Divagaciones sobre la crianza de niños XVI: Papando avispas
Un nuevo susto (ni el primero ni el último, ya lo sabemos) se sumó a la lista ayer. La pachorra dominguera nos distrajo de la vigilante atención que siempre requieren estos cosos (a medio camino entre bebé y niño), que ahora andan de aquí para allá. Mea culpa paterna que aún estaba de turno mientras mamá dormitaba en el sillón y pecó de lenta reacción ante el sospechoso zumbido. Solo atinó a decir "¿Eso es una mosca o una chaqueta?" cuando el pequeño se acercaba a la ventana de la cual provenía el sonido. Mamá se espabiló de golpe y a los gritos de "soltala, soltala!" ya denunció la opción de la disyuntiva por el peligroso bicho, también abombado por la pachorra del fin de semana, con tanta mala suerte que se dejó atrapar por la manecita del pequeño Jx, en plena etapa de exploración del mundo. Llanto pelado y posterior inspección confirmaron el mal augurio. Agua fría sobre el dedo que comenzaba a hincharse y tornar en un colorado preocupante, color que alcanzó rápidamente a cubrir el antebrazo. Rápida llamada al médico y la suerte de pueblo chico de que vive a un par de cuadras permitieron la revisión especializada en escasos minutos, tranquilizando a los padres sobre la (no) gravedad de la situacion con provisión de receta de antihistamínico "por las dudas, nomás", pero sin remedio para la culpa, que actuó sobre los sueños nocturnos de ambos dos, obviamente con gran cantidad de avispas. Como conclusión, pasado el peligro inicial, da bronca que el pequeño se haya gastado un tiro de picadura (sus efectos son acumulativos) a tan temprana edad. La temporada de chaquetas es evidentemente virulenta este año: primero cobró papá, después la suegra, más luego la mascota y ahora Jx. Quedan pocos invictos.
3 Comentarios:
Pobrecito, realmente uno sufre tanto con una picadura de esas que no me quiero imaginar lo que habrá sentido JX.
Consejo, ojo cuando ande afuera levantando piedras y escarbando tierra, las picaduras de alacranes son peores. Muy apocalíptico lo mío, pero tengan cuidado con esos bichos!!! Sobre todo porque los atrae el calor y se esconden en lugares frescos cerca de las casas y cada vez hay más...
Pobrecito, me imagino el susto que se habrán pegado.
Malditos insectos!
Alacranes! Puaj... ahí me escondo detrás de la mamá.
El susto pasó, nos guardamos el pánico para la próxima.
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