El pulmón de la PYME de Cecilia
Estos días estuve desconectado en gran parte porque me vi involucrado en la mudanza de la oficina de Cecilia, obligada por un doble capricho. El del rentista de turno, que decidió vender el inmueble donde ejercía hasta el viernes la noble profesión de la contabilidad pública y el del socio de gastos, que decidió que prefiere seguir por vía separada.
A diferencia de las grandes empresas a las que le interesa el país, la PYME de Cecilia es una modesta oficina de contabilidad con cinco empleadas, lo cual es bastante. Ella ejerce su profesión con responsabilidad, energía y pasión, esto lo transmite a "sus chicas" (como nos gusta llamarlas), algunas de las cuales son sólidas amistades fuera del ámbito laboral, incluyendo una vecina de acá al lado nomás. Hace unos años comenzó esta aventura con un puñado de clientes monotributistas y un pequeño pasillito que otro contador (el mencionado socio de gastos) le había cedido gentilmente dentro de su oficina a cambio de trabajo. Como resultado de un trabajo bien llevado creció hasta cerca de los cien clientes con los que hoy cuenta (en su gran mayoría chicos), las cinco empleadas mencionadas y un crédito de confianza bien ganado en el ambiente.
A mí me tocó hacer las instalaciones de red, telefonía, iluminación, electricidad, amurado de muebles, etc. Todos trabajos que solo haría por necesidad, como en este caso, pero con el solaz que el resultado queda en familia. Pese a lo que parece, no nos sobra nada. Es que el negocio funciona, se sostiene, pero no es una fuente de dinero como debería serlo para un empresario que se precie como tal. Y de hecho parece que si algunos clientes no se ponen al día (y pocos los están) hasta fin de mes, los aguinaldos los pago yo.
Mi colaboración fue solo una pequeña parte, y a esto quería llegar. El sábado experimenté algo muy especial. Si bien no lo había pedido, la mayoría de las chicas y hasta algunos maridos se apersonaron para ayudar con tareas varias. Me sentí orgulloso de Cecilia, ella ha generado tal clima laboral de bienestar que las empleadas se han apropiado de un proyecto del que se sienten protagonistas y con ánimos de participar en lo que haga falta, independientemente de cumplir correctamente con el horario y el trabajo para el que fueron contratadas. Cerca de las nueve de la noche casi que tuve que echar a todos, tal era el entusiasmo que ni se daban cuenta de la hora. No contentas con eso, hasta el domingo vino un par, inadmisible (a esa altura ya los quería mandar a la mierda a todos, no puede ser tanta buena voluntad!!!).
Hay algo que "las chicas" pueden dar cuenta, Cecilia es la jefa, pero la rema a la par de ellas, aumenta sueldos cuando hay que aumentar y cuando no puede, le creen, porque claro, Cecilia sigue llegando al trabajo en tres cilindros mientras otros colegas ya van por su tercer 0km, ella siempre está presente, se toma vacaciones bastante acotadas y por supuesto no contó con la licencia por maternidad.
La felicito por eso, por ponderar la satisfacción de un trabajo bien hecho, por sostener un negocio con un excelente clima de convivencia y justa remuneración contra la ambición desmedida del capitalista que solo piensa en maximizar ganancias al costo que fuere. No importa, haremos aguantar los tres cilindros hasta que no den más, seguiremos construyendo miserablemente, ladrillo a ladrillo, como Petrocelli, nuestro futuro hogar en la medida que sobren unos pesos para hacerlo.
A diferencia de las grandes empresas a las que le interesa el país, la PYME de Cecilia es una modesta oficina de contabilidad con cinco empleadas, lo cual es bastante. Ella ejerce su profesión con responsabilidad, energía y pasión, esto lo transmite a "sus chicas" (como nos gusta llamarlas), algunas de las cuales son sólidas amistades fuera del ámbito laboral, incluyendo una vecina de acá al lado nomás. Hace unos años comenzó esta aventura con un puñado de clientes monotributistas y un pequeño pasillito que otro contador (el mencionado socio de gastos) le había cedido gentilmente dentro de su oficina a cambio de trabajo. Como resultado de un trabajo bien llevado creció hasta cerca de los cien clientes con los que hoy cuenta (en su gran mayoría chicos), las cinco empleadas mencionadas y un crédito de confianza bien ganado en el ambiente.
A mí me tocó hacer las instalaciones de red, telefonía, iluminación, electricidad, amurado de muebles, etc. Todos trabajos que solo haría por necesidad, como en este caso, pero con el solaz que el resultado queda en familia. Pese a lo que parece, no nos sobra nada. Es que el negocio funciona, se sostiene, pero no es una fuente de dinero como debería serlo para un empresario que se precie como tal. Y de hecho parece que si algunos clientes no se ponen al día (y pocos los están) hasta fin de mes, los aguinaldos los pago yo.
Mi colaboración fue solo una pequeña parte, y a esto quería llegar. El sábado experimenté algo muy especial. Si bien no lo había pedido, la mayoría de las chicas y hasta algunos maridos se apersonaron para ayudar con tareas varias. Me sentí orgulloso de Cecilia, ella ha generado tal clima laboral de bienestar que las empleadas se han apropiado de un proyecto del que se sienten protagonistas y con ánimos de participar en lo que haga falta, independientemente de cumplir correctamente con el horario y el trabajo para el que fueron contratadas. Cerca de las nueve de la noche casi que tuve que echar a todos, tal era el entusiasmo que ni se daban cuenta de la hora. No contentas con eso, hasta el domingo vino un par, inadmisible (a esa altura ya los quería mandar a la mierda a todos, no puede ser tanta buena voluntad!!!).
Hay algo que "las chicas" pueden dar cuenta, Cecilia es la jefa, pero la rema a la par de ellas, aumenta sueldos cuando hay que aumentar y cuando no puede, le creen, porque claro, Cecilia sigue llegando al trabajo en tres cilindros mientras otros colegas ya van por su tercer 0km, ella siempre está presente, se toma vacaciones bastante acotadas y por supuesto no contó con la licencia por maternidad.
La felicito por eso, por ponderar la satisfacción de un trabajo bien hecho, por sostener un negocio con un excelente clima de convivencia y justa remuneración contra la ambición desmedida del capitalista que solo piensa en maximizar ganancias al costo que fuere. No importa, haremos aguantar los tres cilindros hasta que no den más, seguiremos construyendo miserablemente, ladrillo a ladrillo, como Petrocelli, nuestro futuro hogar en la medida que sobren unos pesos para hacerlo.
3 Comentarios:
Tenés mucha razón cuando decís que Cecilia logra un clima laboral muy acogedor y en el que una persona puede sentirse valorada y cuidada mas allá de lo "reglamentario",ella se gana el respeto "transpirando la camiseta" a la par de sus empleadas y eso hace que si sos buena gente se lo agradezcas infinitamente, lo digo como EX empleada de ella y actualmente AMIGA, es una mujer con la que podés contar siempre, así que está muy bien que ella pueda contar con "sus chicas" cuando lo necesita,se lo merece!
Los testimonios no me dejan mentir... gracias por tu comentario.
(Juro que no borré ningún comentario de empleados despechados.)
No soy ni fui empleada de ella, pero sé que se pone todas las pilas.
A veces descansar y cuidar su salud es parte de dar lo mejor a los demás. Lo digo porque también la vi agotada en algun momento y estresada.
Bien por Ce! Ya iré a conocer la ofi nueva!
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