Despidiendo a mamá
Finalmente la visita de mamá fue todo un éxito. Mis dos años de terapia garparon para que pueda desarrollar un lubricante que me patine las cuestiones hirientes hacia el tacho del subconsciente. Este tacho vendría a tener un líquido, que en estado calmo es más bien cristalino, pero que si lo revolvés se enturbia y sube la porquería que hay debajo. Por eso la importancia de no remover dolorosas cuestiones del pasado. Afortunadamente esto funcionó, convivimos y logramos sintonizar al compartir nuestros rincones de encuentro: alguna charla sobre filosofía, el asombro por la belleza de un bosque y unos mates en la tranquilidad del atardecer en la costa del lago. Hasta pude decirle, en la intimidad del té de despedida en el aeropuerto: "estoy muy contento de que hayas venido".
En un supuesto juicio "afectivo", mi madre sería declarada inimputable, porque ningún juez podría perdonar la premeditación de ciertos actos. Aceptada esta inimputabilidad y considerando la capacidad del tacho de absorber y decantar miserias, queda cierto tipo de amor, de entre todos los posibles (aquellos catalogados trabajosamente por Erich Fromm), el amor incondicional, ese atado a la sangre... y con algo de paciencia salen los recuerdos cariñosos, como esos abrazos, esas vacaciones a Villa Gessell o a Cataratas (incluyendo saludo de cumpleaños de la tripulación del avión, lo más grosso que me podía pasar de niño), las navidades de tradición vienesa y el recuerdo inconsciente (pero real) de momentos como este:
En un supuesto juicio "afectivo", mi madre sería declarada inimputable, porque ningún juez podría perdonar la premeditación de ciertos actos. Aceptada esta inimputabilidad y considerando la capacidad del tacho de absorber y decantar miserias, queda cierto tipo de amor, de entre todos los posibles (aquellos catalogados trabajosamente por Erich Fromm), el amor incondicional, ese atado a la sangre... y con algo de paciencia salen los recuerdos cariñosos, como esos abrazos, esas vacaciones a Villa Gessell o a Cataratas (incluyendo saludo de cumpleaños de la tripulación del avión, lo más grosso que me podía pasar de niño), las navidades de tradición vienesa y el recuerdo inconsciente (pero real) de momentos como este:
6 Comentarios:
Ahora... ¡A largar la sicoterapia! Llegó la paz. Llegó el alta.
Hablando en serio: Me alegra mucho que todo haya salido bien.
Yo sé lo que pueden doler estas cosas cuando se tuercen.
Abrazo y cariños para Jx y la Contadora.
Sé que sabés. Gracias.
Claro, ahora a relajarse, porque toda esta cursilería es imposible de sostenerse en más de una semana, lleva laburo, ahí el tacho empieza a tambalear y si se vuelca, cagamos!
Mandame un litro y medio de lubricante...
El tacho lo consigo yo.
Últimamente me entero de mucha gente con relaciones complicadas como la mía con mi madre, en realidad mucho peores y dolorosas. No sé si será signo de los tiempos o que en cierta apertura emocional llega el momento de contarlo. Estoy pensando en coleccionar estas historias.
Me emocioné hasta las lágrimas, estoy muy maricona, ¿serán las hormonas?
Me alegra que la visita haya sido exitosa.
Las hormonas, las hormonas...
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