martes, enero 22, 2008

Q.E.P.D.

Con hondo pesar comunico que esta tarde, a las 16:34 ha dejado de existir mi segundo premolar superior izquierdo.

Fue en el preciso momento que el chabón de blanco que colgó un cuadro que reza "Dentista" me comentó: "Ese pinchazo que sentiste recién, era el nervio que quedaba vivo, ahora el diente está muerto."

Atormentado por la caries que fuera reparada a medias por otro chabón de blanco que colgó un cuadro que reza "Dentista" el mes pasado, el pobre premolar sufrió el embate final de la peste hacia su propio corazón, causándome uno de los peores dolores físicos que he sufrido (aunque está en duda la capacidad de la memoria humana de registrar niveles de dolor). La intervención se llevó a cabo sin mayores sobresaltos que los míos sobre el sillón del dentista, haciéndome recordar que debo cepillarme los dientes, pasarme el hilo dental y hacerme los enjuages bucales tradicionales y con fluor, como lo vengo haciendo desde siempre. Pero bueno, igual me lo recordó. Ahora vuelvo al refugio del naproxeno (ahora recetado ¿me redimo así de la automedicación pasada?) para pasar la noche. Mañana veremos.

Uno menos...