Paremos el genocidio del Estado de Israel
Texto originalmente publicado aquí.
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No hace tanto tiempo, las palabras judío y oprimido se cruzaban con alguna adecuación. Era la época en que Albert Memmi y su categoría de colonizado gozaban de inusitado prestigio, en que Jean Paul Sartre promovía el diálogo entre la izquierda árabe y la israelí, en que la paz en Medio Oriente se vinculaba al avance de las fuerzas progresistas y revolucionarias del mundo entero. Entonces, resultaba exigible que el nacionalismo palestino aceptara el derecho a la existencia del Estado de Israel, y que el sionismo admitiera que el Estado Palestino formaba parte de la agenda del realismo político. En contra de los cálculos de muchos, ambas cosas casi sucedieron: Yasser Arafat, en nombre del pueblo palestino, e Itzjak Rabin, como representante del gobierno israelí, iniciaron las tratativas que debían desembocar en la autonomía nacional palestina (Estado Nacional Independiente) y en la normalización de las relaciones del Estado de Israel con todos sus vecinos árabes.
La paz parecía ganar cuerpo y espacio, la reacción de ambos campos retrocedía, al menos, en la legitimidad de la batalla discursiva. Pero Rabin fue asesinado por un complot teológico – fascista, primero, y los responsables del crimen ganaron las elecciones nacionales, después. A tal punto la sociedad israelí giró a derecha, que el agente que apretó el gatillo es una suerte de héroe popular que recibe en la cárcel cientos de cartas semanales de aliento y respaldo. La autonomía palestina no solo no avanzó hasta concretar un estado independiente, sino que tras la muerte de Arafat la política oficial del gobierno israelí propone explícitamente destruir el pueblo palestino con el simple argumento de combatir y vencer terroristas. Es una acusación tradicional: la hicieron los nazis contra la resistencia francesa, la repitió la culta Francia contra el pueblo argelino, insistió e insiste el gobierno norteamericano en Vietnam, Afganistán, Irán; la esgrimió en múltiples oportunidades el gobierno israelí en los territorios ilegalmente ocupados.
La masacre actual excede todo lo conocido. No son los datos con su abrumadora evidencia los que horripilan, sino la repetición en medio del silencio cómplice del mundo llamado civilizado. Es preciso detenerla para que judío y masacrador no se vuelvan sinónimos. Para que el carrousel de la muerte no añada gratuita barbarie sobre inenarrable dolor.
Los abajo firmantes exigimos la inmediata detención de los asesinatos militares, el retiro de las tropas israelíes del Líbano, la apertura de negociaciones bajo control internacional para asegurar hoy mas que nunca el legitimo derecho de ambos pueblos a vivir en paz bajo sus respectivos gobiernos democráticamente determinados.
Es preciso que las fuerzas democráticas, populares y progresistas del mundo entero hagan saber que más tarde o más temprano los crímenes contra la humanidad no quedarán impunes, que la victoria militar sobre el pueblo palestino tiene un nombre inequívoco: genocidio, y que las masacres solo abren el curso de nuevas masacres. La única garantía para la seguridad de todos es la paz, las demás no solo son ilusorias, sino que han mostrado a lo largo de más de medio siglo su sanguinolenta estela.
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2 Comentarios:
Primero: yo no coincido con los metodos de Israel para destruir Hezbollah. Tambien creo que el Libano se equivoco al dejar que Hezbollah tire misiles desde casas de familia.
Pero: genocidio?? de que estan hablando?? Estan al mismo nivel lo que paso en ruanda con un millon de personas masacradas, con los ataques de israel que se llevaron 400 personas (de las cuales 399 probablemente no tenian nada que ver)?
Me parece que este tipo de textos con confusiones tan groseras mas que ayudar al entendimiento, embarra la cancha.
Mis dos centavos.
ok, es tu postura. Te concedo que hay una diferencia de dimensión importante entre un millón, 30.000 y 400 muertos, pero hay un método de exterminio en común, un aniquilamiento indisciminado del "enemigo", y eso, a mi entender, se inscribe dentro de lo que se llama genocidio.
Por otra parte son 400 solo en un par de semanas, sumá hoy 57 (37 de ellos niños) por el bombardeo de Qana... dejalos un rato más y van a llegar a esas cifras que sí te impresionan.
Por último, empatar los métodos de un Estado poderoso como el de Israel con una agrupación terrorista como Hezbollah, da la razón al texto. Israel tiene el poder de parar esto... no lo hace, ni se detiene aún habiendo matado (todavía se duda si accidentalmente) observadores de la ONU.
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