jueves, febrero 26, 2004

Zapatero a sus zapatos

Últimamente tuve algunas conversaciones interesantes con comerciantes de mi barrio (Caballito). Pero la de este sábado con el zapatero me parece que merece contarse.
Observen esta muestra de filosofía popular, este alumno destacado de la Universidad de la Calle, una especie de “tachero” de los zapatos, un master en calzadología, un ejemplo de vida, y mucho más...

Le llevo dos pares de zapatos para arreglar y poco menos que me trata de boludo por comprar zapatos tan caros y tan malos: "Lo que pasa que la gente no sabe" "Estos zapatos son muy lindos pero no son para usar" "No tienen lógica" "Son zapatos hechos por arquitectos en lugar de por zapateros", son algunas de las frases vertidas por este simpático señor mientras me echaba una mirada cómplice a través de sus lentes de marco grueso.
A esa altura ya buscaba la cámara oculta, pensaba que me estaban cargando, pero nunca venía el remate, la revelación, alguien que me diga que era una jodita para Videomatch. El tipo siguió, y siguió hasta que ya se ponía denso.

-Estos zapatos, quedan muy lindos en un modelo que se pasea así por la pasarela- me dice mientras hace la mímica de un Camisani en una musculosa tan llena de panza que hasta se asoma, -ahora, andá a caminar con esto desde la Rambla hasta nosequeotrolugardeMarDelPlatamedijo y los tenés que tirar.
Y no dejaba de examinar los zapatos mientras bufarreaba
-Y...sí, son muy lindos... pero...
Casi a punto de retirarme le digo
-Bueno, si a Ud. no le convence...
-No, no, no... lo que pasa es que no sé cuánto cobrarte, porque esto... mmm... es mucho laburo, tengo que despegar todo esto, ¿ves? lo tengo que despegar todo y luego volverlo a pegar.- Solo le faltó decir "Y cuánto te puedo cobrar...". Pero me dijo algo así como:
-Lo que pasa es que si yo te cobro lo que me lleva este trabajo, vos no venís más, y este laburo funciona con el boca a boca, y si vos te vas no me mandás a nadie...
Ya medio fastidiado, le digo:
-Pero cóbreme lo que corresponde y listo.
-No, no, no, está bien, dejémoslo así...

Luego siguió una larga charla sobre la decadencia de la industria del zapato en Argentina y en el mundo, pero la analogía final, ya me liquidó:

Con las manos en la cintura, me dice con tono de discurso de Management zapatero:
-Es que la gente ya no elige las cosas según el mejor uso que le puede dar, elige porque le parece lindo y luego se queja porque no sirve... - Luego continúa -Yo, por ejemplo…- ya baja el tono y como que se me acerca un poco, como que me va a decir una confidencia- …acá entre nosotros, a mi mujer no la elegí pensando en que sea flaquita así como les gustan ahora- y me muestra el dedo meñique - pensé en que tenga caderas anchas para que pueda tener a mis hijos fuertes y no debiluchos...
Luego se alejó un poco y me dijo giñando un ojo y sacando panza (las dos cosas al mismo tiempo):
-¿Tengo razón o no tengo razón?
Creo que se dio cuenta, por mi expresión, que en el mejor de los casos iba a obtener una aprobación de compromiso, que ni siquiera me salió. Entonces me dice:
-Bueno, entonces quedamos así, venga el miércoles que ya los voy a tener listos.

Ahora bien, este buen hombre da por tierra, así nomás, con décadas de trabajo de los organismos de derechos de la mujer, de movimientos feministas, de Eva Perón, de Simone de Beauvoir, de Juana Azurduy y de un puñado de huevones que creemos que la mujer es algo más que un envase para hijos, digamos: "casi como un ser humano".
Este discurso ya lo había escuchado en joda en otras oportunidades, pero dicho así, como enseñanza de vida, fue muy divertido.

Así que ya saben, muchachos, escuchen a sus zapateros amigos: elijan bien las cosas que adquieren, tanto los zapatos como las mujeres, que sirvan para usar, no para mirar.