La salvación de los pobres
Me quedó desde hace casi un mes este pensamiento en el tintero.
Todos conocen la campaña de la Fundación Garrahan de reciclado de papel y la más reciente de las tapitas plásticas. La idea es aportar desde la comunidad el material reciclable para que la Fundación lo venda y recaude para el Hospital de Niños.
Todo muy lindo, bien a medida de la clase media (sobre todo lo de las tapitas). ¿A qué voy con este comentario odioso? En principio no es contra la obra de la Fundación, que busca estrategias para procurarle recursos al Hospital, que, como casi toda fundación y cooperadora, es una falla del sistema de asignación de recursos (salvo aquellas excepciones donde por ejemplo se habrá buscado una experiencia cooperativa). Pero este asunto del "aporte de material reciclable" suena a clásico mecanismo de dádiva clasemediero. Es decir, "de la basura que me sobró aporto esto para los chicos pobres". Más aún con las tapitas, porque en el caso del papel ni siquiera eso. Los puntos de recolección se ubican más que nada en empresas y el papel que allí se aporta es básicamente el desperdicio de sus insumos. Pero las tapitas de gaseosas las juntás en casa y un día te las metés en el bolsillo para llevarlas a la oficina y ponerlas en el frasco correspondiente. Y cumpliste... , nobleza obliga, peor es nada.
Pero el asunto del reciclaje apareció como viable desde la devaluación del 2002 y la elevación de los precios de insumos de papel y plástico. A partir de allí surgió el nuevo oficio de "cartonero", lamentablemente siempre considerado como marginal y condenado a pésimas condiciones laborales. Es un mecanismo de sobreviviencia y a su vez un aporte a la economía y ecología. Tuvimos suerte con eso. Los municipios y otros gobiernos han hecho poco y nada por potenciar este fenómeno (facilitar lugares de separación, generar campañas para la selección domiciliaria, posibilitar el retiro separado, etc). En el caso de Bariloche está la ARB (Asociación de Recicladores de Bariloche) que tiene a su gente revolviendo las bolsas en el vertedero municipal (ellos hasta nos hacen el "favor" de no afearnos las calles como los de Buenos Aires) expuestos a accidentes y enfermedades. Si tenés buena onda, ponés el material reciclable en bolsas separadas, sino que se arreglen. Aparte de eso tienen que compactar, empaquetar y organizar un flete hasta donde reciben el material los compradores (que hasta lo último que sabía era en Buenos Aires y en Santa Fe). Este es su trabajo, su medio de vida, lo hacen con pasión y esfuerzo... y muy poca ayuda.
Previo al día de los Reyes Magos, los padres de alumnos de una escuela pública (cuando no) se organizaron para juntar juguetes y otras cosas para los niños de un barrio postergado. Aprovecharon la campaña también para recolectar tapitas para la Fundación Garrahan. Las tapitas son muy preciadas porque el material de las que están hechas se puede vender a muy buen precio. La gente hizo su aporte, pero en un determinado momento apareció la gente de la ARB con 500 kilos de tapitas plásticas juntadas de revolver la basura de toda la ciudad. ¿Cuánta gaseosa tenés que tomar para juntar 1 solo kilo de tapitas? Esta noticia me impresionó, ese es realmente un aporte genuino que implica compartir lo que uno tiene (lo poco o lo mucho), el fruto de su propio esfuerzo.
Una vez más los pobres nos salvaron.
Todos conocen la campaña de la Fundación Garrahan de reciclado de papel y la más reciente de las tapitas plásticas. La idea es aportar desde la comunidad el material reciclable para que la Fundación lo venda y recaude para el Hospital de Niños.
Todo muy lindo, bien a medida de la clase media (sobre todo lo de las tapitas). ¿A qué voy con este comentario odioso? En principio no es contra la obra de la Fundación, que busca estrategias para procurarle recursos al Hospital, que, como casi toda fundación y cooperadora, es una falla del sistema de asignación de recursos (salvo aquellas excepciones donde por ejemplo se habrá buscado una experiencia cooperativa). Pero este asunto del "aporte de material reciclable" suena a clásico mecanismo de dádiva clasemediero. Es decir, "de la basura que me sobró aporto esto para los chicos pobres". Más aún con las tapitas, porque en el caso del papel ni siquiera eso. Los puntos de recolección se ubican más que nada en empresas y el papel que allí se aporta es básicamente el desperdicio de sus insumos. Pero las tapitas de gaseosas las juntás en casa y un día te las metés en el bolsillo para llevarlas a la oficina y ponerlas en el frasco correspondiente. Y cumpliste... , nobleza obliga, peor es nada.
Pero el asunto del reciclaje apareció como viable desde la devaluación del 2002 y la elevación de los precios de insumos de papel y plástico. A partir de allí surgió el nuevo oficio de "cartonero", lamentablemente siempre considerado como marginal y condenado a pésimas condiciones laborales. Es un mecanismo de sobreviviencia y a su vez un aporte a la economía y ecología. Tuvimos suerte con eso. Los municipios y otros gobiernos han hecho poco y nada por potenciar este fenómeno (facilitar lugares de separación, generar campañas para la selección domiciliaria, posibilitar el retiro separado, etc). En el caso de Bariloche está la ARB (Asociación de Recicladores de Bariloche) que tiene a su gente revolviendo las bolsas en el vertedero municipal (ellos hasta nos hacen el "favor" de no afearnos las calles como los de Buenos Aires) expuestos a accidentes y enfermedades. Si tenés buena onda, ponés el material reciclable en bolsas separadas, sino que se arreglen. Aparte de eso tienen que compactar, empaquetar y organizar un flete hasta donde reciben el material los compradores (que hasta lo último que sabía era en Buenos Aires y en Santa Fe). Este es su trabajo, su medio de vida, lo hacen con pasión y esfuerzo... y muy poca ayuda.
Previo al día de los Reyes Magos, los padres de alumnos de una escuela pública (cuando no) se organizaron para juntar juguetes y otras cosas para los niños de un barrio postergado. Aprovecharon la campaña también para recolectar tapitas para la Fundación Garrahan. Las tapitas son muy preciadas porque el material de las que están hechas se puede vender a muy buen precio. La gente hizo su aporte, pero en un determinado momento apareció la gente de la ARB con 500 kilos de tapitas plásticas juntadas de revolver la basura de toda la ciudad. ¿Cuánta gaseosa tenés que tomar para juntar 1 solo kilo de tapitas? Esta noticia me impresionó, ese es realmente un aporte genuino que implica compartir lo que uno tiene (lo poco o lo mucho), el fruto de su propio esfuerzo.
Una vez más los pobres nos salvaron.
5 Comentarios:
Tal cual, en mi trabajo tenemos una especie de contenedor para las tapitas. Todo fue iniciativa de una compañera que estudia enfermería.
Admirable lo de los 500 kilos!
A mi me parece bien la campaña, especialmente por el fin, los medios en este caso no me importan mucho.
Sucede como con las monedas: todos tienen una alcancía y un repositorio de tapitas.
La campaña está perfecta y todo vale si es "por los pibes". Mi punto es que la verdadera "salvación" la terminan poniendo los pobres. La salvación vía solidaridad es solo si se comparte el fruto del esfuerzo, no alcanza con dar lo que sobra, aunque algunos ni eso.
Interesante reflexion...a pesar de conocer a los org. de la campaña , ni me habia enterado de semejante rejunte. Tapitas que ellos mismos podrian haber vendido. No solo el trabajo de la recoleccion hace unica esta accion.
Pero esa es la sociedad que tenemos y que cada vez soporto menos. La sociedad de si me sobra te doy. Antes de tirarla te lo regalo...nunca nos sacamos una miga de la boca para que otros coman . Solo cuando el pan ya esta tan duro que no sirve ni para las milangas.
de repente me acorde que hace anios que estoy buscando una ong para donar tiempo y trabajo
:/
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