Divagaciones sobre la crianza de niños XV: Las crisis llegó para quedarse

No se trata de la presente crisis estructural del capitalismo financiero global disparada por la explosión de la burbuja especulativa generada por las hipotecas subprime. Se trata de la famosa "crisis de los 8 meses", de la que pensábamos íbamos a zafar pero que nos llegó algo retrasada, o más precisamente: "crisis de individuación", donde el pequeño empieza a darse cuenta de que es una entidad separada de sus padres. Esto debe ser sin duda terrible y me remite a la primera divagación: la vida duele. Darse cuenta que uno es en tanto no es ni papá ni mamá... es tremendo, no me queda más que unirme en llantos con él. Pero ojo, los libros dicen que nada de llevarse al crío a la cama, ni alzarlo, etc. Hay que aguantar el llanto estoicamente y sin estrangular. La diferencia entre el silencio y un Carmina Burana a todo volúmen está simplemente entre quedarse a su lado o desplazarse hacia la puerta. Pasamos una muy mala noche con no más de una hora seguida de sueño y luego instrumentamos nuestro plan de contingencia: una camita de campaña al lado de la cuna para velar por su sueño sin sacrificar el propio (esto es para quién haya perdido al TEG ese día). Si da, a mitad de la noche pasamos a nuestra cama original intentando continuar el descanso. Si se despierta a la noche es casi fija que vuelve a llorar, ahí recomienza el proceso. No tenemos planes "B", "C" ni "D" por ahora ni sabemos como salir de este Plan de Apalancamiento del Sueño Infantil y desconocemos hacia donde nos va a llevar. Los libros también dicen que esto dura entre una y dos semanas, aguantaremos la tempestad atados así.