Las (fuckin') expectativas
A propósito del comentario que dejó Mariano en esta otra nota sobre el asunto de deprimirse por la crisis, venía pensando sobre el bendito tema de las expectativas. Los simples mortales nos manejamos con inercia, tratamos de mantener nuestro ritmo y nivel de vida aún ante el advenimiento de una situación adversa. Es decir que solo un efectivo deterioro en el nivel real del ingreso nos haría bajar nuestro nivel de consumo (así es la sociedad de ídem). De hecho las ventas en los supermercados se incrementaron o al menos se mantuvieron respecto al año anterior, por supuesto que tal aumento estuvo concentrado en aquellos establecimientos donde concurre gente de mayor poder adquisitivo.
Ahora bien, hace unos meses, cuando las cosas se veían mal en Wall Street y acá todavía no tanto, varias empresas empezaron a despedir personal anticipándose a una "posible" caída en las ventas y para compensar pérdidas en sus casas matrices. Es decir, no esperaron siquiera una baja para ajustar, ajustaron a priori. Así las cosas, pese a los esfuerzos de la cartera laboral de frenar esa tendencia hoy tenemos acumulado un número de desempleados (si bien en Trabajo insisten que no hubo pérdida neta significativa) que no tendríamos que contar si no fuera por esas (fuckin') expectativas. Estamos hablando entonces de varias familias que ya tienen que reducir notablemente su nivel de consumo, y así empieza la crisis ...
Por eso no es para nada mala idea actuar con políticas contracíclicas, pero este asunto de hacerlo en forma indirecta, con planes de financiación que tal vez no sean malos pero que no resuelven el problema del necesitado y encima dan de comer a los mecanismos intermedios de financiación ("la Banca" que siempre gana). Por ejemplo, el tema del plan de automotores: el precio acordado de los vehículos es realmente conveniente pero las concesionarias boicotean el plan, informan lo que quieren, tratan de convencer que no conviente, no hay información objetiva disponible sobre la normativa y las condiciones, etc. Entonces, el que puede afrontar el gasto del vehículo en cuotas de todas formas lo va a hacer (y preferentemente vía planes de ahorro previo de las terminales automotrices), pero el que ya siente las consecuencias objetivas de la crisis necesita efectivo en su bolsillo ya mismo (como fuera propuesto en Artepolítica por el Escriba), solo así podremos contrarrestar las (fuckin') expectativas.
Ahora bien, esta tímida crítica mía hacia lo que entiendo una tibia política anticíclica por parte del oficialismo da de bruces frente al proyecto que impulsa todo el arco opositor (con la honrosa excepción de SI) para transferir al siempre más poderoso sector del agro unos U$S4000 millones anuales.
Ahora bien, hace unos meses, cuando las cosas se veían mal en Wall Street y acá todavía no tanto, varias empresas empezaron a despedir personal anticipándose a una "posible" caída en las ventas y para compensar pérdidas en sus casas matrices. Es decir, no esperaron siquiera una baja para ajustar, ajustaron a priori. Así las cosas, pese a los esfuerzos de la cartera laboral de frenar esa tendencia hoy tenemos acumulado un número de desempleados (si bien en Trabajo insisten que no hubo pérdida neta significativa) que no tendríamos que contar si no fuera por esas (fuckin') expectativas. Estamos hablando entonces de varias familias que ya tienen que reducir notablemente su nivel de consumo, y así empieza la crisis ...
Por eso no es para nada mala idea actuar con políticas contracíclicas, pero este asunto de hacerlo en forma indirecta, con planes de financiación que tal vez no sean malos pero que no resuelven el problema del necesitado y encima dan de comer a los mecanismos intermedios de financiación ("la Banca" que siempre gana). Por ejemplo, el tema del plan de automotores: el precio acordado de los vehículos es realmente conveniente pero las concesionarias boicotean el plan, informan lo que quieren, tratan de convencer que no conviente, no hay información objetiva disponible sobre la normativa y las condiciones, etc. Entonces, el que puede afrontar el gasto del vehículo en cuotas de todas formas lo va a hacer (y preferentemente vía planes de ahorro previo de las terminales automotrices), pero el que ya siente las consecuencias objetivas de la crisis necesita efectivo en su bolsillo ya mismo (como fuera propuesto en Artepolítica por el Escriba), solo así podremos contrarrestar las (fuckin') expectativas.
Ahora bien, esta tímida crítica mía hacia lo que entiendo una tibia política anticíclica por parte del oficialismo da de bruces frente al proyecto que impulsa todo el arco opositor (con la honrosa excepción de SI) para transferir al siempre más poderoso sector del agro unos U$S4000 millones anuales.
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