo que escuché y vi de cerca. Pero la gente elige y contra eso no hay nada que hacer...
Y los que no eligen, bueno, son decisiones personales, pero lo cierto es que el sentido de lo cívico, lo público, etc, está devaluado...
Me voy a tomar un te de tilo!
Qué sea doble!
¿Es posta el dato que la próxima se reparten mesas por distrito?
Aunque no lo voté a Icare no me parece que esté tan mal que haya ganado habida cuenta del cuadro de alternativas. Castañón tampoco me resultaba en grandes mejoras (salvo ser amigo del gobernador, que se lleva bien con el presidente). Sí creo que tendría que haber sido penalizado con mayor fuerza por no asistir al debate (mismo caso que Macri, que tampoco fue penalizado por eso) y por hacer la plancha con cuestiones de política comunal que deben ser revisadas. Como consuelo tal vez quede el Concejo que metió al ARI y al socialismo como para contrapesar un poco.
Lo otro que no entiendo (disculpen la ignorancia) es cómo puede ser que el Tribunal de Cuentas quede en manos del oficialismo.
El Tribunal de cuentas siempre lo estuvo... al menos así lo vi yo, con Barriga (el flamante presidente del Concejo Municipal electo) como su referente...
No sé si eso está dentro de los parámetros delimitados, tal vez esté expresado en la Carta Orgánica y no se contradice con los hechos ¡te paso un ejemplar si querés!
Sí, es así, no lo dudo, por eso me llama la atención. ¿No es un tribunal de control? Se nos escapó en la reforma eso, debería tener al menos un integrante de la oposición. Caí recién ahora que es la primera vez que voto aquí.
Un poco tarde porque los últimos días no podía entrar a ningún blog de Blogger.
El tribunal de cuentas SIEMPRE fue oficialista porque se elije en la sábana. Nadie corta boleta porque en la realidad es un organismo sin peso, solo se dedican a controlar que los balances cierren, aunque al final el que aprueba es el Concejo Municipal. O sea, en el municipio no hay Poder Judicial. Y como el Tribunal de Faltas no tiene poder, a nadie le importa quién va y por eso nunca le prestamos atención. El hecho de que el primer concejal electo haya estado en el TdF es anecdótico, pudo haber salido de cualquier agujero.
Yo tenía esperanzas de que en la reformulación de la Carta Orgánica le dieran más peso al Tribunal. Creo que estaba el proyecto de que fuera un cuerpo profesional independiente, no electivo. Un verdadero poder judicial con capacidad de controlar, investigar y llevar a la justicia los casos de corrupción.
En mi errático weblog (www.danbat.com.ar) voy tirando algunas ideas de lo que podría hacerse en la ciudad. Mi esperanza es que alguien lo lea y le de ideas de hacer algo, cualquier cosa positiva, para salir de esta inacción que hay por todos lados.
No te preocupes por la demora, en los últimos días casi nadie pudo acceder a Blogger. Gracias por tu aporte.
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