Notas sobre la cuestión Civilización y Barbarie
Estaba preparando mi próximo texto para Revista Axolotl, que tratará justamente sobre este tema para nada menor.Y me salió un párrafo, que por caerse demasiado de la literatura que se busca en la revista, tendré que excluir, pero creo que vale la pena dejar estampado en algún lado. Y como este es mi blog rayado de notas... aquí será.
La cuestión de la dicotomía Civilización y Barbarie se recorre en toda nuestra historia (y diría que en la historia de todos los países modernos y especialmente aquellos que pasaron por la etapa colonial) y se activa y reactiva cada tanto, sobre todo en tiempos de crisis. Significa y resignifica los imaginarios configurando ideológicamente las relaciones de poder, brindándoles determinado sentido.
El párrafo en cuestión es el siguiente:
Incluso si pensamos el reciente conflicto con “el campo” como territorio actualmente modernizado y pujante, en contradicción con masas urbanas improductivas, necesitadas de asistencia, vemos una inversión en los términos de la ecuación de antaño, cuando era la ciudad la que proveía orden, progreso y civilización al campo bárbaro. “El campo”, como término simbólicamente apropiado para representar una determinada forma de pensarlo y vivirlo, es hoy el espacio del orden civilizado, con terrenos claramente delimitados, prolijos patch-works de texturas con surcos paralelos que llegan hasta el horizonte, donde el monte, lo salvaje, ya casi no existe. La ciudad, por el contrario, está corrupta, adolece de problemas de crecimiento, se encuentra infestada por construcciones que crecen sin control y barrios precarios (“villas”) que se resisten a una urbanización ordenada y racional. En “el campo” casi no hay gente, solo la necesaria para hacerlo funcionar, en la ciudad, sobra.
La cuestión de la dicotomía Civilización y Barbarie se recorre en toda nuestra historia (y diría que en la historia de todos los países modernos y especialmente aquellos que pasaron por la etapa colonial) y se activa y reactiva cada tanto, sobre todo en tiempos de crisis. Significa y resignifica los imaginarios configurando ideológicamente las relaciones de poder, brindándoles determinado sentido.
El párrafo en cuestión es el siguiente:
Incluso si pensamos el reciente conflicto con “el campo” como territorio actualmente modernizado y pujante, en contradicción con masas urbanas improductivas, necesitadas de asistencia, vemos una inversión en los términos de la ecuación de antaño, cuando era la ciudad la que proveía orden, progreso y civilización al campo bárbaro. “El campo”, como término simbólicamente apropiado para representar una determinada forma de pensarlo y vivirlo, es hoy el espacio del orden civilizado, con terrenos claramente delimitados, prolijos patch-works de texturas con surcos paralelos que llegan hasta el horizonte, donde el monte, lo salvaje, ya casi no existe. La ciudad, por el contrario, está corrupta, adolece de problemas de crecimiento, se encuentra infestada por construcciones que crecen sin control y barrios precarios (“villas”) que se resisten a una urbanización ordenada y racional. En “el campo” casi no hay gente, solo la necesaria para hacerlo funcionar, en la ciudad, sobra.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Home