Los problemas de comprarse un lago
Uno de los culebrones locales es este asunto del lago privado de Lewis y la disputa por el acceso libre a sus costas. El fin de semana tuvo su actualización por una road-battle entre un puñado de representantes de organizaciones sociales que habían ido a manifestarse allí (ruta 40 sur) y otro puñado bastante mayor de defensores del "filántropo" millonario extranjero propietario del lago, al frente de quienes estaba el intendente de El Bolsón (chan!). Las crónicas indican que los segundos dieron, y los primeros recibieron.
En lo personal no tengo gran interés por el Lago Escondido que se compró el Sr. Lewis. Probablemente con contactos podría conseguir un permiso para entrar pero aún así no sé si iría. Digo esto porque podría presumirse una sobreactuación por este asunto. También he escuchado historias sobre corridas a los tiros de los anteriores propietarios de aquellas tierras hacia algún que otro intruso, con lo cual no sería privativo de la nueva situación de la propiedad. Sin embargo, el tema del acceso público a las costas es importante de tratar, dado que en los últimos años ha habido un avance descontrolado de lo privado sobre lo público y al día de hoy nos tenemos que arrumbar en los pocos espacios que hay disponibles o pagar un camping con costa, cuando acá hay lagos para tirar para arriba. En principio se trata de una cuestión de acceso a un área para actividades recreativas, que quede claro que no se muere de hambre gente por esto. Independientemente de mi desinterés por este lago en particular no deja de ser humillante tener que pedir permiso para ir a un lugar al que se debería poder ir libremente.
Recapitulando la historia, hasta lo que sé, desde que las tierras fueron compradas por el millonario, se construyó una mansión y toda una serie de instalaciones para empleados. Para ello se acondicionó el camino principal que es el modo más fácil de acceder al lago. Pronto el conflicto apareció y se reclamó servidumbre de paso. La empresa constituída ad-hoc para atender los asuntos del millonario en sus tierras se comprometió a brindar servidumbre de paso. Esta servidumbre se proporcionaría por el extremo oeste de difícil acceso. Aparentemente la idea era mantener alejada a la chusma de los asuntos del millonario. Hace un par de años se presentó un amparo respecto a este problema. Aquí hay un relato bastante pormenorizado de Rodriguez Dutch, patrocinante de los amparistas, que pinta la complejidad del asunto y la poca intención de solucionarlo tanto por parte del propietario como de las autoriadades.
Más allá del tema legal sobre el acceso libre a las costas este tema tiene una carga simbólica de peso. Representa las distancias que permite la terrible desigualdad en el reparto de la riqueza. Esto genera un razonable resentimiento, al cual me sumo acaloradamente, en especial por lo siguiente:
Otro aspecto llamativo del asunto es el nivel de obsecuencia y presentación de curiosos valores sociales que se han expuesto en nombre de la comunidad de El Bolsón, en encendida defensa del millonario. Parecen al menos desmedidas. También es curioso que sean los mismos voceros de la empresa quienes difundan estas declaraciones:
Este es mundial:
Por último, parece al menos desubicado caracterizar a la manifestación con actitudes de "xenofobia y autoritarismo". Lo primero por ser un significante reservado para caracterizar a quienes imponen discriminación hacia aquellos extranjeros posicionados en inferioridad de condiciones, como muchos que estos defensores de extranjeros millonarios no dudarían en mandar de vuelta a su país (es decir que el problema no es la procedencia, sino el tamaño de la billetera). Sobre el segundo término, baste mencionar que la autoridad y la violencia estuvieron mayoritariamente ambos del lado de los "defensores" de la propiedad privada del millonario. El Sr. Lewis debería sufrir más por la vergüenza que le genere el accionar de estos personajes que por un puñado de militantes sociales.
En lo personal no tengo gran interés por el Lago Escondido que se compró el Sr. Lewis. Probablemente con contactos podría conseguir un permiso para entrar pero aún así no sé si iría. Digo esto porque podría presumirse una sobreactuación por este asunto. También he escuchado historias sobre corridas a los tiros de los anteriores propietarios de aquellas tierras hacia algún que otro intruso, con lo cual no sería privativo de la nueva situación de la propiedad. Sin embargo, el tema del acceso público a las costas es importante de tratar, dado que en los últimos años ha habido un avance descontrolado de lo privado sobre lo público y al día de hoy nos tenemos que arrumbar en los pocos espacios que hay disponibles o pagar un camping con costa, cuando acá hay lagos para tirar para arriba. En principio se trata de una cuestión de acceso a un área para actividades recreativas, que quede claro que no se muere de hambre gente por esto. Independientemente de mi desinterés por este lago en particular no deja de ser humillante tener que pedir permiso para ir a un lugar al que se debería poder ir libremente.
Recapitulando la historia, hasta lo que sé, desde que las tierras fueron compradas por el millonario, se construyó una mansión y toda una serie de instalaciones para empleados. Para ello se acondicionó el camino principal que es el modo más fácil de acceder al lago. Pronto el conflicto apareció y se reclamó servidumbre de paso. La empresa constituída ad-hoc para atender los asuntos del millonario en sus tierras se comprometió a brindar servidumbre de paso. Esta servidumbre se proporcionaría por el extremo oeste de difícil acceso. Aparentemente la idea era mantener alejada a la chusma de los asuntos del millonario. Hace un par de años se presentó un amparo respecto a este problema. Aquí hay un relato bastante pormenorizado de Rodriguez Dutch, patrocinante de los amparistas, que pinta la complejidad del asunto y la poca intención de solucionarlo tanto por parte del propietario como de las autoriadades.
Más allá del tema legal sobre el acceso libre a las costas este tema tiene una carga simbólica de peso. Representa las distancias que permite la terrible desigualdad en el reparto de la riqueza. Esto genera un razonable resentimiento, al cual me sumo acaloradamente, en especial por lo siguiente:
- Resulta obsceno que un solo tipo pueda comprarse un lago
- Más obsceno si se lo presenta dentro de un contexto donde grandes mayorías no pueden acceder siquiera a un terrenito para plantar una casilla y graves problemas para alimentarse
- Más aún si ese solo tipo tiene a todo un séquito a su servicio para vivir allí solo un par de meses (con suerte) al año.
- El problema sin resolver es que el tipo no quiere perder el control sobre quién pasa y quién no. Es lógico desde el punto del vista de un tipo que tiene guita para comprarse un lago y su miedo eterno (esa es su tragedia) a que alguno se tiente con su fortuna.
- No tiene presencia social sino a través de sus representantes (la empresa y sus voceros). No tiene comunicación directa con "su" comunidad. (Queda claro que no es "su" comunidad, sino solo "gente" que azarozamente (o debo decir "lamentablemente") vive cerca de la propiedad que usa ocasionalmente para descansar).
- Sus frustrados intentos de comprársela con dádivas (al menos algunas dudosas) son muestra de esta incapacidad.
- Su característica de "extranjero" no sería un problema en sí (queda claro que él no tiene la culpa de ello) sino que es expresión de un gran desajuste y una falencia nuestra a la hora de administrar la soberanía sobre nuestro propio territorio. Es inaceptable que venga un tipo y ponga taca-taca toda la mosca sobre la mesa y se compre un lago porque le resulta barato, como también fue inaceptable por décadas que un puñado de tipos (bien argentinos ellos) se repartieron las tierras a discreción y que, lejos de revertir esa situación, se aceleró la concentración ante la perpleja necesidad de quienes no tienen dónde vivir (ni como).
- Es indignante que el tipo no salga a repudiar la violencia que se generó a puertas de sus tierras, y a causa de un conflicto que lo tiene como protagonista. Solo se leen comunicados de voceros y representates agradeciendo la intervención (violenta) de los grupos que defienden la postura de la empresa y el millonario, el que calla otorga.
Otro aspecto llamativo del asunto es el nivel de obsecuencia y presentación de curiosos valores sociales que se han expuesto en nombre de la comunidad de El Bolsón, en encendida defensa del millonario. Parecen al menos desmedidas. También es curioso que sean los mismos voceros de la empresa quienes difundan estas declaraciones:
Los abajo firmantes, vecinos integrantes de la comunidad de nuestra querida ciudad de El Bolsón, deseamos expresarle nuestra solidaridad para con Ud. y su empresa Lago Escondido (...)
Somos la gran mayoría, hijos de inmigrantes que llegaron a estas latitudes forjando su futuro y haciendo grande a nuestro país. Ese ejemplo que nos legaron nuestros mayores, nos moviliza hoy para manifestarle este apoyo incondicional. (...)
Exigimos que se respete el derecho a la Propiedad Privada(...)
Este es mundial:
El Sr. Lewis compró esa propiedad y por lo tanto le pertenece, con todo lo que eso implica, ya sean lagos, ríos, etc. Por qué tendría que dejar entrar gente a su propiedad
Por último, parece al menos desubicado caracterizar a la manifestación con actitudes de "xenofobia y autoritarismo". Lo primero por ser un significante reservado para caracterizar a quienes imponen discriminación hacia aquellos extranjeros posicionados en inferioridad de condiciones, como muchos que estos defensores de extranjeros millonarios no dudarían en mandar de vuelta a su país (es decir que el problema no es la procedencia, sino el tamaño de la billetera). Sobre el segundo término, baste mencionar que la autoridad y la violencia estuvieron mayoritariamente ambos del lado de los "defensores" de la propiedad privada del millonario. El Sr. Lewis debería sufrir más por la vergüenza que le genere el accionar de estos personajes que por un puñado de militantes sociales.
3 Comentarios:
Cristobal Lopez se compro por dos mangos toda la orilla sur del lago La Plata, al sur de Chubut.
De quién es la culpa? Del chancho? Habría que manifestarse y exigir explicaciones ante el gobierno local, provincial, nacional y no en la ruta frente a la propiedad...
Hoy es Lewis, mañana Lopez, pasado mañana...???
Figurita repetida: la leche ya está derramada, basta de improvisar, hay que hacer más para que como bien insinúa MAXD, haya alimento y techo para todos.
Sinceramente, yo no creo que la culpa sea de Lewis o López, así como no creo que la culpa de lo que pasó en Tartagal se deba a que haya gente que tenga más y gente que tenga menos como lo expuso la presidenta. Quién autorizó la tala de miles de hectáreas de los cerros circundantes? Si, acertaron, el gobierno de la provincia de Salta.
Si leen los informes de Greenpeace, es alarmante, ya lo venían diciendo, venían avisando sobre los peligros... entonces cuando los gobernantes hablan de las desigualdades culpando a quienes tienen más cuando ellos mismos tienen más que todos nosotros juntos gracias a sus chanchullos...¡AY QUÉ BRONCA ME DA!
Valga la aclaración, la marcha en cuestión era una "demonstration" al mejor estilo blanco yanqui, solo ir a puertas de la propiedad, leer algún documento, sacarse fotos con las banderas como para que conste, todo pacífico, pipí cucú, ideal para que vayamos todos los progres (mea culpa que no estuve). No se trataba de ir como troskos con bombas molotov a incendiarle el bosque a Lewis. Esta demostración ya la habían hecho cerca de la estancia de Ted Turner (dueño del río Traful) y no hubo ningún incidente.
Queda claro, Lewis no tiene la culpa de ser rico, ni de comprarse un lago para él. Sí de decidir quién pasa y quién no. Pero no se trata de asignar culpas (no es tan fácil) sino de tratar de corregir injusticias, por eso era la marcha, ya agotadas las instancias de los mostradores judiciales. Hay que involucrarse más.
Hay corruptelas, sin duda, pero las corruptelas tienen dos lados, aquellos que compran voluntades en oferta son corresponsables del descalabro. Ahora, con el desastre consumado, no vamos a poner una aureola sobre los inocentes empresarios taladores de montes.
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