Ahora dicen que MaxD tiene que viajar a Buenos Aires

Así es amigos. Luego de un fino proceso de ablande laboral (esto es mencionarme una obra en Neuquén, que sería como nombrarle Waterloo a Napoleón) me dejé convencer de tener que viajar a mi ciudad natal por esas extrañas decisiones producto de un sesudo brain storming entre los cráneos más grossos de la compañía. Cuestión que se hará un extraño enroque de personal y mi papel ahí será cubrir un puesto clave en unas oficinas que tiene la empresa para la cual trabajo en el conurbano bonaerense. No sé si rendiré tanto como Mascherano cuando lo ponen como volante por la derecha pero haremos lo posible por cumplir dignamente. El panorama, aparte de tener que abandonar la tierra de las nieves de endeveras, no es muy alentador: el lugar de trabajo queda muy lejos de mi casa porteña y tendré que dirigir a gente que no es muy hábil con lo que tiene que hacer. Aparte que estamos corriendo contra reloj en el proyecto. El chiste durará unas cinco semanas. La buena noticia que siempre vienen bien estos viajes para reencontrarse con queridos amigos y familiares. No sé qué saldrá de todo esto, solo espero regresar con la misma cantidad de dientes que con los que me estoy yendo.