Notas sobre la cuestión Civilización y Barbarie III: La Tortura
Uno de los conceptos frontera entre civilización y barbarie debe ser el de tortura. Frontera porque está en el límite, pero a su vez porque claramente se define del lado de la civilización y, a su vez, la define. Lo aprendimos muy bien (la versión más refinada de la escuela francesa): la tortura es un método para obtener información, sino, es otra cosa. La justificación es que la tortura salva vidas inocentes y defiende nuestro modo de vida (civilizado por supuesto), como bien lo entiende Jack Bauer. La cuenta es que haciendo sufrir a uno de los otros, salvamos a muchos de nosotros, esto es pura racionalidad moderna. Si no torturamos, se nos vienen los bárbaros encima. Es la licencia que debemos tomarnos para sobrevivir. Es poner momentáneamente un pie en el infierno para que no nos queme del todo. El torturador obtiene entonces una licencia moral, el que hace el trabajo sucio, el que limpia nuestros inodoros, y en definitiva es un héroe, un héroe anónimo.
Los bárbaros no torturan, pueden matar, degollar, descuartizar, pisotear, etc, pero no torturan porque no necesitan sacar información. No saben sacarla ni tampoco sabrían qué hacer con ella. Los bárbaros maltratan y matan porque sí, no sabemos por qué (porque son bárbaros, lógico) ni nos interesa saberlo.
El buen civilizado tortura de modo profesional, el que disfruta de la tortura es un desviado, un excedido. Todo debe estar reglado, el torturado no debe morir hasta dar la información, luego se dispondrá de él de acuerdo a las necesidades de la civilización (liberación, confinamiento, ejecución pública, desaparición, etc). Lo que caracteriza entonces a la civilización, aparte de la tortura como método para obtener información, es la normativa que la regula y su previsibilidad. Si estás en algo, si tenés información, es previsible que serás torturado. Ese es el precio de la civilización.
Los bárbaros no torturan, pueden matar, degollar, descuartizar, pisotear, etc, pero no torturan porque no necesitan sacar información. No saben sacarla ni tampoco sabrían qué hacer con ella. Los bárbaros maltratan y matan porque sí, no sabemos por qué (porque son bárbaros, lógico) ni nos interesa saberlo.
El buen civilizado tortura de modo profesional, el que disfruta de la tortura es un desviado, un excedido. Todo debe estar reglado, el torturado no debe morir hasta dar la información, luego se dispondrá de él de acuerdo a las necesidades de la civilización (liberación, confinamiento, ejecución pública, desaparición, etc). Lo que caracteriza entonces a la civilización, aparte de la tortura como método para obtener información, es la normativa que la regula y su previsibilidad. Si estás en algo, si tenés información, es previsible que serás torturado. Ese es el precio de la civilización.
2 Comentarios:
Justamente ayer estuve leyendo algo que me revolvió las tripas, no es sobre tortura específicamente, pero se relaciona.
Te paso el enlace.
Bueno, sí, muy bien apuntado, cuando escribía esto pensaba que justamente genocidio es otro concepto frontera y característico de la modernidad. Llevado hasta el paroxismo por los nazis, es producto de llevar una racionalidad hasta las últimas consecuencias.
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