5 con 60
La chica se calzó la bikini, luego el vestido y enfiló para el lago. "¿Qué mejor manera hay de comenzar el día que no sea tomando sol en la costa?", pensó al descubrir una de esas raras mañanas de calor en Bariloche. "Ya sé", se dijo mientras hacía una escala en el supermercado para comprarse una de litro y medio de su gaseosa favorita, pero bien fría, y así coronar una mañana ideal. La magia se esfumó cuando la cajera le dijo el precio: "¿Cinco con sesenta?". Tal fue el tono de desagrado que me obligó a desatender mi tarea de acomodar los 60 pesos en mercadería que recién había pagado dentro de la bolsa, pensando que no era mucho por esa guita, pero lo cierto era que había comprado la leche para Jx que es dulce de sabor pero salada de precio.
"Mejor no tomar Coca", reflexionaba al retornar y seguir maravillado de la suerte que tengo de volver de las compras con una vista de lago de un lado y el cerro Otto del otro. Y eso (lo de la Coca, no lo del lago) me remitió a mis momentos de estudiante en Sociales, cuando una profesora de Demografía Social nos estaba explicando la tasa de mortalidad y dijo con un humor negro académico: "Estos no toman más Coca". Lo cual nos dejó algo estupefactos, pese a todo el pensamiento libertario que podría presumirse en una facultad de estas. Pero ese día no fue inolvidable solo por eso, sino porque se coronó con una famosa incursión de la gloriosa PFA a puro gas lacrimógeno dentro del edificio para sacar a unos militantes de Quebracho que rato antes habían roto algunos cajeros y vidrieras en protesta a una visita de Bill Clinton. Lo único que salió de ahí fueron unos 10.000 estudiantes asustados y tosiendo como nunca.
"Mejor no tomar Coca", reflexionaba al retornar y seguir maravillado de la suerte que tengo de volver de las compras con una vista de lago de un lado y el cerro Otto del otro. Y eso (lo de la Coca, no lo del lago) me remitió a mis momentos de estudiante en Sociales, cuando una profesora de Demografía Social nos estaba explicando la tasa de mortalidad y dijo con un humor negro académico: "Estos no toman más Coca". Lo cual nos dejó algo estupefactos, pese a todo el pensamiento libertario que podría presumirse en una facultad de estas. Pero ese día no fue inolvidable solo por eso, sino porque se coronó con una famosa incursión de la gloriosa PFA a puro gas lacrimógeno dentro del edificio para sacar a unos militantes de Quebracho que rato antes habían roto algunos cajeros y vidrieras en protesta a una visita de Bill Clinton. Lo único que salió de ahí fueron unos 10.000 estudiantes asustados y tosiendo como nunca.
3 Comentarios:
La Pepsi está más barata y es igual de dañina para la salud.
Sí, pero la Coca, es la Coca...
Tu asociación paradigmática está un poco desatada. Das envidia.
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