viernes, marzo 20, 2009

Atentado al sentido común (anexo académico)

Ya que estamos, aplicamos el título. Hay un librito muy lindo de Erving Goffman llamado "La presentación de la persona en la vida cotidiana". (Hasta ahora todo lo que leí de Goffman es muy lindo). Y repasándolo me encuentro con este fragmento que es divino para aplicar a estos casos:

(...) Cuando tiene lugar un hecho que es, desde el punto de vista expresivo, incompatible con la impresión sucitada por el actuante, pueden producirse consecuencias significativas que son sentidas en tres niveles de la realidad social (...) [Goffmann, Erving; La presentación de la persona en la vida cotidiana; 1a ed. 3a reimp.; Buenos Aires; Amorrortu, 2001, p. 258]


Y aquí resumo para que no parezca que me copié del compañero:

1) El riesgo de que se produzca una interrupción confusa y embarazosa de la interacción social. Se quiebra el sostenimiento de la definición de la situación.
2) El riesgo de comprometer a todo el establecimiento social (es decir todo el grupo)
3) El riesgo de comprometer el "yo" del actuante (la personalidad): "la imagen de sí mismo como alguien que no desorganiza la interacción social ni traiciona a las unidades sociales que dependen de esa interacción" (op. cit., p. 259)

En esa misma página lanza la frase que para mí forma la tesis central del trabajo: "La vida puede no ser un juego, pero la interacción sí lo es", un juego con reglas que pueden doblarse y hasta romperse, pero ahí está la habilidad de cada uno en jugar su rol y de cada equipo de hacerlos funcionar en una presentación convincente para el auditorio.