La tercerización de servicios en los sistemas delictivos
Hace un par de semanas se discutió con intensidad el asesinato de Capristo, el modo en que varios medios armaron el caso para generar impacto y la infeliz reacción de "la gente". Leyendo sobre el asunto me topé con esta buena nota de Raúl Kollman donde se describen los sistemas delictivos bonaerenses asociados a los desarmaderos. Se sospecha que el pibe que mató a Capristo era un "soldado" de una organización que roba autos para desarmaderos. Aparentemente se les paga $350 por cada auto robado, éste se lo pasa al puntero, una especie de empresario del sistema que luego se lo vende al desarmadero que se lo encargó.
El único trato entre el puntero y el pibe chorro es "te pago esto por el auto y vos me lo traés". Si el pibe cae en cana, se lastima, se muere, se olvidan de él (y de su familia, por supuesto), es descartable. Nada de mandarle un abogado o ir a visitarlo a ver si necesita algo. Se desentiende.
En contraste con otros sistemas como podría ser la clásica mafia donde el capo mantiene una especie de vínculo de lealtad con sus secuaces (y eso tiene cierta protección y prestigio como contraprestación), acá, el pibe es free lance, se lo contrata para hacer un trabajo, no importa si usa o no fierro, si sabe hacerlo, si está pasado de rosca, si mató a alguno, etc. Lo que importa es que traiga el auto que se le pidió.
Salvando las obvias distancias, es equivalente a una relación de dependencia encubierta, por decir. Te piden factura, te piden el seguro de accidentes para que no les hagas juicio, eso sí, si te enfermás, arreglate.
Como dijo un sociólogo el otro día en la radio, el tema no es que los chorros ya no tienen códigos, tienen otros, como en todos lados.