viernes, enero 28, 2011

Todos quieren (queremos) ser como Cristina

Así es, yo también caí en la cristinamanía y, para no ser menos, el lunes pasado me comí un golpe de calor. Resulta que retomé mis trotes por la montaña después de un parate de semana y media para asistir a la Operación Cadera II y parece que fue demasiado para mí. Blandito el tipo... ella tiene sobre sus hombros la responsabilidad de gestionar una Nación, yo solamente la diversión de conseguir un mediocre puesto en una carrera de pedestrismo.

Ya me gustaría tener esa (cris)pasión por las cosas importantes (de la vida de uno y de la de los otros).

Divagaciones sobre la crianza de niños XXX: Ahora dicen que es importante dejar la mamadera

Luego del fracaso de la migración de pañales, me desasno que antes de eso es importante que largue la mamadera.

Bueno, ¡Avisen, che! Uno se detiene en boludeces, que te quedes tranquilo, que no pasa nada, que confíes en tu instinto, etc. Ahora resulta que es un escándalo que a los casi tres años de edad siga usando la mamadera. Aunque sabe tomar en vaso desde hace varios meses (no sin accidentes), mea culpa, seguíamos usando la mamadera más por comodidad nuestra.

Es cierto, ahora que notamos la resistencia a largar la mamadera descubrimos que el pequeñajo no tomaba la mamadera porque tenía hambre sino porque le gustaba chupar. Haciendo psicoanálisis hogareño diríamos que debería despedirse del placer de la succión (etapa oral) para pasar al (puaj!) placer de control de esfínteres (etapa anal).

En resumidas cuentas ahora hay que festejarle con fuegos artificiales y monerías cada sorbo de leche que toma en vaso o taza, mezcla de ambos o con múltiples trasvasamientos.

En fin, cosas que uno aprende sobre la marcha, con un camión atrás tocando bocina y la caminera adelante pidiendo que aminoremos la velocidad.

martes, enero 25, 2011

Operación Cadera II

A casi cuatro años de la primera, se vino la otra parte (jóvenes: como los discos de vinilo, las caderas tienen dos lados). Esta vez ya sabíamos cómo era, al final salió mucho mejor que la anterior, con algunos ingredientes adicionales:
- La cirugía se realizó en la sede de San Justo (la vez pasada había sido en la de Almagro, a menos de diez cuadras de mi casa), una interesante experiencia en lo profundo del conurbano.
- Una tía famosa por su impuntualidad nos llevó puntualmente al hospital (aparte de oficiar de chofer en variadas ocasiones y prestarse a incómodo turnos de cuidados hospitalarios)
- Otra tía peleada con la anterior me ayudó en los cuidados hospitalarios y en el rol de escandalosa para lograr sortear la amansadera "hay que esperar" ante cada pregunta que hacés dentro de un hospital (si no fuera por ella, todavía estamos ahí)
- Un hijo (yo) al que por momentos le pasan factura como si no fuera tal, hizo guardias rotativas y abonó al contado esa deuda que no sé por qué le imputan.
- Un hijo (Jx) se pasó toda una semana enloqueciendo a su madre (Cecilia) sin que pueda hacer nada para paliarlo.
- Una madre (la mía) logró agradecerme sinceramente y eso (pero no solo por eso) me indujo en una profunda tristeza al tener que volverme

lunes, enero 10, 2011

Mi palabra sospechosa: corrupción y propaganda

Utilizadas en sus acepciones en sentido estricto aplican al ámbito público (los estados y sus funcionarios). Hay quienes aún hoy día se aferran a ésta faceta en estado puro (como cuando te hablan de objetividad e independencia) soslayando que las corporaciones privadas (tal vez un término posmo para no hablar del imperialismo como etapa avanzada del capitalismo, pero así nos entendemos) también echan mano a estos recursos y me aventuraría a decir sin temor a equivocarme que sus consecuencias son bastante más cuantiosas, más aún si sumamos las perturbaciones que estas mismas corporaciones introducen en los estados (como territorio de disputa de poder) y sus funcionarios. Baste mencionar el reciente ejemplo de la monumental estafa del mercado inmobiliario que se extendió por varios de los países del primer mundo (por supuesto no catalogados como nosotros como país con corrupción generalizada y desenfrenada, como me desasnaron ayer) y afectó globalmente del modo que ya sabemos y cuyos costos fueron, son y serán abonados por ya sabemos quienes. ¿No es este un escándalo de corrupción de proporciones un poquito mayores que un vuelto por una obra pública? ¿No requirió de un nivel monumental de difusión, de penetración cultural, de lobby, etc para lograr que los incautos caigan?

Parece ser este solo un capítulo más de la guerra de significados que enfrenta al ultraliberalismo (como forma de vida y como estructura de valores) contra todo tipo de control e intervención estatal... solo que ahora más o menos se nota. Es decir, como se sugirió arriba, cuando el estado ya no está en disputa (ya lo tenemos totalmente al servicio del capital concentrado), la corrupción la administramos desde adentro y la propaganda la distribuimos desde ahí (o la sintonizamos con la de afuera de tal modo que ni se nota). Cuando el estado presenta ciertas resistencias a ser domesticado, no importa, tenemos otros canales.