¿Quién inventó a Hugo Chávez?

Hace unas semanas, Pedro Brieger, en Marca de Radio, le hizo un reportaje a Modesto Emilio Guerrero, autor del libro que se titula como esta nota. El escucharlo fue revelador en varios aspectos ya que complejiza una figura que normalmente es usada en forma maniquea. Indudablemente Hugo Chávez es un referente de la realidad política latinoamericana y marca la cancha para toda la región. Desconocer esto o minimizarlo impediría hacer cualquier tipo de análisis político. Por eso me resultó interesante y porque brinda elementos para entenderlo en su contexto histórico-regional, sus contradicciones, aciertos, errores, en la búsqueda de un camino que, mal o bien, pocos se han atrevido a transitar. Tomé algunas notas de la entrevista, que reproduzco a continuación:

Así empezó

Hubo dos vivencias que lo marcaron desde joven:

• Los relatos que le transmitían sus dos abuelas que lo introducían a la llamada proyectiva de los héroes (mismo mecanismo que lo llevara a Gabriel García Márquez a establecer su marca literaria). Una de ellas le relataba que el bisabuelo había participado en las guerrillas rurales de mediados del siglo XIX (suceso de importancia mayúscula en la historia venezolana), y que lo calificaba de asesino (esto lo afectó profundamente y lo llevó a investigar sobre él). La otra abuela le relataba sobre Ezequiel Zamora, el gran héroe de la guerrilla.
• Su carrera militar y su militancia de izquierda nacionalista dentro de la fuerza. Quedó impresionado por la figura de Juan Velasco Alvarado, militar nacionalista de izquierda en Perú. Acá el entrevistado hace la aclaración que esto es típico del nacionalismo centroamericano, donde nacionalismo en sentido estricto es siempre de izquierda, a diferencia de lo que ocurrió en Europa, Chile y Argentina, por dar unos ejemplos. Chávez conoció a Alvarado cuando tenía 21 años y solo llevaba un par de años en la academia militar. Observó apasionado el cuadro de los militares peruanos compartiendo conversaciones en los bares con los cholos y campesinos. Se sintió profundamente identificado con esta actitud plebeya, de allí el carácter justamente plebeyo que le imprime al ejército venezolano. Replicaba la costumbre al visitar los bares cuando se iba de franco a su ciudad natal. Más adelante quedará impactado por el golpe pinochetista de Chile, sobre todo en su carácter militar. Entiendo aquí que se encuentra perplejo ante el accionar de un nacionalismo militar de extrema derecha, esto lo impacta duramente.

Mezcla rara

Este mismo carácter militarista es el que explica, a entender de Guerrero, su curioso acercamiento hacia militares argentinos de derecha (Mohamed Alí Seineldín entre ellos) a mediados de la década del noventa. También produce otro movimiento hacia la derecha junto con Blair y Clinton al acercarse a la idea política de Anthony Giddens denominada tercera vía. Esta etapa está caracterizada por una mezcla rara con componentes de ultra izquierda (se declaró abstencionista, denunció a los partidos de izquierda como reformistas y planteaba una insurrección distinta a la de 1992, con características similares a la cubana) y estos acercamientos a personajes de derecha: el mencionado Seineldín, Gustavo Breide Obeid y un tal Norberto Ceresole, a quien se lleva a Venezuela como consejero.

Presidencia

En 1998 rompe su relación con Ceresole y con el resto de sus contactos de la derecha argentina. En febrero de ese año se postula como candidato a presidente. Gana con el 56% de los votos. De pronto, este militar se sumerge en un mundo político al que era ajeno. Él se formó dentro de las Fuerzas Armadas como conspirador militar dentro de una suerte de logia que contaba con unos 2900 oficiales, sargentos, soldados, etc. Llevaba una suerte de doble vida, siguiendo su carrera militar de día mientras las noches y los francos los compartía debatiendo con integrantes de grupos guerrilleros (como La Causa R y Douglas Bravo). No está entrenado para los manejos políticos clásicos, las relaciones entre Estados, de la diplomacia, los pactos de poder, las presiones internas y externas, etc. Aprende estas reglas por vía indirecta (como tal conspirador).

En 1999 Pedro Carmona, entonces presidente de la petroquímica Venoco (involucrada ahora en el caso Antonini Wilson), declaraba: "Chávez puede hacer la constitución que quiera, pero que no la aplique porque ahí termina el acuerdo con nosotros" (Ver Constitución 1999). Chávez no pactó y Carmona tampoco, lo cual desencadenó el golpe de 2002 encabezado por el mismo Carmona cuando era presidente de la Central Patronal de Fedecámaras y una guerra política que se extiende hasta nuestros días.

Con este episodio Chávez aprende que sus amigos pueden ser sus enemigos y que algunos otros que no consideraba leales o fiables porque eran civiles lo apoyaron. Esto lo entiende recién estando en el poder y luego de esta crisis.

Antes del golpe, en diciembre de 2001, Bill Clinton le envía un emisario para ofrecerle lobby en el Partido Demócrata y en la Unión Europea a cambio de que no aplique las 23 medidas económicas de la llamada Revolución Bolivariana anunciadas en octubre de 2001 (no pude encontrar con certeza referencia a estas "23 medidas"). Clinton se lo pide porque sabe que esas normas generarían una dinámica inaceptable para el imperialismo norteamericano.

Luego del golpe, y con estos aprendizajes, declara: "Se acabó el Chávez blandengue".

Virtudes

Según el autor, la principal virtud de Hugo Chávez es ser coherente con lo que piensa cuando es una cosa y también cuando se transforma en otra. Es nacionalista hasta fines de 2004, cuando escribe el discurso en que declara que quiere cambiar el socialismo, desde ahí enarbola postulados socialistas aunque no tenga muy en claro a qué se refiere con el socialismo del siglo XXI. Otra virtud es su capacidad de aprender del mundo político.

Falencias

Su principal desventaja radica en que es contradictorio en sí mismo, y en su no aceptación de tal contradicción. Debe superarse con contradicciones superiores. Cuando rompe en 1998 con Blair y la derecha, no lo hace con el anillo de izquierda que lo cerca y lo aísla del movimiento. Hoy vive una nueva lucha contra la corrupción en rebeldía en Caracas.

Otra falencia es su pobre formación teórico política. Debe tomar nota que de las veintiséis revoluciones típicas latinoamericanas del siglo veinte, todas fracasaron salvo la cubana. No es un buen récord para un camino socialista.

No resolver su contradicción político anímica que lleva con sus partidarios le impide contrarrestar los efectos de su tendencia mesiánica. Y, según Guerrero, de este último laberinto, el del socialismo, se sale completo o no se sale (no hay tercera vía).