sábado, diciembre 06, 2008

Los 25 años de democracia y la correa de transmisión del poder económico

Hace unas horas terminó Marca de Radio y me quedé pensando en la conversación que mantuvieron Aliverti con Carlos Gabetta y Eduardo Blaustein a propósito de los 25 años de democracia y una reflexión sobre el papel de los medios.

Gabetta hablaba del periodismo de los sesenta y setenta, cuando estaba vigente el concepto de "cuarto poder" como bisagra entre los tres poderes del Estado y la sociedad civil, y que en esta nueva etapa democrática, con el advenimiento de las corporaciones, el periodismo pasó a ser la correa de transmisión del poder económico (transmisión en el doble sentido: mecánico y mediático) en su articulación con la sociedad civil. En el imaginario persiste la idea del valor "libertad de prensa como atributo indelegable del cuarto poder" pero desfasados de su realidad actual, el de "correa de transmisión". No hay democracia dentro de una corporación, no se discuten líneas editoriales, simplemente se bajan de la dirección de la compañía.

Esta nueva etapa democrática empezó a salir de la turbia nebulosa criminal de la dictadura del PRN, cambiada para siempre. La sociedad cambió para siempre. Esta nueva democracia, una vez aplacado el entusiasmo participativo inicial y cooptada por la nueva etapa del capitalismo neoliberal, por momentos se parece solo a una competencia de votos en las elecciones. El gran triunfo del neoliberalismo en este sentido ha sido capturar y resignificar el imaginario de libertad que tanto anhelamos en épocas de dictadura, por eso tanta vieja chota que habla de "libertades coartadas" cuando dice que no puede salir a la calle porque tiene miedo a que le roben. Libertad tiene que ver ahora con las opciones que ciertos sectores de la burguesía pueden tener en el mercado. El resto queda afuera, y se convierte en amenaza para esta idea burguesa de libertad.

La gran deuda de esta nueva etapa democrática sin duda es hacer algo con el 40% de los pibes que viven debajo de la línea de la pobreza, condenados al hambre, el gatillo fácil, la violencia de sus barrios, a la baja de la edad de imputabilidad para llenar cárceles y que la Corte Suprema garantista prefiera dejarlos adentro porque entiende que están más seguros que en la calle. Vaya idea de libertad la de la burguesía.

Yo soy parte de esta democracia, no viví otra, y siento en mi ser el reflejo de sus propias limitaciones, me escandaliza y me llega a paralizar.