La maldición del policía progre
(...) tampoco tuvo opción el chico que se desarrolla dentro de la villa. Hoy (por ayer) me preguntaban por ese chico que vivía en la villa y que (está prófugo porque) supuestamente fue el homicida del sargento (Leonardo) Melizza. Yo me pregunto ¿cuál es la expectativa social de ese chico que se crió en la villa? Ese chico, sin duda, irá a la cárcel y la Justicia tomará todos los recaudos legales. Pero vayamos a las fuentes, antes de estar jugando con un arma o de tener un arma encima, ¿no sería mejor que a esa hora de la noche hubiera estado practicando un deporte en un club cerrado o que estuviera a resguardo de sus padres? El problema tiene que ver con la inclusión social. ¿Cuál es la expectativa de vida de ese chico?
Tiene que haber mayor inclusión social, tiene que haber menos marginalidad. No tenemos que caer en la tentación de criminalizar la pobreza. A la gente de la villa yo la conozco. Lo que yo pienso es que son héroes sociales que se levantan a las tres de la mañana para ir a laburar a las cuatro. (...) no criminalicemos, porque la pobreza no tiene nada que ver con el delito.
(...) yo lo tomo como parte de mi propio fracaso. Yo asumo e inmediatamente perdemos a un camarada. Algo tenemos que hacer. Haber perdido dos policías en una semana es una tragedia social.
Tenés tres policía involucrados y ex policías que ya habían sido echados hace más de veinte años. [Sobre el caso Bergara]
No hay un incremento de los robos y tampoco de los homicidios. Eso se puede comprobar fehacientemente con las estadísticas que difundió el Ministerio de Seguridad (bonaerense). A veces, cuando hay hechos graves, la repercusión es mayor y hay una sensación de inseguridad, de la que yo no quiero hablar porque sólo son sensaciones.
No creo en la “mano dura” porque le tengo cierto prurito a los excesos. Cualquier persona que se precie de tal no quiere excesos. (...) Hay que ser firme, legalmente firme. Hay que cumplir con la ley. (...) Nunca voy a hablar de mano dura ni de pena de muerte. Jamás apoyaría a ningún grupo que abogue por ese tipo de ideas.
Y esta mañana me levanto con el radio reloj aullando las noticias de las 7 A.M. en Radio 10 (por esto nunca le perdonaré a Dolina que se haya pasado a esa radio y me obligue a sufrir todas las mañanas el haber dejado ese dial) con una versión bien radiodiecera de esta terrible noticia, donde en pocos segundos se escucharon las palabras: otro policía muerto, villa, paco, narcos y emboscada (notar la diferencia de tratamiento con la nota enlazada de Diario Crítica, por favor hacer caso omiso de los comentarios).
Acá no adscribimos a las teorías conspirativas, pero la maldita policía tiene fama probada de estar de los dos lados del mostrador. Ahora bien, conspirativa o no, es muy fuerte el contraste mediático entre la aparición de un jefe de policía progre y el bombardeo de 300 (3 tristes hechos x 100 veces que lo repiten) policías (honestos, padres de familia, etc) caídos en cumplimiento del deber en solo 8 días.