La invisibilidad del conflicto docente en Río Negro
También podría titular "de la educación pública". La semana pasada se destrabó el conflicto docente en la provincia de Río Negro luego de cuarenta días de huelga, movilizaciones y cortes de ruta. El episodio se cerró con cierto olor a derrota gremial. El gobierno de la provincia los tuvo en vilo durante los cuarenta días sin llamar a paritarias hasta, casualmente, dos días antes de los feriados de semana santa, que pintaba complicada si los docentes cortaban las rutas a los centros turísticos como se había anunciado. Los arreglaron con $100 no remunerativos y el adelanto del sueldo de diciembre a cuenta de los días no trabajados, que dicho sea de paso: no cobró nadie, ni los que hicieron huelga ni los que no. Se dice que las bases no aguantaban más el conflicto, sobre todo en Viedma donde la enorme mayoría de la población vive de un empleo público, siendo el único sostén en muchos casos. Aquí en Bariloche la combatividad se habría mantenido gracias a la mayor diversificación de la economía. Da pena la sorna de algunos para con los docentes que ante tremendo esfuerzo participativo se quedan con tan poco y cuyo desenlaze, sin duda, solo posterga el conflicto como mucho hasta año que viene.
El otro día escuché un dato que me llamó la atención y luego chequeé: en efecto, de los 838 establecimientos de la provincia, 675 son públicos. Lo que me llamó la atención es la alta proporción, en especial en nivel primario, de los establecimientos públicos en relación a los privados. Digo esto porque no conozco a nadie que tenga a sus niños inscriptos (o que planee hacerlo) en escuelas públicas. Yo mismo he claudicado tristemente, no solo por los lugares comunes que rezan que el nivel es notablemente malo y por la incapacidad de la provincia en resolver estos conflictos, sino por el espantoso estado edilicio (motivo de mayor pérdida de clases) con el riesgo que ello implica tanto para niños como para docentes. Ahora bien, este tipo de disquisiciones pueden corresponderles al 17,5% del alumnado de la provincia, el 82,1% restante no tiene opción. No creo que los padres de esos alumnos estén felices de enviar a sus hijos a estudiar en esas condiciones. Esta distribución es promedio en la patagonia, se hace más exagerada en el NOA/NEA y se empareja en Córdoba y Santa Fe. Mientras que en CABA y primer cordón del conurbano se acercan a mitades. He aquí mi perplejidad, con mi cabeza porteña estoy acostumbrado a ver tantos niños en uniforme como de guardapolvo blanco. Algo de esta realidad se traslada para este lado de la cordillera, porque es muy probable que Bariloche tenga mayor proporción de establecimientos privados que el resto de la provincia.
La opinión pública parece estar construida en función de buena parte de ese 17,5% que no le importa la educación pública (o que la considera solo como un servicio gratuito), porque tiene resuelto el problema por otro lado. Por eso los docentes se ven obligados a medidas de acción directa como los cortes de ruta y concentrarse en aquellos momentos en que esa clase media circula para vacacionar, recordemos que la aniquilación de Carlos Fuentealba por efectivos de la Policía de Neuquén fue para estas fechas. La operación de Saíz de desgastarlos y arreglarlos con tan poco justo antes de los feriados garantizó la invisibilidad del conflicto, de la educación pública y del 82% de los pibes de la provincia.
El otro día escuché un dato que me llamó la atención y luego chequeé: en efecto, de los 838 establecimientos de la provincia, 675 son públicos. Lo que me llamó la atención es la alta proporción, en especial en nivel primario, de los establecimientos públicos en relación a los privados. Digo esto porque no conozco a nadie que tenga a sus niños inscriptos (o que planee hacerlo) en escuelas públicas. Yo mismo he claudicado tristemente, no solo por los lugares comunes que rezan que el nivel es notablemente malo y por la incapacidad de la provincia en resolver estos conflictos, sino por el espantoso estado edilicio (motivo de mayor pérdida de clases) con el riesgo que ello implica tanto para niños como para docentes. Ahora bien, este tipo de disquisiciones pueden corresponderles al 17,5% del alumnado de la provincia, el 82,1% restante no tiene opción. No creo que los padres de esos alumnos estén felices de enviar a sus hijos a estudiar en esas condiciones. Esta distribución es promedio en la patagonia, se hace más exagerada en el NOA/NEA y se empareja en Córdoba y Santa Fe. Mientras que en CABA y primer cordón del conurbano se acercan a mitades. He aquí mi perplejidad, con mi cabeza porteña estoy acostumbrado a ver tantos niños en uniforme como de guardapolvo blanco. Algo de esta realidad se traslada para este lado de la cordillera, porque es muy probable que Bariloche tenga mayor proporción de establecimientos privados que el resto de la provincia.
La opinión pública parece estar construida en función de buena parte de ese 17,5% que no le importa la educación pública (o que la considera solo como un servicio gratuito), porque tiene resuelto el problema por otro lado. Por eso los docentes se ven obligados a medidas de acción directa como los cortes de ruta y concentrarse en aquellos momentos en que esa clase media circula para vacacionar, recordemos que la aniquilación de Carlos Fuentealba por efectivos de la Policía de Neuquén fue para estas fechas. La operación de Saíz de desgastarlos y arreglarlos con tan poco justo antes de los feriados garantizó la invisibilidad del conflicto, de la educación pública y del 82% de los pibes de la provincia.
2 Comentarios:
Me sorprendieron los porcentajes entre los que se distribuye la educación en este caso particular. Digo, porque no tengo la más mínima aproximación a la realidad de Río Negro y menos aun de Bariloche (ni en fotos conozco, vea lo que le digo) ¿por qué no hay una articulación de actores sociales en el reclamo salarial del gremio docente? si la educación pública es demandada por más del 80% de la población ¿no sería conveniente generar una acción colectiva que los convoque a docentes, alumnos, familias?
Ilústreme MaxD que soy de las que creen que el país no termina en la Gral Paz.
Saludos
Disculpe primero la grosería en mi demora en la respuesta. Ayer tuve un percance informático digno de la serie Fringe (o de Expedientes Secretos X, para quienes no lo sigan)...
Aclarado esto no me queda otra que desilusionarla con mi ignorancia. Mi sorpresa fue tanta como la suya y creo que ahí está lo interesante, donde hay que meter el análisis social. ¿Por qué está instalada la idea de que la educación pública es ajena cuando el 80% del alumnado es usuaria de ella? ¿Por qué la educación pública es invisible pese a eso? Por otro lado, la incapacidad de establecer una (alguna) articulación social con los sectores populares es nuestra tragedia, en Bariloche, en Río Negro y hasta arriesgaría en el mundo. En el caso particular de nuestra ciudad creo que esta incapacidad se encuentra exacerbada por su particular composición, que atenta contra la solidaridad mecánica que podría darse en otras comunidades menos segmentadas. Lejos de eso, el problema no es que el 80% de los alumnos de la provincia no tengan acceso a una educación digna sino que se logra instalar que el problema es que se cortan las rutas, se coloca una carpa en el Centro Cívico (afeando la imagen frente al turismo), se "profana" el monumento a Roca, se pintan "esos pañuelitos blancos" en el piso de la plaza y hasta (dicen) que se ensució la bandera argentina de rojo. El esfuerzo de algunos padres se canaliza en presentar un recurso de amparo contra la provincia y contra el gremio. El de otros, el de sentirse parte de un proyecto educativo, simplemente, no se nota (aunque me consta que existe).
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