Como si supiera

Cuando ayer escuchaba los fragmentos del discurso de Cristina tuve un claro deja vu. El sábado, Eduardo Aliverti comenzó el programa con su tradicional editorial (publicado el lunes en el P12) conjeturando sobre un posible discurso de la presidenta, sustancialmente similar al que finalmente fue. No me había parecido uno de sus mejores editoriales, pero de alguna manera confirmó la chapa de excelente periodista al anticiparse con bastante exactitud a lo que finalmente fue un inesperado discurso. Inesperado porque a esta altura realmente yo pensaba que el gobierno se había quedado sin reacción, encerrado en sí mismo. Sin embargo salió de la cucha para jugar de nuevo y no lo hizo mal. Era un discurso para anunciar hace más de un mes, pareció a destiempo, pero la movida vale porque, aún sin ser lo que los progres deseamos que fuera, sigue corriendo por izquierda de lo que el discurso dominante está dictando. Y es políticamente interesante en el sentido que pone una cuña en el pensamiento de aquel sector de la opinión pública que no da por perdido (el que no cayó en la tentación del lado gorila de la fuerza). Aquel que tenía sus dudas al respecto de "qué haría el gobierno con el dinero extra". Las declaraciones terminan con esta duda y llaman a reposicionarse con una nueva carta en la mano. El otro punto a destacar es "el tono" no confrontativo, el pedido de disculpas "a quien hubiera podido sentirse ofendido" y por las dificultades en la comunicación de las medidas controvertidas. Y, en todo ese mismo movimiento, ratificar las retenciones móviles. Lejos de la estadista que nos gustaría que fuera sin duda demostró una muñeca política que pocos dirigentes de hoy día pueden presentar (como para revalidar el argumento posibilista de "es lo que hay, pero lo otro es mucho peor" que genera importantes discusiones en el ámbito académico).


Al respecto de los anuncios, son, claro, grandilocuentes y hay que tomarlos con pinzas. En particular llamó la atención el importante peso relativo del gasto en sector salud. Hasta lo que entendía la proporción del PBI que Argentina gasta en salud no está muy por debajo del estándar pero que no está muy bien gastado. Ginés había hecho maravillas en su gestión con menos presupuesto que el que tendrá Ocaña. De hecho el principal problema que se me ocurre es qué haremos con 30 hospitales nuevos sin personal capacitado bien pagado que los atienda. Pero esto son minucias que después se esclarecerán (o no), pero decir por cadena nacional "vamos a poner más hospitales, viviendas e infraestructura vial" sin duda garpa.